Oía voces, eran las de Peter y mi abuela, procedían del salón. Me destapé y bajé de la cama. Rascándome la cabeza entré a la habitación captando la atención de las dos personas que estaban hablando tranquilamente.
-Vaya pero mira quién tenemos aquí, a la mismísima bella durmiente- dijo Peter burlón.
-Oh, cállate Petete- le contesté moviendo la cabeza también de forma burlona.
-¿Qué vas a desayunar cariño?- preguntó mi abuela.
-Nada de lo que tienes me gusta, comes cosas raras- hice una mueca.
-Disculpa, su sopa de vampiro está riquísima.- siguió el hombre lobo.
-¿¡Comes vampiros!?- exclamé sorprendida.
-La pregunta es, si existen los vampiros amor- me sonrió.
-¿¡Existen!?
-Ah, pequeña ilusa.- rió el tío de Derek.
-Tengo veintitres años.- entre cerré los ojos.
-Pareces de dieciséis.- bufé.- Si no son vampiros ¿de qué es la sopa?
-De caldo de pollo, obvio. Solo que eres una tiquismiquis- contestó mi abuela.- siéntate y desayuna que si no no creces más y te quedas chiquitina como yo.
-¿Qué haremos hoy?- tomé un sorbo a mi taza de café. Lo saboreé, estaba un poco soso- más azúcar- le hice señas a Peter de que me pasase la sustancia y lo hizo, pero de mala gana. Rodé los ojos.
-¿No querías saber la historia de los Hale y los Smith?- miré a mi abuela- pues es parte de lo que haremos hoy.- dejé la taza en la mesa y di una palmada.
-Oh sí si si, empieza ya, tengo todo el tiempo del mundo.
-Yo conocía a la madre de Talia, pero lamentablemente falleció en una pelea de hombres lobo. Yo crié a su hermana y a él- señaló a Peter- por lo que tu madre y la de Derek eran como familia de sangre. Se hicieron mayores y tuvieron a sus hijos, por ende sois vosotros. Tina fue el segundo amor de Derek, hasta que ella desapareció. Nos enteramos de que la habían secuestrado y la cambiaron los recuerdos. Fue Luna, nuestra mayor enemiga actualmente muerta.- suspiró y tomó aire- a los drece años te enamoraste perdidamente de Derek, y… él de ti. Siempre os escapabais para poder estar juntos al igual que él hacía con Tina, pero no estaba enamorado de ella, sino de ti. Vuestros padres no aceptaron eso, claro que no. Ellos decían que os llevabais muchos años y que vuestra relación era imposible, pero os dio igual. Las cosas empezaron a ponerse feas así que se vieron obligados a borraros la memoria haciendo que cada uno fueseis or vuestro camino. Pensaban que de esa manera dejaríais de sentir cosas el uno por el otro, pero hija, los sentimientos por una persona no se pueden cambiar de ninguna manera. Yo vi vuestro futuro, vuestro destino, y se cual es y que haréis, pero no puedo contártelo ya que alteraría las cosas. Ahora mismo estáis en una fase en la que ambos empezáis a recordar y el sentimiento mutuo de el uno por el otro vuelve a florecer. Claro que antes había una personilla que se ponía celoso lo al verte junto a él.- disimuladamente miró a Peter. Abrí mis ojos a más no poder.
-¿¡Enserio!?
-No hacía falta decirlo Elisa- gruñó molesto. Se que nunca lo dije, pero el nombre dec mi abuela era Elisa. Soltó una risilla.
-A pesar de que fueses una adolescente con las hormonas alborotadas, le gustabas mucho.- un ruido interrumpió la charla, era la tetera.- ¡oh! Ahora vuelvo.
Mi abuela se fue a buscar el cacharro haciendo que el ambiente se tornarse un tanto incómodo entre Peter y yo. Olía sus nervios, pobre, yo estaría igual. Aunque ya me ha pasado.
Un día en el instituto mi amiga quiso ayudarme pero todo salió mal. Estábamos en medio de una clase, aprovechó que el profesor salió un momento al despacho del director para gritar a los cuatro aires quien me gustaba y contárselo a todos. Me puse tan roja de la verguenza que me fui corriendo de allí. Luego el chico vino a decirme que lo sentía mucho pero que a él le atraían los chicos. Si señores, era gay y yo ahí de estúpida detrás de él. En fin, es agua pasada, ¿no?
Decidí romper el silencio, me daba pena.
-Así que… ¿yo?- me miró confuso- ¿por qué te gustaba yo y no Tina? Es decir, todos pensabais que era una inmadura y caprichosa.
-Exactamente, sentía la necesidad de cuidarte, pero eso me terminó llevando al desastre. Eras de esas típicas chicas presumida y superficiales.- hice una mueca, no me gusta recordar eso- pero todos cambiamos ¿no crees? Tristemente estabas perdida en Derek, te gustaba muchísimo, no solo eso, estabas enamorada. Por eso debes luchar por él niña.
-No creo que él y yo estemos destinados. Quizás deba estar sola.
-¿Por qué piensas eso?- me encogí de hombros restándole importancia y me levanté.
-Simplemente es un presentimiento, no todo es como lo pintan. No es un cuento de hadas Peter- me fui en dirección a la puerta principal pero sus palabras me detuvieron.
-Tienes razón, no todo es como lo pintan, no es un mundo de colores. Pero puede que estés cometiendo un error, piénsalo Ashley.- seguí mi camino hasta llegar afuera. Mi abuela no estaba, antes había ido a atender la tetera. Así que iba a entrenar sola, no necesitaba a nadie, yo sola con mi orgullo estaba bien.
Me adentré en el bosque ya casi completo del color blanco. La huella de mis pies quedaba marcada en la nieve, me hundía demasiado, era muy peligroso. Estaba sumida en mis pensamientos y no prestaba atención a nada, si tuviese mi móvil y mis auriculares ya me habría caído por un barranco. Pero hubo algo que me pareció extraño. Por donde yo iba estaban marcadas las huellas de un lobo. Exactamente donde mi cuerpo me guiaba, me paré para agudizar mi oído, escuchaba latidos, mi olfato decía que era una alfa. El arbusto de al lado se movió soltando algunas hojas, comencé a oír gruñidos provenientes detrás de un árbol. De la nada un lobo negro se abalanzó sobre mí, me tiró al suelo e hice mi cabeza a un lado cuando me rugió muy cerca de mi rostro.
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Editado: 16.09.2022