La caída de Fermín

Capítulo 8

Se despertó y pudo ver el claro cielo y la copa de algunos árboles, la mayoría de verdes y altos pinos. Le dolía todo el cuerpo y tenía las ropas aún húmedas, pero estaba viva, y lo demás no era nada a comparación de ello.

Se incorporó de a poco y rápidamente tomó la daga que tenía más a mano.

-¿Quién eres?- dijo apuntando con la daga al joven que se encontraba a unos pasos de ella sentado. Éste se puso de pie y se caminó hacia ella.

-Creo que las doncellas ya no son como antes. Para empezar- dijo tomando la punta de la daga de Sibilia y posteriormente tirándola a un costado- no deberías apuntar con esa cosa a quien te salvó, y en segundo lugar, soy Kilian.

La chica tomó su daga y devolvió a su cinturón, luego miró al chico.

-Sibilia.

Todo un placer. Y bien, ¿Qué te llevó a saltar de un acantilado al río?

Ogros, me estaban persiguiendo. Gracias por haberme sacado del agua.

-No podría vivir con mi conciencia si hubiese dejado morir a alguien ahogado. ¿Puedo sentarme allí? ¿Quieres comer? Tengo algunas manzanas.

Sibilia asintió. Él tomó el lugar a su lado tendiéndole una de ellas.

Kilian no era de cerca la definición exacta de apuesto, si no más bien singular. Sus rasgos eran afilado, su cabello era del color intenso del fuego y sus ojos grises como el acero. Pero la mirada de Sibilia se había posado en un pequeño medallón que portaba el joven.

-Veo que no dejas de observarlo- dijo tomándolo entre sus dedos.

-Nunca había visto uno con ese dibujo.

-Las calaveras y las rosas no son de aquí, pero tu tampoco lo eres. De ser de aquí, sabrías que hay que evitar el territorio de los ogros.

Tu lo sabes y tampoco eres de aquí- dijo encogiéndose de hombros- ¿de dónde eres?

-Provengo de Handasaj.

*****

Muchas veces sentía que le gustaría volver a ser ese niño que deseaba aprender a montar en caballo como su padre, y no ser aquel joven en el que se había convertido estando parado esperando una avalancha de responsabilidades que creía incapaz de sostener.

A las primeras horas de la mañana habían llegado hasta el palacio noticias de que los bárbaros habían invadido las tierras de Lithiaj una vez más, y a lo que su padre, el Rey, había supuesto una condición óptima para que él dirigiese solo esta batalla. Siempre se había sentido preparado para hacerlo, no así en esta ocasión.

No podía concentrarse. Sus pensamientos iban entretejidos pensando en el plan de Sibilia que le había contado Clarisse y su preocupación por ella, mantener su promesa en silencio, la asunción al trono, los bárbaros, y las ganas de volverla a ver que le producían los recuerdo sobre Danae. Pero allí estaba, esperando para combatir a los invasores y comandar una buena parte del ejército. Para su suerte y agradecimiento, Wiston lucharía a su lado.

Poco a poco en la frontera comenzaron a hacerse visibles los bárbaros. Zarek nunca había creído posible que pudieran superarlos en número, pero se había equivocado.

-Debimos traer más soldados, Wiston, nos destrozaran.

-Su alteza, si me lo permite, le diré lo mismo que le dije a su padre una vez. Aún cuando las condiciones no sean favorables debe permanecer firme y avanzar de frente. Un líder inseguro genera una población insegura, el temor es contagioso su alteza.

Dicho eso y agradecido por las palabras ordenó formar filas y avanzar hacia los enemigos, los cuales se aproximaban a ellos rápidamente para que de la unión de los bandos naciera la lucha, la batalla.

Lithiaj era un lugar pacífico y de bondad, pero las guerras no poseen dichas cualidades.

Se alzaron unos con otros con furia y armas que relucían con el reflejo del sol, uniéndose en una danza de muerte bajo la sinfonía de metales chocando, gritos y alaridos.

*****

Creí que las tierras de Handasaj habían sido destruidas por la peste y apropiada por las bestias de las sombras.

-La peste por desgracia dio paso por nuestras tierras, pero las bestias no la acompañaron, sólo la muerte de los habitantes.

Sibilia pensó en Eric y en que le había contado en una de sus últimas cartas que estaba próximo a la frontera de Handasaj. Quizás Kilian podría guiarla. Quizás encontraría a Ericlian.

-Vine hasta aquí intentando encontrar la frontera con tu tierra, mi mejor amigo ha desaparecido allí y deseo encontrarlo. ¿Podrías guiarme o decirme qué camino tomar?



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, venganza

Editado: 05.09.2018

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