Capítulo 4

Todos los animales del bosque se agrupaban frente al pequeño escenario, deseosos de ver a todos aquellos que mostrarían su talento. Los amigos de la pequeña abeja también estaban allí, esperando la salida de su amiga para brindarle su apoyo.

La pequeña abeja aguardaba sentada en un pequeño tronco de un árbol caído el momento donde dijeran su nombre, podía escuchar los gritos y aplausos que le brindaban a los animales que iban saliendo al escenario.

Observando la lista que colgaba de una rama, se dió cuenta que faltaba poco para su turno y sus miedos y su nerviosismo se hicieron presente, sentía que no iba a ser capaz de hacerlo, que todo iba a salir mal. Estuvo a punto de salir corriendo y dejarlo todo cuando escuchó que pronunciaron su nombre, ya no había tiempo de huir. Con temor y pánico salió al escenario.

Sus miedos se hicieron más grande cuando los ojos de todos los presentes se enfocaron en ella, sentía que en cualquier momento se iba a desmayar.

Escuchó la música sonar pero no era capaz de poder moverse, el miedo la tenía paralizada pero escuchó la voz de sus amigos que la hicieron reaccionar.

— ¡Vamos amiga abeja! ¡Tu puedes hacerlo! — exclamaban sus amigos.

Torpemente empezó a mover su pequeño cuerpecito al ritmo de la música, unos saltos por aquí, unos giros por allá, pero los gritos y abucheos de desagrado le hicieron parar de repente.

Con una inmensa tristeza, escucho todo lo que le gritaban los animales allí presente.

— ¡No sabes bailar! — exclamaban unos.
— ¡No sirves para eso! — gritaban otros.
— ¡ Eres un desastre abeja! — exclamaron todos.

La pequeña abeja con su rostro bañado en lágrimas salió corriendo, con el corazón destrozado y su sueño destruido se alejó de ese lugar sin importar  el llamado de sus amigos.

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