La Biblioteca de los sueños

Stella

El plan que su padre había ideado para atacar el ejército enemigo aluz, junto con el comandante Nelson, había resultado en una gran victoria, pero a un costo inimagibable, el ejército estaba diezmado, la mitad de los hombres enemigos de Aluz y sus aliados de Alfgard, habían resultado muertos en combate o heridos de gravedad, pero aún con semejantes pérdidas de recursos, máquinas de asedio y ejército el contingente de el invasor Fäsir Mutamer seguía siendo bastante mayor a comparación del ejército combinado de los reinos del norte y al ser, mucho mayor, tenía reservas de hombres que aún podían presentar un serio desafio para la defensa de la Ciudad de Carianis.

A pesar de que, en escencia, el plan fué un éxito de ataque preventivo en  cuanto a evitar que los aluces se organizaran en un asedio que podía resultar, devastador para la ciudad, no había logrado el cometido principal de por lo menos anular o vencer la mitad de las fuerzas de la armada aluz, y ahora se enfrentaban ante un escenario de guerra brutal inminente.

Las fuerzas de catapultas, mangoneles, lanzapiedras incendiarios y trebuchets, de el rey aluz, habían sido desplegadas en frente de las murallas de Carianis, y no faltaba nada para que diera comienzo al bombardeo de la ciudad de parte de proyectiles que intentarian reducir la muralla a polvo

En las horas anteiores la gente se habia dedicado a preparar una reserva de barriles llenos de agua, y alimento para resistir el asedio, se habñian acordonado ballesteros entre las callejuelas y edificios de la ciudad, ademas de la muralla, para que en caso de que la muralla cayese y los contingentes aluces entraran e invadieran la ciudad, se plantara batalla calle por calle, casa por casa, para evitar la caída de la ciudad mítica, aquella que sus primeras piedras habían sido levantadas por los Eloa, y los Alfen, hace ya más de mil años de antigüedad.

Los campesinos y trabajadores comunes fueron capacitados de manera apresurada en el manejo de la ballesta, del combate de hacha y de la lanza, a falta de espadas y escudos, se les entreno en poco tiempo a los hombres mayores de 15 añós para arriba para poder enfrentarse en una lucha a un soldado aluz, se celebraron ceremonias en honor a los antiguos Eloa, y la gente se preparó para la guerra por la ciudad que se vendría a continuacion, mucha gente tenía pánico, la ciudad nunca había sida sometida a un asedio por parte de una nacion extranjera en los últimos cien años, algunas personas huyeron de la ciudad por la entrada norte, otros decidieron unirse al los defensores voluntariamente. Se fortificó el castillo, y se acordonaron entre los edificios próximos hacia la muralla de la ciudad para darles una provision de aceite hirviendo para vertirlos en contra de los soldados enemigos si lograban entrar a la ciudad, se cavaron fosos en las avenidas para prevenir que el ejército enemigo se moviera de manera comoda por la ciudad, se guardaron las reservas de agua y comida en un refugio subterraneo, custodiado por setenta soldados y se procedió a guardar a los animales que no se iban a usar en la batalla en sus establos, los graneros se vaciaron y se escondieron en los refugios subterráneos para preservar la mayor parte de alimento.

Stella mientras estaba completamente soprendida en cuanto a lo que estaba sucediendo, tenía tan solo 16 años de edad, y tenía la inmensa responsabilidad de comandar un escuadrón por la superviviencia de la ciudad, se sentía no preparada, que no había aprendido lo suficiente ni sobre armas ni sobre como manejar un escuadron, pero su padre, insistió en que ella aportara con el capinanear una escuadra de ballesteros, entre los que se encontraban voluntarios y voluntarias, dada la prisa para acordonar las defensas, y preparar a cada hombre en edad de luchar para contribuir, en total aproximadamente unos siete mil hombres y mujeres decidieron contribuir como conscriptos del ejército, estaban dispuestos a morir por su libertad en vez de ser subyugados por los aluces, de los que se decía no tenían piedad cuando lograban conquistar una ciudad.

La ayuda que había prometido el rey de Purias, estaba tardando más de lo habitual, las carretas tiradas por caballos habían dejado de pasar por la ciudad, porque todos los caminos hacia afuera estaban rodeados por soldados aluces, estaban enclaustrados, Stella, acordonó sus ballesteros en la zona de la puerta este para poder disparar a los soldados que estaban bloqueando la entrada a los comerciantes y los granjeros, y lograron disiparlos despues de que unos cuantos calleron por las flechas de las ballestas, mientras las catapultas y los trebuchets aluces comenzaban a lanzar sus proyectiles en contra de la puerta sur, se preparó el contingente de los ejércitos de Alfgard y de Carianis, aún a pesar de haber recibido voluntarios, el ejército de la ciudad aún era inferior en número a los aluces, por lo que se atrincheraron dentro de las murallas para luchar calle por calle cuando lograran entrar.

De pronto los proyectiles de los aluces abrieron una brecha en la puerta de la muralla sur, y se prepararon para entrar, pero una enorme marea de soldados cargando tablas de madera les impidia la entrada hacia adentro de la ciudad, los trebuchets tuvieron que abrir otra brecha en la muralla para pder entrar, y de inmediato una lluvia de flechas comenzó a caer sobre los aluces, Stella y sus ballesteros se habían colocado en los edificios altos y lograron hacer caer a muchos soldados enemigos, mientras los aluces, apenas entrar a la ciudad comenzaron una lucha encarnizada por la primera línea de los defensores de Alfgard y los arqueros aluces, fue una lucha colosal, una algarabía y vorágine de golpes metálicos, flechas surcando los aires y gritos de lo soldados que caían heridos comenzaron a llenar las calles de la ciudad, los aluces empujaron como una marea humana la resistencia hacia el interior de la ciudad, peleando cada palmo de terreno, los campesinos les aventaban aceite hirviendo desde los techos de las casas, otros les aventaban desechos o platos de ceramica, asimismo, los nativos del desierto no se rendían tan facil, pero los defensores tampoco, cada casa y calle que avanzaban les costaba muy caro en vidas, entonces cuando hicieron retroceder las defensas hasta el centro de la ciudad, en el castillo de Ñastzavark, una inmensa construccion de gran altura, con varios torreones y atalayas a los lados, de las cuales disparaban flechas los arqueros, mientras los pocos que quedaban al mando de Nelson y Stella, seguían combatiendo en las estrechas calles de la ciudad empujados por la barahunda de aluces que seguían avanzando como una tormenta de arena, Stella comenzó a tener sus dudas de si podría salir con vida, si la ciudad se perdería para siempre, si su familia sería cruelmente asesinada, se encontraba a merced de la batalla, en un torreón sosteniento una ballesta junto a su escuadron situados en otras ventanas del castillo, de pronto se empezaron a escuchar a lo lejos los golpes sordos del viendo de los proyectiles de los trebuquetes aluces que impactaban en el castillo, mientras abajo se escuchaban los gritos y alaridos de batalla de el último contigente de soldados a espada de los Alfgardianos, se encontraban unos trescientos guerreros resisiendo junto a los conscriptos y la caballería de la ciudad en las callejuelas, tratando de incendiar las catapultas con aceite y fuego, lograron incendiar dos trebuquetes que se empezaron a consumir por las llamas, pero varios seguian lanzando rocas al castillo, los niños y las mujeres se escondían indefensos en las casas, esperando que no entrara algun soldado aluz, cuando de pronto sonó un cuerno de batalla en las lejanías, los refuerzos proveniente de Purias habían llegado.



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Editado: 31.08.2021

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