La belleza es subjetiva, todos creen en que la apariencia influye y de cierto modo podría decirse que sí, pero no es así, si nos diéramos cuenta de que todo está en saber pensar, saber asimilar que estamos hechos de brillantina; de eso que sin querer no para de brillar. Como las estrellas, por muy pequeñas que parezcan no lo son, las estrellas son ese gran sol que sale cada mañana irradiando felicidad con cada rayito de luz que resopla de su interior nos da un grito de subjetividad.