Capitulo 7

El final del tiempo

Juan y Tomás habían enfrentado muchas aventuras juntos, pero nada los había preparado para lo que estaba por venir. Una misteriosa figura había aparecido en su mundo, y su presencia estaba causando estragos en el tiempo y el espacio.

El cielo se estaba oscureciendo, y el mundo parecía estar al borde del colapso. Los relojes se detenían, las estrellas parpadeaban y el aire estaba cargado de electricidad estática. La misteriosa figura, conocida como el Señor del Tiempo, estaba causando un caos que ningún ser humano podía entender.

Juan y Tomás sabían que tenían que hacer algo para detener al Señor del Tiempo, pero no sabían por dónde empezar. Hicieron todo lo posible para investigar y buscar pistas, pero nada parecía funcionar. El tiempo seguía avanzando cada vez más rápido, y el mundo estaba al borde del colapso.

Desesperados, decidieron buscar ayuda. Recordaron a su antiguo aliado, quien los había ayudado en su aventura anterior. Sabían que él tenía conocimientos mágicos y poderes sobrenaturales que podrían ser útiles en esta situación.

Juntos, Juan y Tomás fueron a buscar a su aliado. Sabían que era una tarea difícil, ya que no tenían forma de contactarlo directamente. Pero recordaban una de sus pistas, la cual decía que siempre estaba cerca de un reloj antiguo que se encontraba en una tienda de antigüedades en el centro de la ciudad.

Después de buscar en varias tiendas de antigüedades, finalmente encontraron la correcta. Y allí, en la esquina de la tienda, encontraron a su aliado. Era como si hubiera estado esperando por ellos todo el tiempo.

"¡Lo encontramos!" exclamó Juan emocionado, mientras se acercaba a su aliado.

"Ya era hora", dijo el hombre misterioso, sonriendo. "Sé lo que están enfrentando, y estoy aquí para ayudarlos".

Juan y Tomás explicaron la situación al aliado, explicándole cómo el Señor del Tiempo estaba causando estragos en el mundo y cómo el tiempo estaba avanzando más rápido cada vez.

El aliado se tomó un momento para pensar en la situación antes de responder. "Esto es algo que va más allá de mi comprensión", dijo. "Pero hay una cosa que puedo hacer. Les puedo ayudar a llegar al Señor del Tiempo".

Juan y Tomás estaban emocionados de escuchar eso. Sabían que enfrentar al Señor del Tiempo no sería fácil, pero al menos ahora tenían una oportunidad.

El aliado sacó una caja de su bolsillo y la abrió. Dentro de la caja había un reloj antiguo, que parecía tener siglos de antigüedad. "Este es el Reloj del Tiempo", dijo el aliado. "Puede llevarte a través del tiempo y el espacio, y te llevará directamente al Señor del Tiempo".

Juan y Tomás estaban asombrados. Habían oído hablar del Reloj del Tiempo antes, pero nunca habían visto uno en persona. Sabían que era una herramienta muy poderosa, pero también sabían que era peligroso usarla.

"¿Estás seguro de que esto es una buena idea?" preguntó

Juan sonrió y asintió con la cabeza. "Absolutamente. Tenemos que hacerlo. Es la única forma de asegurarnos de que nunca más haya una amenaza como la que enfrentamos".

Tomás suspiró y asintió lentamente. "Tienes razón. Es una tarea difícil, pero alguien tiene que hacerlo".

Comenzaron a caminar juntos hacia el horizonte, el sol brillando detrás de ellos. Sabían que había un largo camino por delante, pero también sabían que lo recorrerían juntos. Y así, la carrera contra el tiempo continuó.

Juan y Tomás se dedicaron a recorrer el mundo, buscando y eliminando cualquier amenaza sobrenatural que pudieran encontrar. Viajaron por los cuatro continentes, visitando lugares remotos y exóticos en busca de respuestas y pistas.

A medida que pasaban los años, la fama de los dos amigos se extendió por todo el mundo. Muchos los llamaban los "guardianes del tiempo", y la gente que conocían se sentía más segura sabiendo que ellos estaban ahí fuera, luchando contra las fuerzas del mal que amenazaban el mundo.

A pesar de los peligros que enfrentaban constantemente, Juan y Tomás nunca perdieron la esperanza y siempre se apoyaron mutuamente en los momentos más difíciles. Se convirtieron en leyendas, y sus hazañas se transmitían de generación en generación.

Finalmente, llegó el momento en que los dos amigos sintieron que habían cumplido su misión. El mundo estaba más seguro gracias a su dedicación y sacrificio. Se retiraron juntos a una pequeña casa en las montañas, donde vivieron el resto de sus días en paz y tranquilidad.

Pero siempre recordarían su aventura juntos, la carrera contra el tiempo que los había llevado a lugares inimaginables y los había forjado en guerreros invencibles contra las fuerzas del mal. Y aunque habían dejado atrás su lucha, su legado viviría para siempre en las mentes y corazones de aquellos que habían sido salvados por ellos.