Su paso constante y su gran capa la hacían pasar como una forastera más. La gran capital de plata era de las tantas ciudades que aún se mantenían en pie luego de la crisis que se vivió, regida por un tirano que subió al poder después de que el pequeño heredero desapareciera.
-Señorita, le gustaría comprar fruta- una mujer me ofrecía una canasta llena de vallas que estaban a punto de echarse a perder-Son 47 raps
Ella negó caminando por la gran feria comercial, donde muchos ofrecían sus productos y algunos vendían objetos raros e interesantes. Sus verdes ojos se posaron sobre un objeto en particular que llamo su atención.
-Qué es eso- señalando a una pulsera puesta delicadamente sobre un sucia y desgastada tela, evitando que aquel elemento entre en contacto con aquel polvoriento suelo.
-Es un brazalete alquimista – contesto aquel anciano cansado,, bajando la cabeza avergonzado-La mayoría no lo lleva ya que solo sirve para un verdadero alquimista
La chica llevo su dedo a su boca pensativa, analizando las palabras de aquel senil hombre frente a ella
-Cuánto cuesta- pregunto nerviosa, acomodando su capucha, evitando entrar en contacto con los de su alrededor
-Son 15 raps-suspirando-Si desea se lo puedo dejar en 10
-Es imposible- hablo ella rebuscando en su pequeño morral
-A 9 raps –bajando la vista, dudoso de las palabras de la chica- necesito el dinero
-Tome 450 raps –tirándole una bolsa llena de monedas –Sigo creyendo que es poco – hablo tomando con cuidado la pulsera
La coloco en su delgada muñeca, acomodándolo con cuidado y tomando camino lejos de aquel hombre
-Gracias señorita- agradeció el anciano, postrándose contra el suelo – mi familia y yo rezaremos por usted que nos salvó de pasar hambre
-Anciano-girando la cabeza-Sería bueno que tome sabia de sauce tigroso
El hombre la miro dudoso, intentando articular alguna palabra contra esa mujer anónima frente a el
-Porque- pregunto curioso alzando la cabeza del suelo
Ella suspiro con pesadez, retomando su camino sin mirarlo
-Solo tómelo le hará muy bien-aconsejo
Su caminata seguía, revisaba meticulosamente cada parte de las calles por donde andaba, no podía permitirse el lujo de ser distraída o terminaría mal como la última vez donde tuvo que comerse su orgullo y llamar a aquel hombre que era su tutor y también detestaba.
Su caminar concluyo al llegar a una posada de color café con puertas de manera gastadas claramente por el paso del tiempo, un chico de su aparente edad apareció frente a ella mostrando una sonrisa para brindarle la confianza para entrar.
-Necesito un cuarto- hablo dirigiéndose al pelirrubio
-Tenemos de todo costo y tamaño- contesto el chico con una sonrisa que a ella le parecía muy coqueta
-Quiero uno que no esté deteriorado ni muy elevado en el costo, me gustaría un cuarto que se a simple
-Bueno tenemos de 50 raps – hablo el chico abriendo la puerta detrás de el
Ella admiro el interior de la posada y no tenía mucha concordancia con el exterior, era muy diferente a primera vista, los muebles colocados delicadamente le daban un toque hogareño y cálido
-Te puede hacer una pregunta- hablo ella tomando asiento sobre uno de los bancos de madera
-Adelante-contesto el, tomando una llave y haciendo anotaciones para brindarle el cuarto que buscaba
-Porque la comida cuesta más que la posada, bueno los costos se asemejan a pesar de que el alimento que vi está en malas condiciones- pregunto sacando una bolsa con dinero y contándolo, dispuesta a pagar por adelantado el hospedaje
-El rey es el causante del infierno que estamos viviendo en la capital de la plata, el acorto los alimentos al pueblo por el cambio de armas con otros reinos y la comida escasea- mostrando una expresión seria y enojada –Solo piensa en si ignorando totalmente las necesidades del pueblo
-Cambia su alimento por armas- podría decirse que están en un momento critico
-Algo así, subir al poder le fundió el cerebro – colocando la llave sobre la mesa –Tomar el poder le cayó como anillo al dedo para sus planes
-Es por la ausencia del heredero verdad-pregunte tomando las llaves que dejo sobre la mesa
-Si el heredero desaparecido-soltando risas dejando atrás todo rastro de molestia que hace unos segundos tenia-una historia carente de sentido que muchos del pueblo creen
-Tal vez si exista- conteste
-Debería ser más inteligente señorita, las historias son historias y solo eso – caminando hacia las escaleras- sígame le enseñare su cuarto
El rubio la guio hasta un pasadizo lleno de puertas, parando frente a una de color gris al abrirlo este tenía un aspecto pulcro y normal, nada fuera de lo común como esperaba la ojiverde
-Si ve a un hombre viejo y cojo no se asuste es mi abuelo que por sus achaques olvida que esto es una posada- abriendo la puerta- la mayoría de los que vienen terminan pegándose un susto de muerte por sus repentinas apariciones
-Lo tomare en cuenta – conteste, dejando el pequeño morral sobre la cama que yacía junto a una ventana que daba a la calle
-Y señorita- hablo el rascándose la cabeza nervioso
-Si
-Sera mejor que no camine con la capucha- desviando la vista – últimamente los soldados capturan a todos los sospechosos