Seas de entre mis altos frios blancos prisionero, a menos que triunfador de mi poder al Larén cruzes por bien.
Me contemplas con marchas perennes. Con tus deseos, saltar mis horizontes en gran insaciedad callas.
¿Qué de ti hijo de Dulan? ¿Qué de ti hija de Enaiya?
¿Qué te ha movido mi heredero? ¿acaso una dotadora de tu agrado?
Más sin embargo, sin negártelo, búscala, te está esperando. Tu sendero también.
Ni mis más fuertes tormentas y ni mis más mortíferas ascuas revertieron tu corazón.
Anda, busca y crece como los bienes crecieron alrededor
Editado: 24.08.2024