El roble de la esquina lloró cuando te vio por última vez,
Yo solo me senté a observar como tu mano sostenía la suya,
Que ironia en la vida, y que ironia yo misma,
¿Cómo es perder algo que nunca tuviste?
El roble de la esquina lloró cuando te vio por última vez,
Quizás mucho más que yo. Quizás lloro por los dos.
Ya no descansaríamos bajo su sombra,
Ni nos hundiríamos en su tierra.
Ya no sembraríamos lágrimas
para cosechar riquezas.
Ya no seriamos nada más que dos fantasmas en el
recuerdo de su primavera.