La joven llegó corriendo,
Y sonrojada entró al castillo.
Su padre se le quedó viendo
Cuando pasaba por el pasillo.
-Hija mia, ¿Que pasó?
Dime hija... ¿Que ha pasado?
-Es que un tonto me besó
Y al parecer me ha gustado.
Respondió Raquel con enfado.
Y su padre sorprendido,
Muy contento le abrazó:
-Dime hija ¿quien ha sido
Que a tal acto se atrevió?
-Es un tonto, ¡es un loco!
¡Un demente, sin razón!
Que se ha robado poco a poco
De mi pecho el corazón.
"Desde hace días no logro dormir,
En sus palabras suelo meditar.
Y ese calor en mi pecho... Este sentir
Que no lo puedo con palabras explicar"...
"No lo quiero, ¡no, señor!
No entiendo el pensamiento...
Si no entiendo del amor
¿Que me causa tal tormento?"
-Hija mía, ya no luches
Pues no servirá de nada.
Es tiempo de que me escuches:
Tu estas enamorada.
-¡No, no, no y no!-
Y su orgullo resaltó-
Una prueba pido yo.
-¿Qué tu pides, hija mía?
-Que el joven que me besó,
Sea muerto al llegar el día.
Y entre los brisianos es sabido
Que la prueba de la muerte
Es un método elegido
Para probar si un amor es fuerte.
El peligro de esta acción,
Le hacia un método prohibido.
Solo los puros de corazón
A este acto habían accedido.
Pero seria bueno hacer mención
Que pocas veces habían vivido
Los que a esto accedían.
Muchas veces no hallaban salida
Y nunca jamás volvían.
Su padre muy alterado
Vio en sus ojos la frialdad:
-Si el joven te ha gustado
¿por qué le haces tal maldad?
-Si en verdad me quiere,
Si su amor es tan fuerte,
Mañana cuando muriere
Despertará de la muerte.
-¿Estás loca, hija mía?
No merece tal castigo...
-Yo aceptó Rey de Alegría,
Si ella me impone tal castigo.
Pero si despierto al medio día
Ella se casa conmigo.-
Respondió muy decidido
El Príncipe enamorado,
El cual allí escondido
Todo había escuchado.
Entonces el rey le dijo:
-Oh, mi querido hijo,
No lo puedo permitir.
Existen muchos factores
Que te afectan al morir.
Cualquier pequeño factor
Podrá a prueba tu amor...
Un pequeño temor o dudar
Puede hacer que no vuelvas a despertar.
Esta es la mas grande de las señales