La canadiense terminaba sus gomitas de vitaminas, saboreo con su lengua el paladar y un
sabor amargo—dulce constante la impulsó a levantarse del suelo y correr al baño, una puerta
deslizante corrió entre las paredes ella entró y cepillo sus dientes, quejándose del mal sabor
que le habían dejado las gomitas, en el diminuto baño de tres metros por uno de ancho, frente
al espejo, su reflejo parecía estar atrapado en un lugar dos veces más pequeño, observó las
paredes y estas parecian que la acorralaban cada vez un poco más, dejo de ver el reflejo y
cesó su cepillado, su respiración estaba aumentando y se concentró en un ejercicio de
relajación, con la boca llena de espuma, susurró.
¿Claustrofobia?
¡Yo no sufro de eso!
¿O si?
—Estoy harta de este lugar—
En su muñeca el reloj pulsera palpitaba una luz color verde neon, le llego un mensaje de voz,
Lily lo escuchó y su humor cambio totalmente a positivo, era un mensaje de Martin Mora
invitando a la incursión improvisada hacia los autos encontrados el dia anterior, Lily estaba mas
que alegre, aunque debia irse sin que notaran su repentino escape, escupio en el lavadero, y
se dirgio hacia los muebles, encontró el tipico traje de tropa un conjunto total de azul, las botas
negras de seguridad y puntas de metal, esta vez decidio llevar una gorra de color azul y de
frente tenia un logo un disque planeta rojo, era Marte, y debajo del logo "In Mars we trust" la
tipica frase de la mision.
Entró al baño nuevamente con las manos llenas, las botas, el conjunto de ropa y la gorra, la
ducha se escuchó por unos cinco minutos, Lily salió preparada buscó su mochila, introdujo un
par de botellas de agua de medio litro cada una, cerró la mochila y la cargó en su espalda, se
agachó para ajustarse las botas, lo hizo y al poner su cuerpo erguido, sintió una pequeña
molestia, un ardor en su pie, exhalo un poco y tomo una bocanada de aire, se dirigió a la puerta
y se detuvo, su cabeza giró unos noventa grados, orientó su mirada hasta Cooper, lo observó
detenidamente por un momento, analizando cada detalle de su respiracion artificial, sentia
consideración hacia él, como si un familiar se tratase, volvió hacia la puerta y deslizó su mano
por un escáner que se encontraba en la pared, la puerta desapareció entre las paredes.
Una sombra se le proyectó de inmediato ante Lily, por un segundo ella pensó que se trataba de
la última persona que desearía, el supervisor Soler, por suerte para la castaña de ojos grises
era otra persona. Jhon Ekans estaba a punto de tocar su puerta cuando Lily la abrió, los dos
quedaron sorprendidos, aún más Lily que se llevó el susto del día, si la encontraban saliendo
de su lugar de trabajo, la cambiarian, la dejarían sin labor por el resto del mes o la anotarian en
trabajos menos convincentes para ella.
¡Me asustaste!
—Lo lo siento—
¿También te llegó el mensaje? Pregunto Lily.
¡El mensaje, si claro!
Jhon Ekans inclinó su cabeza clavó su mirada a su muñeca y su reloj palpitaba una
notificación, ipso facto abrió el mensaje, se oyó el recado a todo volumen.
"Hola soy Martin, encontré un informático, me ayudó a contactarlos, nos podemos comunicar
con cada uno solo dentro de la nave, no importa, llevo a unas personas al lugar donde
encontramos los coches, nos vemos allí"
¿Qué traerá en mente ?
—Creo que sé de qué se trata—
—Quieren reparar los autos y conducirlo por una apocalíptica ciudad, es solo eso—
'Suena divertido', opinó Lily Lane, que apresuraba el paso alejándose del joven Ekans, Jhon no
se movía del umbral de la puerta. Lily frenó sus pasos y dio media vuelta, observó a Jhon
extrañando.
—¿No olvida algo?, señorita Lane—
Vociferó él corredor de autos.
—No, contestó segura de sí misma.
¿Las gafas ? Preguntó Jhon Ekans mientras se colocaba las suyas.
Lily regresaba con paso firme, se internaba a la habitación y empezó a buscar sus gafas de
protección.
