La Bestia Y La Bella

CAPÍTULO 20

REENCUENTRO 

Una tarde de emociones fuertes. Sus hermanas lloraron al encontrarla en casa. Ninguna palabra podría mostrar lo que sentían al estar alejadas. Jack, su amigo continuaba visitando la casa cada vez que podia ya que tenia un nuevo trabajo con Sir Richard en el bufette como su asistente, que lo absorbía demasiado.

Sam no estaba muy contenta con eso. Cada vez que intentaba sacarle información su bella hermana cambiaba drásticamente de tema.

Durante la tarde platicó con sus hermanas y hasta les preparo la comida que los cuatro disfrutaron como si nada hubiese ocurrido, como sí todo fuera como antes. Milly lanzó un suspiro. Ya nada podia ser como antes, ni siquiera ella. Algo dentro de su ser había cambiado de una manera tan drástica que la vieja Milly se esfumó como una estrella que así como nació tuvo que morir.

A las diez de la noche el claxon de un auto les interrumpió en la animada charla de los últimos sucesos en el mes que estuvo ausente. Lucy se asomó abriendo sus grandes ojos verdes ante la imagen del lujoso auto negro y el enorme hombre saliendo del vehículo.

- Lucy quedo impresionada por tu esposo - le dijo Sam sonriendo al ver a su hermana pequeña en la ventana -. Por días estuvo hablando de lo fuerte y alto que es, creo que está un poco enamorada de él.

Milly sonrió apenas y fue en busca de su bolso de viaje.

El timbre de la puerta se escuchó por toda la casa. Lucy corrió a abrirla levantando su rostro hacia el poderoso gigante que con su presencia llenaba la casa.

Max miró a la pequeña niña de cabellos rojos que no dejaba de observarlo. Inclinó la cabeza en modo de saludo sin saber como reaccionar ante tal escutrinio. La puerta estaba abierta. Milly abrazaba a su bella hermana y Joseph Mathews buscaba por todos los medios no mirarlo.

- Buenas noches.

Su saludo sólo fue contestado por voces femeninas. La falta de educación de su suegro y ex empleado no le importó en la más mínimo. No hizo ningún intento por pasar, miró a su esposa y ella al parecer aceptó su actitud apresurando su despedida.

- Mañana muy temprano vendré para que vayamos de compras-. Le dijo Milly a Sam mientras se soltaban del abrazo.

- ¡Claro! - Exclamó la joven entusiasmada.

- Buenas noches, ¿Papá?

Joseph miró a su hija intentando borrar toda hostilidad de su rostro. Sus ojos de pronto se encontraron con los plateados de la bestia y un calor subió por todo su cuerpo haciéndolo sonrojar de rabia.

- Buenas noches mi bella.

La joven asintió con una sonrisa y salió de la casa de su padre con su esposo tras ella.

Le abrió la portezuela ayudándola con el bolso que arrojó al asiento trasero. Cerró la puerta y mientras rodeaba el auto ella miró hacia la planta alta en donde la luz de la habitación de sus padres estaba encendida. La silueta de su padre se dibujo en la cortina con los brazos a cada lado de su cuerpo oprimiendo sus manos en puños.

- ¿Pasaste un buen rato con tú familia?

- Si.

- ¿Crees qué entonces valió la pena haberlos dejado de ver por casi un mes completo? - Preguntó con ironía -, ¿Joseph ya está resignado a el hecho que su amada hija sea mi mujer?

Milly ahogo una exclamación de sorpresa ante la crueldad de Max. Miró había la ventana evitando una confrontación, intentando parecer indiferente a sus palabras.

- ¿No respondes? - la miró de reojo arrogante -. Imaginé que tu padre no te aceptaría tan fácilmente después de la manera en que lo desobedeciste y te casaste conmigo. Si fueras mi hija...

- ¡No lo soy! - Gritó volviéndose a él con el rostro sonrojado -. No lo soy...

- ¡Toda una criatura del drama! - Exclamó Max riendo burlonamente -, ¿Quieres qué te dé la oportunidad de gritar lo mucho que me odias?, o tal vez ¿Quieres hacerlo cuando estemos entre las revueltas sabanas de mi cama?

La joven emitió un jadeo mirándolo con los ojos abiertos por la sorpresa.

Max oprimió con fuerza el volante. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué la atacaba de esa manera? Sentía sus increíbles ojos verdes brillando por las lágrimas en él, parecían dos dagas entrando en su impenetrable coraza a punto de pincharlo.

-¿Por qué lo haces?, ¿Qué te he hecho?- preguntó ofendida -. He cumplido con la parte del trato. He hecho lo que me has pedido. Soy tu esposa, tu anfitriona, seré la madre de tus hijos, además de... cumplir mis obligaciones en la habitación. Dime ¿Qué más quieres de mi? ¿Cuánto más me hace falta para pagar la deuda de mi padre?

Max no dijo nada. No podia. Cambió la velocidad apretando la palanca. Se mantuvo el resto del camino hasta el ático en completo silencio. Sus cejas se inclinaban de manera amenazante sobre sus plateados ojos que brillaban ante la furia que sentía hacia sí mismo por su forma de su comportamiento para con ella. ¡Maldición! ¿Qué le provocaba actuar de esa manera después de comportarse amistosamente con ella durante el viaje hasta Londres? La miró de reojo estaba mirando por la ventana recargando su brazo en la portezuela mientras con su mano tocaba sus sienes.

¡Demonios, era tan hermosa! A veces cuando estaban en la cama, después del sexo, la miraba mientras dormía sin dejar de acariciar su abundante y rizado cabello. Admiraba el color tan blanco de su piel en comparación con el bronceado de la suya. Sus mejillas sonrosadas y la curva de sus pestañas largas y rojizas cuando dormía. Su boca en forma de corazón hinchada por sus besos; detuvo el auto ante la luz roja del semáforo, lanzó un suspiro. Seria mejor que se detuviera el también. Su cuerpo estaba tenso y su sentidos completamente preceptivos ante la mujer que estaba a su lado.

Incómodo se acomodó en su asiento, pudo sentir la mirada de su joven esposa en él. Volvió el rostro y la miró ocultando cualquier expresión en su rostro.

- Mientras estemos en Londres usaremos el ático que tengo en el centro -. Le anunció continuando después de que el semáforo brillara en verde.



#2541 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, bella

Editado: 05.11.2019

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