Es un hermoso atardecer en las regiones montañosas y boscosas del pequeño Principado de Purias, un hermoso paraje lleno de granjas y enclavado en las altas montañas y bosques de Castifalia, llegaban de todos los rincones del Imperio a ver las increibles y pintorescas calles y casas construidas y pintadas de varios colores, era una tarde hermosa en la cual el viento era sumamente fuerte, y las nubes dibujaban en el cielo un lienzo al óleo sumamente hermoso
Valiquia era una doncella de 18 años con grandes vestidos de la nobleza, a la cásica usanza del reino, su padre era un Castellano del rey pero tambien era responsable de la seguridad del castillo, era un personaje con una mente aguda y el rey lo contrataba para poder investigar asuntos de seguridad, era ministro de seguridad del reino, su misión como atrapar criminales, ladrones o espias, por ello era un consejero que acudía siempre a elegantes fiestas, de entre todos los reinos de Castifalia, ademas de ello Purias era conocida por tener una nobleza que era sumamente despilfarradora en cuanto a celebraciones, eran de un nivel de organización que superaba a todos los demás en cuanto a sentido estrafalario.
El palacio real estaba decorado con grandes grabados en madera de caballeros, y había dos guardias en cada puerta, que media como unos tres metros de alto, había una subida con escalera de piedra gris de las montañas, y los caballeros de la guardia del monarca hacían turnos para poder vigilar la calle de cualquier posible atentado contra la vida de los príncipes, tambien contaban con unos soldados de elite conocidos como los Tajadores, conocidos por estar entrenados en el combate de espada y la tecnica defensiva Tormenta de fuego, el cual enseñaba a los guardias a estar preparados para la guerra sucia de un posible caos general, como había pasado hace cientos de años en la dinastía de los Catidos, cuando una enorme masa del pueblo quiso derrocar al rey usando tacticas de combate embusteras.
Valiquia estaba de pie en su habitacion, estaba preocupada por la labor de entrenamiento que estaba asignada para poder desempeñar su adiestramiento en el arte del tiro con arco, su madre, la reina Valia, le había exhortado desde muy pequeña a entrenar para que pudiese defenderse de asaltantes y embusteros enemigos del reino, el principado estaba situado en las laderas de una montaña, junto a una inmensa cordillera, un perfecto escondrijo para las ratas de campo, bandoleros que se dedicaban a asaltar a cualquier persona que pudiese tener algo de posesiones,
Ese día, su maestra de tiro con arco, la arquera Alifa, le enseño a como disparar una flecha incendiaria correctamente
-Debes de sujetar el arco en una inclinacion de un cuarto de luna, luego debes tensara la flecha, y apuntar hacia arriba, así la flecha caera por su propio peso y acertará a algun objetivo, quemandolo.,- dijo firmemente Alifa a su alumna
Valiquia sujeto al arco, tensó la cuerda mientras colocaba la flecha, a la cuál Alifa le coloco aceite de Fariz, y lanzó una flecha en llamas que surcó el viento y se incrustó en un montón de paja, que se empezó a consumir inmediatamente.
-Praticaremos tiro con ballesta, debes de apuntar usando la mirilla, -le dijo mientras le colocaba el arma entre los brazos- Sujétala con ambos brazos y cuando tengas bien fijo el objetivo, debes disparar, siempre usando la mira, luego aprieta el gatillo de madera y la flecha saldrá, debes de apuntar con una ligera inclinacion, la trayectoria es más facil de calcular que en un arco.
Valiquia colocó una flecha, pero le resultaba un poco dificil sujetarla correctamente, la ballesta era mas pesada que el arco y aún no estaba entrenada debidamente., colocó los brazos en posición, y se imaginó que era una arquera peleando en la batalla de Ferivia, activó el gatillo pero la flecha salio volando a unos tres metros del objetivo
-Debes de concentrarte mas, recuerda, no debes de temblar al apuntar, y usa siempre el instinto, no puedes permitirte fallar
-Lo siento, practicaré mas - dijo con voz cansada
-Mañana tenemos que hacer una demostración con otros estudiantes de el adiestramiento para arqueros, tu madre la reina estará muy complacida cuando vea como fallas una y otra vez, debes de entrenar hoy hasta que te salga.
Despues de unos cinco intentos fallidos, Valiquia logro impactar en el blanco, a diez metros de distancia, luego, su instructora le pidió que repitiera, y logró acertar de nuevo a dos centimetros de la diana roja.
-Muy bien, parecerá que por lo menos te esforzaste- dijo despectivamente su profesora.
"¿Cual es su problema?" pensó en su mente Valiquia, mientras se dirigia a casa, el Palacio Gris, junto con sus tres hermanos. sin embargo no estaba la reina y tampoco estaba su padre, era bastante extraño
En ese momento entraron a la sala tres soldados con yelmos en la cabeza y con picas en las manos, acompañados por su padre el Rey Pelakio y varios asesores entre ellos, el asesor de batallas el castellano Yerevar y su asesor de marina, solo cruzaron el salon hablando a voz alta entre ellos, su padre le dirigio un gesto de saludo a sus hijos y salieron por la puerra de enfrente.
-¿Por que papá entro y salió sin decirnos nada?- preguntó el hermano de siete años Rodrikf, de pelo castañó y ojos color café-
-Es que está muy ocupado ahora, - dijo Valiquia a su hermano
-Deberiamos jugar a las escondidas- Dijo su hermano de diez años Frevt, de pelo negro como su madre y ojos azules como su padre.
-No puedo, debo de practicar para la competencia de mañana
-Pero siempre jugabamos hace dos meses- dijo su hermano de seis Grador,
-Si pero ahora no puedo, os prometo que jugaré con todos en cuanto termine la competencia.
Esa noche, por el palacio todo se veía mas agitado de lo normal, entraban y salían guardias,. caballeros y lanceros de un lado a otro, hablaban de detener a un espía de los salvajes del desierto que presuntamente había logrado colarse disfrazado de comerciante a la ciudad de Purias.