—No te quedes ahí, entra y ayudame a buscar—
Jhon entró y la puerta se cerró deslizándose, observó todo a su alrededor en el lugar, frente a
él un anciano con tubos y electrodos conectados a su pecho, atrás divisaba un baño, a lado un
ventanal había sido clausurado, un letrero de "Ñao abrir" y una valla metálica soldada, Ekans
halló las gafas sobre la manta que arropaba a Vladimir Cooper, se las pasó a Lily diciendo...
—No lo uses de porta—cosas no es un escritorio, o un perchero—
—Cierra la boca, contestó Lily.
¿Aún estás molesta?
—Supongo que no te gusta ser rescatada—
¿Qué? A todos les gusta ser rescatados, contestó la canadiense.
Lily y Jhon caminaban juntos por los pasillos de la nave rumbo a los elevadores.
—En emergencias—
Susurró.
A Lily Lane no le gustaba eso de estar siendo salvada por reiteradas ocasiones, se preguntaba
así misma si en aquellas condiciones podría defenderse sin la ayuda de Jhon, se contestó
mentalmente, "Si podía"
—Creo que no te gusta, te gusta salvarte sola—
Mencionó Jhon
¿Por qué crees eso?, preguntó Lily mientras oprimía un botón fuera del ascensor, que lo haría
llegar hasta el piso donde permanecían, un total de veinte pisos, estaban en el piso diecisiete, y
el aparato empezaba a subir, un panel digital presentaba el número actual del ascensor, piso
10, 11, 12...
—Por que eres aguerrida, valiente y aventurera—
Lily y Jhon entraron al ascensor, Jhon oprimio el boton pb, planta baja, las puertas se cerraron,
Lily estaba sonrojada no podía ocultarlo, su color de piel con escasa melanina le presentaba un
color ardido como una toma de bomberos, en ocasiones de mucha intensidad o cuando se
sonrojaba por un cumplido.
Martín apenas llegaba a la tienda de autos, todos se quedaron maravillados al ver Mercedes,
Fords y más autos flamantes otros con una capa de polvo, pero todos sin batería funcional, y
sin sistema eléctrico.
—Muy bien este es el estado de todos esos bebés aquí, nuestro trabajo es cambiar, hacer
magia—
Martín se dirigía locuaz y firme hacia el gentío, todos empezaron a maniobrar los autos.
—Esperen ¿quiénes son mecánicos? Interpelo Martín.
Todos alzaron las manos.
¡Calificados!
Pedro quedó con la mano extendida, también Jo Margaret Silva una mujer mulata, grandes
bustos, piernas y pantorrillas, era la más alta en el lugar, un metro setenta y nueve, con una
cabellera abundante de rizos alborotados, unos labios carnosos y grandes, en su mano
derecha poseía una llave de dos manos.
—Un, dos, tres mecanicos—
—Debiste preguntar antes— aludió Margaret.
Eran las diez de la mañana Jhon y Lily pasaban por la avenida, escuchaban gritos, murmullos y
risas que provenían desde la tienda de autos, primero entró Jhon, y extendió la mano hacia Lily,
ella lo ignoró y siguió sola divulgando unas palabras sin dirigirse al joven Ekans.
Jhon siempre me meteré en problemas, seguro que puedo, solo si se complica gravemente...
Lily giro su cabeza y miró fijamente a Jhon—
—Espero que estés cerca—
Jhon asintió con la cabeza, y ambos pasaron las oficinas y se dirigieron a la bodega donde una
manada de fanáticos de autos hacían barra a unos cuantos mecánicos, habían hecho un tipo
de competencia, quien aflojaba más pernos en un tiempo record, Jo Margaret Silva había
ganado con una racha insuperable.
—¿Qué hacen?— Cuestionó Jhon y fijó sus ojos en las caderas de Margaret recorrió
rápidamente su silueta observo sus labios, su cabello, y sus grandes muslos, disimuló ver hacia
otro lado y dejó de observar a la mulata, se decidió saludar a Martin y observó en el suelo unas
baterías de autos, las habían extraído de los coches y apiladas unas cuantas sobre otras.
—Jhon los autos no encienden—
Martin se dirigía con mesura hacia Ekans, era el más experimentado entre los demás, antes de
ser piloto fue mecánico profesional.
—Extrajimos estas baterías esperemos no perderlas—
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Editado: 03.10.2024