La cabaña Mirrell

Capítulo 13–Tormento

Escuchar gritar y llorar a causa del dolor a mis padres es otra cosa completamente distinta a lo ya experimentado. El verlos en agonía no hace más que afligirme cada vez más. El corazón se me estruja y es como si reviviera las escenas una y otra y otra vez.

Mamá se sostiene de la camisa de papá llorando y negando con la cabeza mientras la Agente le cuenta verdaderamente los sucesos que pasaron en esa cabaña, así como lo que encontraron en la autopsia de Paige. Las mejillas de papá lucen empapadas a causa de las lágrimas y sostiene con fuerza a mamá, quién luce como si fuera a desplomarse en cualquier momento. La Agente tiene un gesto duro pero en su mirada se cuela la empatía.

Yo permanezco sentada y no dejo de morderme los labios mientras escribo el mensaje de texto a la Señora Daialee, madre de Jonas. Mensaje en el cual le digo que su hijo está internado en el hospital con un coma inducido por herida de bala y apuñalamiento, porque Redd no sé quedó tranquilo con el disparo en la pierna sino que también lo apuñaló, logrando perforarle una costilla, así como también el golpe en su cabeza. Ella llama reiteradas veces, sin embargo, todavía no tengo el valor suficiente para coger las llamadas.

—¡Lo quiero muerto! ¿Me oyó?—Mamá grita en medio de su desesperación y las manos me tiemblan cuando por quinta vez consecutiva mi teléfono vuelve a vibrar.

"Tengo que hacerlo. Tengo que hacerlo"

Contesto la llamada. Una voz angustiante se filtra a través de mis oídos y luego le sigue un llanto incontrolable. Empieza la negación cuando le relato los hechos y la furia es la siguiente en hacer su aparición. Después la culpabilidad y el remordimiento. La tranquilizo con palabras certeras y ella dice que la mantenga informada de cualquier novedad.

"No puede viajar ahora"

Le repito muchas veces que no se preocupe y ella me dice que hará lo posible por venir a ver a su hijo. Asiento aunque sé que ella no me puede ver y la llamada se corta.

—¡No me importa! ¡Tiene que pagar! Ese desgraciado ha traído demasiado sufrimiento a esta familia. Es hora de que lo sentencien y que se pudra tras las rejas—La dura voz de papá se hace presente y guardo el teléfono en uno de mis bolsillos para acercarme hasta donde están ellos. Mamá ahora yace sentada en el sillón y se aferra al brazo de éste como si se fuera a caer en cualquier momento. Su mirada perdida me indica que está pensando en miles de cosas y me acuclillo a su lado.

Tomo su mano y ella la aprieta con fuerza negando con la cabeza.

—No debiste pasar por todo eso tú sola Sophie. No... Debieron—Hace corrección—Tú no merecías esto, Jonas no merecía eso... Tú hermana... Oh Paige... Mi niña... No... Ella...—Las palabras se le atascan y dejo que vuelva a liberar el tormento que ahora guarda en su alma.—¿Por qué?—Solloza y nuevas lágrimas le mojan las mejillas—¿Por qué nos la arrebataron de esa manera?

—Mamá—Un nudo se forma en mi garganta y es el que me impide hablar. Trago grueso queriendo disiparlo—Perdóname... Por... Por no haberles dicho nada, por...

Me sostiene de ambas manos y niega luciendo un poco molesta de un momento a otro.

—Jamás te sientas culpable de lo que pasó. Tenías miedo y lo entiendo. Tú fuiste quien la encontró y Dios... No sabes lo mal que me siento porque hayas tenido que ver esas cosas. Sé que esto te generó un trauma, pero estamos aquí para ti... Siempre vamos a estar para ti, hija—Frunzo los labios y me guardo un grito de dolor.

Otras manos se posan en mis hombros y cuando alzo la cara, papá me mira con tristeza. Me paro rápidamente y engancho mis brazos alrededor de él. Escondo la cara en la curvatura de su cuello y puedo sentir el desbocado latir de su corazón.

Jamás lo había visto tan roto como ahora. Tan frágil y tan asustado.

La Agente se acerca nuevamente al igual que el Doctor, quién apareció minutos después del colapso de mamá, y su gesto serio se me antoja preocupante. El Doctor habla sobre la incineración del cuerpo de mi hermana y las facciones de mis padres se contraen cuando les dice si quieren verla antes de hacer el proceso. ¿Acaso eso no sería más repugnante y doloroso? Al no recibir respuesta, el Doctor se aclara la garganta y hace que lo sigan para verificar el proceso que se debe llevar a cabo.

La Agente le dice a sus dos oficiales que pueden retirarse a la comisaría y nos quedamos en un silencio incómodo.

—Deberias irte a descansar, Sophie. Es importante que cuides también de tu salud—Niego de inmediato.

—No voy a dejar solo a Jonas... Me da miedo que algo le pase y no esté a su lado y...

—No te preocupes Sophie. Nada malo le pasará. Las enfermeras cuidarán de él. La pesadilla acabó, quédate tranquila y piénsalo ¿Vale?—Asiento—Debo irme. Tengo que hacer reportes de su caso y guardarlos en el archivo para poder sacarlos el día del juicio. También tengo que saber en qué fecha se llevará a cabo.

El vello de mis brazos se erizan con tan solo pensar en que volveré a ver al asesino de mi hermana.

—Mantenganos informados, por favor

—Por supuesto—Hace un gesto y después gira para irse por las escaleras. Suspiro y me dirijo al cuarto de Jonas para ir por mis cosas. A decir verdad, necesito una ducha y una buena siesta.

Las luces tenues me dan la bienvenida y muerdo mi labio yendo con él. Le beso la mejilla y vuelvo a decirle lo mucho que lo amo. Me dirijo al sofá y recojo mis cosas para después salir.



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En el texto hay: fantasia, verdades dolorosas, sanacion

Editado: 12.05.2023

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