He visto a mujeres hechas de estrellas,
A hombres construidos de algodón.
Hoy llueve afuera,
Pero la ciudad arde.
He visto a ancianos hechos de hule,
Y a niños moldeados de arcilla.
He confundido las armas con niebla,
Pero la ciudad arde.
Me derretí bajo la nieve de agosto,
Y me dieron escalofríos en el sol de enero,
He confundido soledad con estar sola,
Pero la ciudad arde.
Me queme a mi misma,
Porque arder es la mejor forma de sentir,
de pensar, de doler.
Y afuera, la ciudad arde.