El dia siguiente que el supervisor Soler visitó la habitación de Kirt Hudson pudo enfrentarlo y
por fin desvelar lo que ocurrio el dia del accidente, Hudson se rindió y empezó a relatar todo
desde la comodidad de su cama, quiso mover su pie por un momento pero el jalón le despertó
las ideas, recordó que estaba su pierna inmovilizada, amaneatada al techo de la habitación ,
techo cubierto por un holograma de estrellas constelaciones y amaneceres, Kirt Hudson
dirigiéndose a Soler dijo;
Era el dia del despegue, era el último lote de naves que debía saltar de la Tierra, las demás se
adelantaron unos cuantos meses, así que nuestra flota debía ser la última en dejar este
planeta, cuando las naves alcanzaron dos mil kilómetros por horas de velocidad ya no habria
vuelta atras ese era el plan después de eso ocurría un nuevo impulso que llevaría en velocidad
constante las naves a Marte, nuestro destino.
Las imágenes de aquel día se materializaron en la mente de Hudson mientras contaba los
hechos.
Era el dia del despegue y Rodrigo Sousa, Kirt Hudson, Vladimir Cooper, la oficial Donoso y Dos
Santos estaban en la cabina de mando de la nave, la inmisión todo un éxito todo estaba
saliendo de maravillas, siendo esto cierto, las naves empezaban a alcanzar la velocidad
necesaria para el siguiente impulso y dejar la atmósfera de la Tierra, dentro de la cabina de
mando de la nave de Hudson todo estaba tranquilo sin novedades, de pronto Rodrigo Sousa
dejó su asiento y comentó que iría a por algo de comer incluso se ofreció si alguien deseaba
algo, todos respondieron que no, incluso Hudson el capitán.
Cuando Sousa salió y la puerta deslizante volvió a su lugar parecía que la atmósfera se torno a
un ambiente denso y extraño.
—¡Atrapenlo!—Chilló Cooper, el científico a cargo.
La oficial Donoso mujer robusta y Dos Santos dejaron sus asientos y se acercaron rápidamente
hacia el puesto de mando del capitán, se abalanzaron hacia Hudson y lo sujetaron con fuerza,
las comunicaciones con las demás naves que hasta unos segundos antes, habían sido
constantes, fueron desconectadas por la oficial Donoso, la nave estaba incomunicada.
Hudson reaccionaba con asombro apenas y se podía mover, en frente de él Vladimir Cooper, y
sujetando muy fuerte sus brazos Donoso y Dos Santos.
El capitán estaba confundido y suplico respuestas.
—¿Qué es esto? ¿qué está pasando?—
Escucha—Cooper contestó— Escucha con atención lo que diré y lo que haremos,
incluyendote, la nave sufrirá un pequeño accidente—
—¿Qué estás diciendo Cooper? ¡Apártate de los controles!—
Cooper se acercó a la consola principal, palancas y cientos de botones sobresalen, el científico
parecía saber muy bien lo que hacía.
—¡Silencio!—le gritó al capitán mientras presionaba botones y movía palancas.
Luego Cooper se giró y le habló energético al capitán Hudson.
—Crees que sobreviviremos, todo este plan es absurdo debemos tomar una ventaja, ante las
demás naves...
Hudson interrumpió; —¿Qué harán?—
Donoso se metió a la tertulia.
—Escuchelo Hudson le conviene escucharlo, él sabe cómo.—
Dos Santos concluyó—Seremos reyes—
Cooper prosiguió—El plan es infalible, escucha, el accidente será falso—
La consola de mando activo una especie de alarma y luces intermitentes todo estaba iluminado
por un vaivén de destellos rojos.
Sacaremos a la gente—Cooper seguía hablando—con la excusa de que el reactor podría
explotar, cuando todas las personas hayan salido, cerraremos el portón y encenderemos los
motores una vez más, nos apoderaremos de la nave y nos dirigiremos a Marte.
Hudson cesó a Cooper y dijo;
—¡Estas demente no haran eso!—
—¿Qué les pasa? —
Hudson intentaba forzosa e inútilmente zafarse de sus captores.
Mientras Vladimir Cooper seguía contando su plan para tomar el control.
La nave se había precipitado hacia la Tierra, dejó su curso con el resto de la flota y se
aproximaba descendiendo al hangar desde donde surgió en la ciudad de Río, Brasil.
Los demás en la nave no tenían idea de lo que sucedía algunos estaban en sus habitaciones
otros en sus áreas de trabajo, solo sentía turbulencias, algunos juraron que esa turbiedad era
normal y seguían con sus vidas sin darle mucha importancia al asunto, excepto Sousa que dejó
de comer en la gran mesa, se limpió la boca y se dirigió de regreso a la cabina de mando.
Mientras que en la cabina de mando Vladimir Cooper, Donoso y Dos Santos tenían acorralado
a Hudson para que no evitará el supuesto accidente.
El capitán Hudson agitado por los repetidos forcejeos le miró fijamente a Cooper y dijo;
—¿Qué ganarías con eso? —
En lo cual Cooper contestó —La ventaja en Marte. —
Y continuo...
—He sabido a ciencia cierta que los problemas de Marte no serán resueltos ni en un lustro ni
en décadas, después de nuestra llegada y las demás naves de la flota aquellos problemas se
intensifican. Yo tengo la solución pues eso de repartir trabajos para todos y extinguir el uso de
monedas no ha dado y no dará ningún fruto. Nos adueñamos de la nave y sus recursos, y
cuando lleguemos a Marte, la balanza de poder estará a nuestro favor, pues en Marte la
comida se acabará y nosotros cinco tendremos el mayor cargamento de suministros,
inventarnos una moneda de cambio, nos proclamaremos Reyes, tal vez mandatarios no
importa el nombre, tendremos el poder sobre los demás.
—¡Cierra la boca! —Chillo Hudson.
—No lo entiendes en la naturaleza sobrevive el más capaz, no hay nada de malo adquirir la
ventaja, acaso quieres que la humanidad deje de existir, lo hará si no se toman medidas
extremas . —
El capitán arremetió—No dejaré mi nave a manos de ustedes lunáticos. —
—Donoso, Dos Santos ustedes están de acuerdo con todo esto? —
Cooper río de una manera maquiavélica.
—Sueltenme, le borraré la sonrisa de un golpe —
La oficial Donoso tenía la mirada perdida.
Ella balbuceó; —Es la única manera de sobrevivir, seremos reyes—
—Él los convenció prometiendoles las estrellas, están. —
Hudson titubeo—están en una especie de trance, ¿qué les pasa? ¿que les hiciste Cooper? —
—Eso es un efecto secundario, una especie de histeria, yo solo los convencí no creí que
estarían así por un rato. Ya se les pasara.—
Hudson giró su cabeza y observó a Dos Santos, frunció el ceño, la cara la tenia con ojeras
como si no hubiera podido dormír la noche anterior, Donoso tenía un aspecto similar, y
sonreían mientras las alarmas chillaban, y la cabina de mando era un caos.
Dos Santos susurró —Seremos reyes—
La ira dentro de Kirt Hudson le alimentó de fuerza e intentó liberarse una vez más. Esta vez lo
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Editado: 03.10.2024