La Bestia Y La Bella

CAPÍTULO 73

¿SEGUNDA OPORTUNIDAD? (2)

- No fui la mejor madre - Georgie miró a Milly con tristeza -, intenté ser mejor niñera, cuando Oliverius aceptó que me encargara de sus hijos. ¡Oh Milly! Cuando lo vi, fue un verdadero shock para mí. Estaba tan crecido, sano, se veía feliz y me di cuenta que eso era lo que quería para él y no pude arrepentirme de haberlo dejado al cuidado de Lucille y Cornelius.

Bajó la mirada hasta sus manos entrelazadas.

- Intenté ganarme el cariño de mis tres chicos - miró a la joven esposa de su hijo -. Intenté mantenerme neutral pero fue evidente mi predilección por Max, no quería que se olvidara de mí. Quería estar presente en su vida por mucho tiempo.

- ¿Cómo era él? - Preguntó Milly ansiosa de conocer al verdadero Maximilian Blackthorne.

- Un chico muy alto para su edad, con el cabello rebelde, siempre le cubría los ojos a pesar de que su padre siempre me reprendía para que le peinara, pero a pesar de hacerlo no se quedaba en su lugar. - sonrió -, era un muy buen estudiante se lo demostró a su padre cuando logró ser admitido al colegio con las mejores calificaciones. Al principio de sus estudios no se le permitió entrar de interno, Lucille sabia que seria muy duro para mi separarme de mi hijo, ella quería resarcir el daño que me causo cuando me quitó a mi prometido.

- Debió ser duro para ti y para sus hermanos cuando Max ya no volvió del colegio - anotó Milly.

- Lo fue más para él - dijo haciendo después una pausa para tomar un sorbo de té -. Darse cuenta de que su padre el hombre al que admiraba, que era su héroe lo despreciaba fue un tremendo shock para él.

- ¡Dios! - Exclamó la joven -, ¿Cómo se enteró de ello? Debió ser terrible para Max.

- Lo fue. Una tarde estaban jugando escondidas, yo ayudaba a una de las doncellas a llevar las sabanas al piso de abajo y al pasar por la habitación principal escuché a Cornelius decirle a Lucille lo mucho que odiaba a Max, lo insoportable que era para él estar en la misma casa...

Un sollozo escapó se su garganta, de inmediato buscó su pañuelo dentro de la manga de su blusa y lo sostuvo suavemente en su rostro angustiado.

- Molesta di un paso hacia la habitación para reclamarle y entonces lo vi salir de debajo de la cama llorando angustiado por las palabras de su padre - continuo -. Max se dio cuenta entonces de la dura realidad de su vida. Yo no pude..., no quería que él supiera que yo... era en realidad su madre y lo que hice fue consolarle. Entonces él tomó una decisión y nunca más volvió a casa.

- Georgie, lo siento - musitó Milly inclinándose un poco hacia ella posando su mano sobre las de ella.

- No, Milly no lo sientas por mí - la miró sería -, la única que en esta historia que tenia que pagar por sus propios errores debí ser yo, él no. Sin embargo lo hizo de una manera cruel - apartó sus manos para limpiar la solitaria lágrima que se deslizaba por su mejilla -. Lo que hice fue hablar con Cornelius y pedirle como final de nuestra deuda que siguiera pagando el colegio; se lo debía, después de todo era su hijo también, su hijo mayor y el más parecido a él.

- No entiendo, ¿Por qué su padre le odiaba tanto?

- Por mi culpa - dijo Georgie con amargura -. Él me odiaba por hacer que su historia de amor con Lucille fuera al principio sórdida, yo le hice la vida imposible. Lo engañé y me quedé preñada a propósito para que no me dejara, quizá con la esperanza de que se diera cuenta que tenia que estar conmigo.

Milly se levantó de la silla y caminó hasta la ventana frente a ella, abrió un poco la cortina mirando el paisaje húmedo del final invernal.

- ¡Él no era culpable de lo que pasó entre los dos!

- Cornelius no pensaba lo mismo. Veía a Max como el resultado de una muy mala decisión que casi lo llevó a perder a Lucille - pausa -, ella amenazó con dejarlo y la pasó muy mal por eso. Él era el recordatorio de aquella mala época en su vida.

- No es posible tanto rencor - musitó Milly asombrada.

- Un rencor que creció hasta que al final. Max, su propio hijo fue causante de su caída - le dijo con un suspiro -. Max le quitó el mando de las empresas que tanto quiso y por las que tanto trabajó.

Milly permaneció en silencio sin moverse de frente a la ventana. Aquellas revelaciones la hicieron comprender la complejidad de su esposo. Sin embargo creía que no eran suficientes para entender el hombre que era la bestia, el hombre que amaba a pesar de todo lo que habían vivido esos últimos meses.

El tiempo pasó. Nuevamente habían pasado dos meses y la misma situación continuaba entre los dos. Frank se había marchado a América con su madre y ahora lo hacia Lucas con el que mantenía una agradable camaradería. Se sentía triste por su ausencia, sin embargo siempre había estado consciente de que algún día ellos se irían de Rectory Mayor.

La situación entre ellos se hacia más que evidente ante el extraño comportamiento de Max después que le declarara su amor. Los seis meses que le pidió se acercaban cada vez más rápido sin que se pudiera evitar la separación.

Intentaba comprenderlo después de escuchar su historia de la boca de Georgie, intentaba aceptarlo, pero la angustia de no poder hablarle, tocarlo, o al menos estar cerca de él le ganaba. Quería que al menos se acercara para preguntarle sobre su embarazo, sobre su pequeño cachorro; el hijo de ambos.

La siguiente visita al ginecólogo fue tranquila. Salió muy temprano de la propiedad, Georgie no pudo acompañarle ese día, pero su hermana la esperaba en la entrada del hospital. Durante la ecografía estuvieron emocionadas al ver su pequeño cuerpo perfectamente formado. Por un instante la melancolía estuvo a punto de atraparla en sus redes imaginando que quizá Max pudiera estar en esa misma sala junto a ella mirando al hijo de ambos en la pequeña pantalla.

- ¿Estas bien Milly? - Preguntó Sam preocupada cuando salieron de la consulta.



#2539 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, bella

Editado: 05.11.2019

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