Sacudo la cabeza y vuelvo a mirar afuera, en donde una vez más ya no hay nada.
<<¿Qué rayos?>>
¿Estaré imaginando cosas que no son? ¿Habrá pasado lo mismo con el espejo?
Dejo de pensar en ello y me centro en Jonas, el cual me ve con amor y dulzura.
—Vamos a la cama—Le digo parandome de repente.
—¿Así tan rápido? No pasa nada si somos románticos un poco más, mi amor. Nos queda mucha noche por delante—Es lo que más temor me da, porque estoy viendo cosas poco normales—Ven...—Me coge de la mano y sostiene su teléfono mientras me guía a la sala principal.
Prende su teléfono y nuestra canción suena de fondo. Me sostiene de la cintura con ambas manos y yo lo sujeto del cuello con delicadeza, pegandome a él. Recuesto mi cabeza sobre su pecho y ambos nos movemos lento al ritmo de las notas musicales. Su corazón retumba en mi oído y ambos suspiramos.
Mis manos lo toman por el cuello y me separo un poco para posteriormente besarlo en los labios, un beso que demuestra cuanto amor siento por él. Por el contrario, sus manos descienden por mi cuerpo y llegan a mis glúteos los cuales aprieta, haciendome saber su inmediata reacción ante mis besos. Éstos se tornan apasionados y ambos avanzamos, chocando contra todo lo que se nos atraviesa. Nos separamos para subir las escaleras y volvemos a unirnos dentro de la habitación.
Solo quiero pensar en esto y no que posiblemente me esté volviendo loca.
Nos deslizamos sobre la cama y la ropa poco a poco empieza a estorbar cuando el calor de nuestros cuerpos incrementa. Nos hacemos uno y después de probar nuestro elixir quedamos exhaustos. Jonas se queda dormido rápidamente mientras que yo sonrío viendo el anillo plateado en mi dedo anular.
No puedo creer que me vaya a casar con el amor de mi vida, es maravilloso poder compartir mi vida con este hombre que me hace siempre sentir tanto plena como amada. Giro mi cabeza y detallo su rostro sereno.
Una idea fugaz de despertarlo con besos me invade y cuando lo voy a hacer algo me detiene. Un sonido.
Mi teléfono vibra con una llamada entrante a la distancia y recuerdo que lo he dejado en la encimera de la cocina. Trago grueso y miro la hora en la mesita a mi lado. Éste marca las doce en punto y suelto un suspiro cargado de preocupación. No quiero bajar sola por ese pasillo de pesadilla.
Dejo de escucharlo y cierro los ojos para dormir pero éste vuelve a sonar.
<<Maldita sea>>
¿Y sí son mis padres llamando? ¿Y sí algo ha pasado y llaman para informarme?
Me levanto de la cama y mando hasta atrás los pensamientos negativos y el temor de salir de la habitación. Me coloco las pantuflas y abro la puerta para encontrar oscuridad total. Trago grueso y me armo de valor emprendiendo camino.
Bajo las escaleras rápidamente y enciendo todas las luces de la cocina. Ubico mi teléfono en la barra y voy a cogerlo. Lo desbloqueo y las notificaciones que me indica son las dos llamadas perdidas y un mensaje extraño de un número desconocido.
"Ya estás aquí"
¿Qué demonios significa eso? ¿Quién me ha mandado esto?
Voy a replicar el mensaje pero un ruido extraño viene desde la sala haciéndome sobresaltar. Mi corazón quiere salirse de mi pecho y mis manos tiemblan. Me deslizo en un movimiento rápido a mi izquierda y del cajón saco lo primero que mi mano agarra.
¿En serio? ¿Un batidor?
Trago grueso y sacudo la cabeza para concentrarme.
Doy pequeños pasos siguiendo el sonido y me oculto tras la pared conteniendo el aliento cuando me asomo. Todo parece estar en orden, la luz de la luna alumbra todo a su paso y un escalofrío me recorre entera cuando veo una sombra pasar. Los libros que estaban apoyados en la mesa cerca de la ventana se caen y las luces empiezan a prenderse y a apagarse por si solas.
Sostengo el batidor contra mi pecho con fuerza y doy tres pasos hacia adelante. Mala decisión, pues siento un frío extraño en mi espalda y posteriormente una respiración en mi nuca. Me paralizo como nunca antes e intento voltear la cara, sin embargo, no puedo. Cierro los ojos con fuerza y chillo cuando una fuerte presión se hace presente en mi pecho.
Abro los ojos y por el rabillo de ellos puedo ver ¿Cabello?
¡Qué demonios está detrás de mí!
Quiero moverme, tengo que moverme.
—¡Jonas!—Grito. Pero me doy cuenta de que realmente no emití nada, que todo lo he dicho en la mente. Mi lengua se siente pesada y la cabeza comienza a darme vueltas.
Respiro con dificultad y sé que estoy en medio de un maldito ataque de pánico. Las luces dejan de prenderse y apagarse. Puedo moverme de nuevo y comienzo a gritar el nombre de Jonas. Me encojo en mi lugar y me pego a la pared volteado a todos lados, con pánico y miedo.
Los pasos de mi novio se escuchan bajar por las escaleras y luego lo veo entrar a la cocina con preocupación reflejada en su rostro. Se agacha frente a mi y acuna mi cara con ambas manos.
Lágrimas caen por mis mejillas y mi pecho sube y baja violentamente.