La Bruja Roja

13. La paradoja del edificio infinito

Dios, soy yo de nuevo.

El pitido de la alarma ocasiono que prácticamente cada criatura dentro del piso saliera inmediatamente a la sala principal; centauros, hombres aparentemente normales pero con colmillos de casi tres centímetros de largo, mujeres serpiente y sirenas en el acuario, ese tipo de cosas que me asusta el hecho de que se están haciendo normales en mi vida.

Todo el mundo estaba hablando y la alarma solo me confundió lo suficiente como para perderme entre la masa de gente y soltar a Katy, quien al no verme empezó a ladrar como si su vida dependiera de ello. Esto era una expedición con fines informativos, no un secuestro involuntario de parte de casi un centenar de personas.

Gracias al escándalo pocos se dieron cuenta de los ladridos, pero yo me apoye en varias personas para llegar hasta el can y taparle el hocico antes de que nos mataran. No creía que nos iban a asesinar, pero el problema ya estaba en la olla cociéndose desde que entre al ascensor.

De repente, todo el mundo se quedo callado y, encima de la entrada al ascensor, apareció una pantalla con un fondo azul que empezó a pasar diferentes símbolos junto a la voz de una mujer.

—A todas las embajadas de la Sociedad del Olivo, este no es un simulacro. Este es un mensaje en vivo del director del sector XVI de servicios infantiles de la Sociedad del Olivo, el director Iván Castro.— finalizó la voz y automáticamente apareció el ya nombrado con sus ojos amarillo limón y escamas típicas de un cocodrilo.

—Ha desaparecido hace minutos una PMI en los jardines de la sede del ministerio en Seúl. Su búsqueda es obligatoria y de ser encontrada enviada de regreso inmediatamente.— empezó con todo el director Castro, detrás de el había un hombre joven, quizás de treinta años, con cabello rubio y mirada preocupada.

Por más que achinaba los ojos seguía viéndose igual, así que supuse seria su verdadera forma.

Aunque este no es momento para eso, la verdad.

—Pelo rizado oscuro, ojos oscuros. Humana adolescente acompañada de un perro dálmata con manchas amarillas y responde al nombre de Mary Grace.

Ok, ¿no les parece un poco dramático? No es como si hubiera escapado del edificio o algo, literalmente solo debía entrar al ascensor y tocar el botón del piso PB y este problema estaría resuelto.

Y wow, ¿En serio estaba en Seúl?

A mí alrededor la masa de gente se movió rápidamente, empezando a dirigirse hacia los pasillos del lugar. Casi me llevan con ellos pero logre levantarme sobre una de las muchas mesas y esquivarlos pacíficamente.

Empezaron a llamarme mientras revisaban los pasillos, pero yo corrí hacia el ascensor cuando nadie miraba y entre rápidamente con el dálmata detrás de mi siguiendo mis pasos como un bebe obediente. Al cerrarse las puertas solté un suspiro de puro alivio y me concentre en volver rápidamente para disculparme y morir de vergüenza por eso.

El secuestro infantil es una cosa seria, por supuesto, pero ni siquiera había pasado una hora desde que salí del patio acompañada de un perro que podría morderte si quisiera.

(Katy Kat no apoya ningún tipo de violencia)

El ascensor bajo hasta llegar a la planta baja del edificio, y me prepare para morir cuando se abrieron la puertas. La sala frente a mi era una recepción de altos techos, con pisos de piedra oscura y detrás del escritorio (donde había guardias de seguridad junto con la secretaria) se leía el nombre de una empresa enorme en Estados Unidos en letras plateadas.

Las puertas de cristal estaban cerradas y custodiadas por un par de guardias armados, y yo no sabía si reír o llorar ante esta situación.

¿Qué demonios había pasado, no que estaba en Seúl?

Tuve que apoyarme en el marco del ascensor para no morirme allí mismo mientras Katy solo daba vueltas a mi alrededor. Yo solo estaba buscando la biblioteca, maldita sea, no un problema internacional.

Bueno, bueno, analicemos la situación. Primero entrare al ascensor, voy al primer piso y una manada de enanos entra sin verme o reparar en mi presencia. Después estoy en un edificio diferente, en un continente diferente y me están buscando todas las personas del lugar para devolverme a Servicios Infantiles.

Camille y James estaban muy entretenidos peleando, y no creo haberme ido por más de una hora del lugar, así que no veía el problema en todo el asunto. Y yo ya me estaba devolviendo para mi pueblo, así que relájense un poco que voy a vomitar.

Supongo que solo resta entregarse a las autoridades y rezarle a todo lo que este arriba.

Camine con Katy hacia el escritorio de la recepcionista, y espere un rato en frente de ellos a ver si se daban cuenta de que estaba allí. Por supuesto no lo hicieron porque llevo un buen rato siendo invisible, pero me gusta creer en causas perdidas.

Me acerque a la recepcionista y le toque el hombre varias veces mientras tocia.

—Eh, disculpa, pero creo que me perdí.— comente mientras me rascaba el brazo algo incomoda.

Algo no cuadraba en los oficiales armados, pero quise creer que solo era una medida drástica para no permitir que saliera del edificio, aunque Katy se movió incomodo entre mis piernas mientras nos acercábamos. La chica volteo a verme, y juro que quisiera que no lo hubiera hecho.

En este punto, quisiera no haber salido del jardín en primer lugar.

Ojos dorados como los de las criaturas que habían intentado asesinarme estaban en la cara de la veinteañera que sonrió dulcemente en cuanto me vio.

—Oh, debes ser la niña que todos están buscando. ¿Mary Grace, cierto? – Di un paso atrás cuando los guardias notaron mi presencia.— Todos estábamos muy preocupados, incluso llegamos a pensar de que nunca te encontraríamos con vida.

—¿No le parece un poco...drástico?— observe alrededor solo para descubrir que el lugar era un callejón sin salida. Las únicas vías de escape eran el ascensor detrás de mí y la salida principal custodiada.




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