En el puerto más magnífico y concurrido del sureste del continente cerca de las Montañas de Svalrrfurd, en una zona de clima amigable y templado se encontraba tal vez el puerto más conocido del este del continente, hogar de muchas personas entre hombres, mujeres y niños de diferentes profesiones, administrado por la realeza de la ciudad Estado marítima de Karión donde atracaban y salían muchas galeras, fragatas, goletas y barcos veleros de gran calado que traían toda una gran variedad de mercancías, especias, viajeros, exploradores aventureros, además de grandes expediciones encabezadas por Galeones de altamar, pequeños ejércitos de caballeros u otra clase de guerreros como ballesteros sirviendo ya sea de guerreros o de mercenarios y buscadores de fortunas o mercaderes de piedras preciosas junto con sus mujeres e hijos de todos los rincones de continente, desde los reinados del norte como Alfgard hasta las monarquías del sur, hasta los continentes e islas lejanos, también se veían los Astilleros y los diques donde se reparaba y construían nuevas embarcaciones, mientras el paisaje estaba dominado por el ruido de las gaviotas en el puerto además del constante mover de personas y cajas de madera que guardaba la inmensa variedad de alimentos, recursos como herramientas así como metales y bienes como pescado que los trabajadores del puerto y las personas que trabajaban moviendo las cajas de madera además claro de las tripulaciones del navío mercante cuando un navío embarcaba o tocaba puerto, asimismo se escuchaba, el sonido de las espumosas olas del mar y se olía en el aire la brisa salada del vasto océano azul y de la constante algarabía producida por las voces de las personas que sin descanso movían las cajas hasta los puestos de distribución de los mercaderes, un conjunto de nubes grises oscuras comenzaron a llenar el firmamento, presagiando una gran lluvia torrencial que se avecinaba, y poco después una enorme tormenta casi monzónica comenzó a caer sobre los amarraderos de los buques, los edificios de la ciudad portuaria y las cubiertas de los barcos cubriéndolos de multitud de agua y poco después se sumaron al bombardeo piedras de granizo del tamaño de grava mientras las personas seguían trabajando duramente, mientras algunos tropezaban o resbalaban en los muelles que se encontraban llenos de agua de lluvia y granizo, al cargar la mercancía, volvían a recoger todo y a seguir trabajando a pesar de las duras condiciones climáticas ya que cada minuto de demora en embarcar o desembarcar se traducía en pérdidas monetarias de monedas de plata o de valioso tiempo del cual no podían prescindir los capitanes y las empresas que emprendían, es por ello que debían salir del puerto de manera puntual a la hora estipulada por el capitán de fragata o de navío, dado que era para poder continuar con las rutas de mercancía con el mínimo de retraso posible garantizando una buena reputación en los puertos donde se viajaba, y eso garantizaba un constante flujo de monedas de plata para los miembros de la tripulación y dueños del barco, Posteriormente las cajas de carga descargadas eran colocadas en carruajes tirados por caballos y movidos hacia los mercados de la ciudad o hacia los puestos o talleres de los mercaderes en caso de ser un cargamento de hierro oro u otro metal como bronce, mientras tanto a lo lejos se escuchaba el sonido de varios truenos cayendo sobre las altas iglesias y capillas cercanas construidas cerca de la plazuela de la ciudad, ocasionando pequeños incendios, la gente corrió a refugiarse en sus casas o en cualquier lugar donde pudieran resguardarse de la lluvia ya sean techos de establos o de las catedrales mientras Perseo, uno de los arqueros de las murallas de color de piedra negra de la ciudad portuaria, quien junto con algunos soldados con cota de malla vigilaba desde su puesto en uno de los torreones de la muralla, refugiándose de la lluvia dentro de una de las torres cónicas de la muralla que daban hacia el exterior, llamadas Thorn.
Perseo era un hombre que aparentaba tener veinte años o más, era un guardia de 1.70 de estatura, con nariz aguileña y tez blanca,, mirada ingenua, era sumamente eficaz en su labor como arquero vigilante de la muralla, había detenido a bandidos, ladrones que huían de la ciudad de un disparo de saeta, o de ballesta, además había participado en la defensa de la ciudad de anteriores asedios o escaramuzas del reinado del sur, que usualmente trataba en varias ocasiones de apoderarse de la ciudad por la fuerza, por lo que debía tener defensas profesionales preparadas y entrenadas para resistir exitosamente los asedios de los enemigos.
De pronto sonó el cuerno y la trompeta de batalla de la ciudad, los batallones de la ciudad se prepararon, comenzaron a llevar aceite y brea a las murallas para poder defenderse en contra de loa arietes enemigos, se movilizaron cuatro grandes fundíbulos o trebuquetes en las partes altas de la muralla, la gente comenzó a rezar puesto que los invasores habían llegado a la ciudad portuaria, mientras la ciudad se preparaba para resistir el Asedio de los zorros del desierto de Aluz
A lo lejos se divisaba una inmensa masa de soldados moviéndose lentamente a una distancia de tres kilómetros, , las defensas de la ciudad fueron puestas a punto mientras las fuerza de los guerreros encapuchados con ropajes holgados del desierto se disponían a atacar con grandes catapultas y trebuchets las murallas, mientras la puerta de la ciudadela abría sus puertas dejando salir a un grupo de soldados con picas y jinetes montados cargando espadas, para poder atacar al ejército invasor, ambos ejércitos blandieron sus espadas mientras una lluvia de flechas caía sobre los defensores, algunos cayendo, otros lograron plantar batalla y los crujidos metálicos, mientras se escuchaban gritos de cada lado, los aluces traían grandes elefantes de combate aplastando la infantería enemiga, mientras los arqueros y los jinetes trataban de reducir a estos elefantes, todos se vieron envueltos en el caos de la batalla, se escuchaban los sonidos de lanzas crujir contra los escudos y los elefantes barritar, todo el ejercito de la ciudad defensora comenzaron a tratar de envolver al ejercito aluz, pero este capitaneado por su general Yikart, hizo que su caballería cubriese los flancos para evitar ser rodeados, entonces los defensores de la ciudad comenzaron a desesperar, pero cambiaron de estrategia, esta vez tratando de romper la línea defensiva, pero no lo consiguieron, entonces los defensores comenzaron a caer a manos del ejercito de los encapuchados del desierto, cuando las tropas comenzaron a perder la esperanza, vieron como un contingente de hombres del norte desde Alfgard c la guardia on grandes runas en sus velas delanteras, llegando en enormes barcos con una vela, parecidos a canoas grandes, comenzaron a desembarcar, ellos pensando que sería su fin, atacados por un lado por ellos y por los nórdicos, además vieron un enorme ejército llegar por el lado sur de la ciudad, un escuadrón de Arqueros, capitaneados por una adolescente arquera montada en un corcel blanco, rodeaba la ciudad.