El barco insignia de la flota “El Invasor” fue gravemente dañado, por lo cual tuvo que reemplazarse con “La Perla”, un imponente bergantín de madera negra de la zona norte de Invar, veloz, elegante, resistente, igual que su capitán, el almirante Sake, el terror de los mares del oeste, famoso por nunca haber perdido una batalla en el mar y navegar contra viento y marea con tal de llegar a su destino.
Los primeros 2 días de viaje transcurrieron sin incidentes, unos cuantos mareados (Kralot entre ellos) y una que otra vomitada de vez en cuando, fuera de eso era un bello día, el sol brilla, el viento sopla una suave brisa marina, se ven unas cuantas aves volando y aterrizando en los barcos para descansar.
Malacasán sale de su camarote para tomar algo de aire, camino a la cubierta encuentra a Caidron y un par de marineros charlando sobre cosas triviales, ella los saluda con educación, los dos marinos hacen una pequeña reverencia y se marchan, los dos se quedan solos en el pasillo. Voy a la cubierta a tomar un poco de aire fresco-dice ella- ¿quieres venir? Claro-responde el- los dos caminan juntos hacia las escaleras, suben y se encuentran en la cubierta, ambos van hacia la popa, la cual está vacía, todos los demás están en sus labores o descansando, ella deja que su cabello carmesí ondeé en el viento, él la mira boquiabierto, hipnotizado por su belleza, es fácil olvidar que tras esa armadura y esa actitud glacial y arrogante se encuentra una mujer cuya belleza es capaz de competir con los ángeles, ella nota la mirada de su acompañante y comienza a hablar. ¿acaso tengo algo en la cara? -pregunta con ironía- no, solo me perdí en mis pensamientos-responde sonrojado- mira como está el mar, es casi tan bello como tus ojos.
¿Qué cosas dices? - responde ella mientras ríe inocentemente y lo golpea suavemente en el brazo- sabes que mi padre te ejecutaría si oyera eso. Ambos ríen y comienzan a hablar de todo tipo de cosas, las horas pasan volando, la tarde da paso a un atardecer, mientras ellos hablaban, parecía que apenas habían pasado un par de minutos, el sol poniente tiñe el cielo de rojo y anaranjado, su pelo parece fundirse con el firmamento, las primeras estrellas empiezan a salir y se reflejan en sus ojos azules, su vestido amarillo combina con todo y contrasta con su piel blanca, haciendo que pareciera una diosa del fuego caída a la tierra, él la mira embelesado, ella ve el sol reflejarse en sus ojos negros y el negro de la noche hacerse uno con su pelo la luna parece envolverlo y bañarlo con su luz, siempre olvida que ese fiero caballero, capaz de enfrentarse a demonios y bestias, es un hombre, su piel tostada por el sol contrasta con sus ropas azul marino, su silueta se asemeja con un espíritu del mar.
El movimiento del barco se hace brusco de golpe haciendo que ambos pierdan el equilibrio y se abracen, se miran a los ojos y en ellos ven un brillo que nunca antes habían notado, ella recupera la compostura y lo besa, él le corresponde, no lo puede creer, su amiga de infancia, la princesa del reino al que había jurado lealtad, su primer amor, ahora también su primer beso, se separan y siguen abrazados, ninguno quiere arruinar el momento con palabras, se quedan abrazados por un tiempo mientras son envueltos lentamente en la oscuridad.
De repente todo cambió, nubes de tormenta se forman en el horizonte, al principio no parece la gran cosa, pero a medida que se acerca el viento sopla más fuerte y las olas golpean los barcos con su poder, toman un desvío para tratar de evitarla, pero pareciera que los sigue, eventualmente quedan atrapados en ella, el mar ruge, los truenos gritan y el viento sopla, una melodía que representa la furia de la naturaleza.
Son separados por el movimiento de la nave y corren hasta el puente, ahí encuentran a Sake y dos marineros luchando por mantener el control de la nave, todos los demás se encuentran batallando con las velas, el mareo y las olas, los magos de cada barco usaban todo tipo de magia para tratar de limitar el efecto de la tormenta, la cual duró toda la noche y los separó y desvió bastante de su destino.