El cruce de "Las dos cabezas" era un lugar malvado. Esto sabian todos. Pero solo algunos tenian precaución de pasarlo con cuidado. Entre ellos no estaba el chofer del camion, ni la pareja que quedo aplastada debajo del gigante de acero de ocho ruedas.
Cuando Eddy y el viejo llegaron, el lugar todavia estaba lleno de autos con luces giratorias.
Un oficial se acerco a ellos. La mandíbula del hombre estaba temblando.
- Primera vez en mi vida veo una cosa asi! Tengo pesadillas garantizadas por un año!
Eddy se quedó atento al comentario. No sentía miedo, solo que las piernas se pusieron flojos.
- Que vamos a hacer? - preguntó al viejo.
- Ej! - suspiró Roger - va a ser complicado.
Con mucho esfuerzo de dos gruas camion movieron al costado.
Se pudo ver lo que quedó de un auto que estaba debajo.
Los herreros estaban cortando las chapas del auto con amoladoras. Las chispas salpicaban por todo lado alrededor. Y asi tambien salpicaba la sangre. Y los obreros salpicaban las maldiciones cada rato.
Media hora despues abrieron el auto como un pollo preparado para el horno. El vehiculo parecia un monstro con la boca abierta sacando los dientes de acero guardando una sonrisa malvada.
Eddy puso la mascara para detener un poco olor a sangre coagulada.
Dentro del alborote de restos del auto de repente vio la mano de una mujer. Los dedos estaban rotos y cada uno señalaba a los cuatro polos, al cielo y a la tierra.
- Esto no es un museo! - gritó Roger. - no hay nada para observar! Mas rapido guardamos esta carne, mas pronto saldremos de aca.
Eddy solo pudo asentir con la cabeza. Unas nauceas fuertes le apretaron el estomago.
Moviendo las chapas, los asientos y plasticos rotos empezaron a sacar pedasos de carne, mezclados con la ropa dura de sangre seca.
Eddy abrió la bolsa y asistia a Roger depsegar los restos humanos y guardarlos en la bolsa.
En un momento el viejo metió la mano y saco una cabeza. Era de una mujer. La paso a Eddy para meter en la bolsa. Los ojos estaban abiertos, tenian mirada vidriosa. En una oreja tenia un aro en forma de Flor de Lis de oro que reflejaba las lices rojas y azules de los autos policiales. La boca estaba abierta, es como tratando decir algo. Le faltaban los dientes de adelante solo tenia colmillos. Eddy pego un susto y dejo caer la cabeza dentro de la bolsa tratando de olvidarla para siempre.
Algunas partes sacaban por pedasos. Se notaba que eran un hombre y una mujer. Pero ahora se unieron para siempre como una sola carne.
Roger se dio vuelta y miro a Eddy.
- No pasa nada muchacho, pronto lo vas a olvidar todo. Tengo preparado para ti un buen trago.
Las manos de Eddy parecian estar hechos de marmol.
- Dame otra bolsa, - dijo Roger, atando la bolsa llena.
- S-si. - contestó Eddy - ya voy.
Cuando ambas bolsas estaban llenas, el viejo suspiró con alivio.
- Parece que ya esta.
Eddy no podia hablar, los dientes saltaban golpeandoce entre si.
Ademas sentia fuertes mareos. El mundo se daba vueltas tratando de sacudirlo tirando de la Tierra al espacio exterior.
- Les falta mucho? - pego un grito el oficial que no tenia ganas de acercarce. El resto de los oficiles mantenian la distancia tambien.
- No. Solo unos kilos - grito Roger.
Nadie de los policias ni siquiera sonrió.
- La vida hay que tomarla con humor. - dijo el viejo - Si no, te disuelve el cerebro.
- No me alcanza el sentido de humor para las cosas como esta.
- Ahora pasamos un rato por la morgue, firmamos el acta de entrega y a la casa. - Roger parece que estaba mas aliviado de salir de este lugar.
Eddy subió a la camioneta. Tenia fuertes temblores en todo el cuerpo. Solo miraba adelante tratando de sacar la imagen de la cabeza de la mujer pegada en su mente.
En la morgue del hospital central les hicieron una observacion que las partes de los cuerpos no estan separados segun como pertenecían a los fallecidos. Asi seria mas dificil de sepultar, acusando a los empleados de limpieza de negligencia. Pero Roger se puso a discutir diciendo que no habia manera de hacer este trabajo de otra manera. En tal caso que se encargan los de la morgue. Los otros prometieron leventar una queja y asi quedo.
Eddy no se acordaba como llego a su casa. El viejo lo trajo en la camioneta y le ayudó a subir a su habitacion. La encargada los miro con ojos bien achicados, pero no se animó a decir nada.
Ya en la habitacion Roger saco del bolsillo una botella pansona y sirvio al chico medio vaso del líquido marron con un fuerte olor y la fuerza que podria tirar al piso a un caballo.
Eddy se envolvió en la colcha tapandose hasta la cabeza. El estomago ardia como un vulcan en erupcion. La lengua estaba seca como una tostada. Pero dado al efecto de la bebida el chico cayo en un sueño profundo.
Al dia siguiente Eddy no podia levantarce de la cama. Menos mal que era su dia de descanzo. Era imposible presentarce al trabajo.
Y asi paso el dia, mirando a la ventana y durmiendo entrecortado. A vecez tenia miedo de cerrar los ojos. Y solo esperaba alguna mejora psicologica y un poco de calma de temblores en el cuerpo. Tampoco tenia hambre, solo sed insaciable.
Pronto llegó la noche. La habitacion se hundio en la oscuridad. Eddy no tenia sueño. Sin prender la luz se levantó, abrió la ventana y respiró un poco de aire fresco. Era una noche hermosa de otoño.
De repente escuchó a lo lejos una sirena policial. Los recuerdos le pegaron otra vez.
"Que horrible! - pensó - Debe ser que hoy sepultaron la pobre pareja. Que impedecible es la vida de un ser humano".
Eddy sintió un poco de escalofrio. Cerró la ventana y se dio vuelta.
Un nudo en la garganta, electricidad en las piernas y un gemido de sopresa y susto lo sacudió hasta las raices del cuero cabelludo.
En el medio de la habitacion, iluminados solo por los reflejos de la calle estaban paradas dos figuras humanas observando al chico silenciosamente.