Capitulo 3: El encuentro bajo la luna de Selene

                           La Astronomía del Amor 

                                      Capitulo 3:

La noche se desplegaba sobre el firmamento con un brillo celestial, incrustado en la vasta oscuridad como las joyas en una corona. En el silencio tranquilo del observatorio celestial Solis, la luna ascendía majestuosa. Ya no era simplemente la luna; para muchos, era Selene. Selene, la diosa griega de la luna, resplandecía con su manto plateado, lanzando destellos etéreos que iluminaban el sendero a Adhara, quien se aproximaba con pasos cuidadosos pero firmes.

Adhara, estudiante de cosmología y guardiana de secretos astronómicos, se detiene un momento para contemplar la luna y reflexiona sobre su nombre mitológico. En la antigüedad, Selene era vista no solo como un orbe en el cielo, sino como una deidad con su propio carácter y misterio. Según las leyendas griegas, Selene era la hija de los titanes Hyperion y Theia, y hermana de Helios, el dios del sol, y Eos, la diosa del amanecer. Cada noche, Selene emprendía su viaje celestial, conduciendo su carro de plata a través de los cielos, tirado por dos corceles blancos. Sus velos brillantes envolvían el mundo en sueños y susurros de magia.

Para Adhara, Selene representaba más que una figura mitológica. Era un símbolo de misterio y belleza inalcanzable, un faro de inspiración en sus noches de estudio.
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El chillido de una puerta oxidada la sacó de sus pensamientos. Al levantar la mirada, se encontró frente a la imponente puerta del observatorio celestial Solis. Había pasado semanas anticipando este momento; la invitación a unirse al equipo de investigación había sido inesperada. Con una mezcla de nervios y determinación, una mente llena de preguntas y un corazón lleno de esperanza, empujó la puerta, permitiendo que su futuro se desplegara ante ella.

Dentro, el observatorio era un santuario de conocimiento. Múltiples telescopios apuntaban al cielo, esperando desentrañar los enigmas del cosmos. Entre estos dispositivos, grandes pizarras blanquecinas y computadoras parpadeantes, Adhara distinguió una figura familiar.

Kain, el hombre con quien había compartido una conversación en el acantilado, estaba inclinado sobre un conjunto de fórmulas. Su presencia, aunque inesperada, no era del todo sorprendente; algo en su encuentro pasado sugería que sus destinos estaban entrelazados.

Kain levantó la vista y Adhara pudo distinguir esos irreconocibles ojos azules como el mismo cielo. Una sonrisa tranquila y curiosa se esbozó en su rostro

-Adhara, ¿verdad? -dijo, dejando a un lado sus papeles-. Qué coincidencia, o tal vez no. Parece que seguimos cruzando caminos.

Adhara sonrió tímidamente.

- Sí, parece que el universo tiene un sentido del humor peculiar-

Tomaron asiento en una mesa junto a una ventana por la que se podía ver la luna brillando intensamente. Intrigada por su trabajo, Adhara no pudo evitar preguntarle.

-¿Qué te trae al Solis, Kain? -

Kain miró a la luna antes de responder, como si sus pensamientos estuvieran entrelazados con la luna de Selene.

-He estado trabajando en un proyecto sobre la influencia de las partículas solares en las estrellas de neutrones. La conexión entre la energía solar y los remanentes estelares me fascina, pero es un camino largo y lleno de incógnitas.-

Hubo un silencio, no incómodo, sino lleno de promesas de futuros descubrimientos. Adhara decidió compartir su propia búsqueda.

-Yo... he estado trabajando en una hipótesis sobre el ciclo de vida de las supernovas -dijo Adhara, tomando un respiro profundo-. Creo que hay factores adicionales en el colapso estelar que aún no hemos considerado. Por ejemplo, el campo magnético y la interacción de partículas antes del colapso podrían jugar un rol crucial.

Kain pareció genuinamente interesado, inclinándose un poco más hacia ella.

-Eso es fascinante. Siempre he pensado que las supernovas son una especie de frontera final de la comprensión estelar. ¿Cómo propones probar tu hipótesis?- Terminó preguntando.

Adhara sintió un respaldo motivador en las palabras de Kain, y eso la animó a continuar.

-He estado recopilando datos del Telescopio Espacial Hubble, y también planeo usar los registros del Observatorio de Rayos X Chandra. Si puedo modelar estas interacciones con precisión, podríamos tener una nueva perspectiva sobre la formación de agujeros negros y estrellas de neutrones.- Contestó su duda y lo miro.

Kain asintió, apreciando la profundidad de su investigación.

La conversación fluía con naturalidad mientras compartían sus pasiones y teorías, sus voces se entrelazaban con el suave susurro del cosmos que los rodeaba. Adhara descubrió que Kain tenía una mente analítica y un corazón lleno de curiosidad. No solo era un científico hábil, sino un puente hacia nuevas formas de pensar.

-Sabes, Selene fue adorada por su constancia y misterio -dijo Adhara eventualmente-. Me pregunto cuántos secretos más guarda para nosotros.

Kain sonrió, inclinando la cabeza ligeramente hacia ella.

-Quizás, al igual que Selene, debemos mantenernos constantes en nuestra búsqueda y permitirnos desvelar esos misterios poco a poco. El universo siempre tiene más para enseñarnos, si sabemos dónde mirar- dijo serenamente mientras veia la luna en su máximo esplendor.

Los dos científicos se sumergieron aún más en su conversación, cada palabra construyendo no solo conocimiento, sino también una conexión incipiente. La luna de Selene brillaba más intensamente sobre el observatorio Solis esa noche, como si aprobara el encuentro de estos dos espíritus curiosos y determinados.

Y así, bajo la luminosa bendición de Selene, comenzó una nueva etapa en sus vidas, llena de descubrimientos y posibilidades, de que pueda descubrir la belleza del cosmos y ser capaz de algo más..