La Biblioteca de los sueños

Fadric

En medio de las formaciones de combate de Fäsir, estaba Fadric, Eni y Fiv, los cuatro montados en caballos, Zafiria la hija de Fásir no combatía directamente, solo portaba el escudo de armas de su reino visible en la armadura de su caballo, mientras que los caballos donde estaban los otros tres eran prestados o de soldados que habían lastimosamente fallecido, por un momento al ver la bravura de la batalla Fadric estuvo tentado a teletransportarse y abandonar la batalla dejando a su suerte a los demás, pero no pudo al pensar en Zafiria, así que le propuso que le teletransportase a los cuatro fuera de la batalla pero ella no quiso, quería apoyar a su familia, entonces al ver que el resultado de la batalla se les venía encima, Zafiria le suplico a Fadric que usara algun poder para poder ayudar a su bando para inclinar de nuevo la balanza o en su defecto salvarles la vida, él desconocía para empezar de lo que el rey Fäsir había hecho, pero sospechaba en gran manera que el había leído e incluso pudo haber escrito parte de su libro sin que el lo supiese, puesto que desde hace unos días el rey no osaba mirarle a la cara y lo evitaba a toda costa y actuaba de manera sospechosa así que era bastante lógico suponer que había tenido acceso al libro sin que el lo supiese. pero ya lo daba por hecho, y entonces se dio a este punto  cuenta de la situación, que el padre de Zafiria en su ambición de poder trato de usar el conocimiento de ese libro para darse una ventaja en la batalla, entonces comprendió su propia "inutilidad" en sus palabras, si Fäsir pudo hacerlo quiere decir que teoricamente era posible usar ese conocimiento a un nivel grande, para usarlo en un ejército, se sintió un poco abrumado por el descubrimiento porque según su propia experiencia eso era imposible, lo cual le motivó a recordar los párrafos del libro de magia, recordó los pormenores, trató de recitar la defensa del Logos, pero no surtió el efecto deseado, de tal manera que se obsesionó con practicar y seguir intentandolo, al fin, podría ser que el no poseyera los dones del manejo de la magia mientras que Fäsir si, pero eso no lo desanimó, buscó e intentó haciendo uso de su memoria, mientras tanto la batalla en la pradera continuaba desarrollandose, ya habían sido horas de combate y la llanura estaba regada con hombres caídos y heridos de gravedad de ambos bandos, las cosas no se veian bien ni fáciles en el campo de ninguna manera, entonces fue cuando vieron como se abría una brecha en la carga de caballería del enemigo, pero en esos momentos el conjunto de caballería enemigo se había reagrupado rapidamente para evitar que les atacasen o verse en enfrentamientos por los flancos sur y sureste, a cada respuesta del ejército, el otro respondía magistralmente, era sencillamente una guerra de desgaste, y de mente, cualquier minimo error que fuese de parte de cualquier bando, o cualquier pequeño golpe de suerte, definiria sin lugar a dudas la batalla y su resultado final,muchos soldados colapsaron de agotamiento por la inmensa carga de esfuerzo que era el llevar a cabo la batalla, algunos se desmayaban en medio del campo de batalla tras no poder más, otros hacían ahínco de una voluntad bendecida por gracia y seguían adelante en su finalidad de continuar, el primero en caer en cuanto a ánimos de batalla o a intensidad sería sin duda el que podría resultar el perdedor de la contienda, eran los momentos decisivos de la confrontación que se desarrollaba ya desde hacía horas, el campo estaba cubierto de heridos y se formaban charcos de la sangre de los heridos y combatientes que habían caído en combate que valerosamente habían combatido hasta el último aliento algunas veces cayendo a consecuencia directa de alguna herida grave propinada por espada, hacha, flechas o alguna del enorme arsenal que traían los dos bandos, sin embargo y a pesar de la inmensidad de la batalla ambos estandartes ondeaban en el cielo , ninguno de los estandartes había caído, ningún lider importante había muerto hasta ahora y al momento los dioses según unos, las brillantes mentes de los estrategas segón otros, habían ocasionado que la balanza de la batalla se hubiese inclinado multiples veces durante la batalla hasta poscicionarse de manera equitativa, la balanza por inverosímil que parezca, estaba bastante equivalente en la balanza de la victoria ahora que los soldados estaban en la extenuación y los dos ejércitos aliados tanto de Aluz como de Mevtli se habían librado de la trampa mortal obligando a los dos ejercitos a reagruparse estratégicamente, los golpes con hacha y espada no parecían cesar entre los que aún quedaban de pie, contra el cansancio extremo y el dolor , tenían que ser de voluntad de acero forjado al fragor de la batalla que la llevaba siete horas de enfrentamiento sin pausa, mientras tanto en las lejanías los campesinos observaban el desarrollo de la batalla a una distancia segura, muchos de ellos tenían una incertidumbre dentro de ellos, dado que su misma vida podría estar en juego, o su misma progenie, además de su modus vivendi. Era algo que sin duda cambiaría el paradigma de la ciudad y sus alrededores sea cual fuese el resultado final de la batalla, muchos hombres pasaban la noche en vela, otros en ayunas por los nervios y la ansiedad de las circunstancias, e incluso en la atmósfera de la ciudad y el campo, se sentía una ansiedad y una pesadez agazapante, que se cernía de manera tajante sobre las mentes de las personas, era algo parecido a una histeria colectiva, o al temor por el hecho de que el resultado de la batalla no estaba en sus manos, muchos recurrieron a sus creencias religiosas para aguar sus ánimos o tener algo de esperanza, otros recurrieron a la cerveza de cebada o cualquier sustancia fermentada como alcohol de caña de azúcar que pudiese menguar las penas que se cernían sobre los ánimos, muchos hombres al ver sus propiedades saqueadas por los invasores y todas sus riquezas arrebatadas, habían recurrido al suicidio para salvar su honor y morir de forma digna, aquí la gente prefería la muerte que morir en el deshonor y la miseria de la guerra, era simplemente abrumador, por lo que ambas escuadras estaban ya sumamente diezmadas por las peripecias de la guerra, y colmados de la euforia del inmenso esfuerzo que muchos lograban, solo se mantenían en pie los mas aptos los más fuertes, que a pesar de que sus piernas ardían en un dolor quemante en los músculos seguían en pie como en un trance hipnótico, que habían contra viento y marea se habían aferrado a la idea honorable de la victoria en medio del los acontecimientos de la batalla que se desarrollaban de manera ininterrumpida.



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En el texto hay: magia fantasia

Editado: 31.08.2021

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