La Cazadora

Encuentros

— ¿Cómo lograste sacarme la estaca que tenia atravesada en el cuello?— Pregunte mientras caminaba por la orilla de la laguna buscando alguna cabaña

— En realidad no tenias una estaca, en realidad era un hechizo de sangre, en el cual la persona que te lo hizo, de ahora en adelante puede ver y sentir exactamente, todo lo que tú sientes, es un hechizo de conexión muy fuerte, nadie puede lograrlo o eso pensaba yo, una vez tu padre me contó algo de eso, me dijo que solo los dioses podrían ejecutar tal hechizo, ya que llevaba mucho poder mientras se hacía, la persona que lo formaba quedaba sumida en un sueño y no despertaba hasta lograr que la meta por la cual hubiese sido consumado el hechizo estuviese completa—

Fantástico, a no menos de cinco metros había una cabaña

— Dynadin espérame acá, no tardare— él asintió con la cabeza y se introdujo a las profundidades del lago

— “Absconde” —  repetí suavemente, mientras sabía que mi cuerpo se iba a desaparecer

Entré a la cabaña por una ventana, teniendo el sumo cuidado de no hacer ruido, parecía estar sola, me paré en la sala y observe el pasillo habían tres habitaciones una de ellas debía ser el baño, supuse, caminé hacia alguna y busque en el armario no había ropa solo habían unas capas, opte por tomar dos, me dirigí a la otra habitación, esta me daba un cierto aire de feminidad, abrí el armario y habían sedosos vestidos, un tanto pequeños para mi tamaño, imagine que me iban a quedar como una camisa algo larga, tome el primero que estaba cerca, salí de la habitación y la volví a observar, olía a lavanda y me daba un cierto aire de tranquilidad pero debía salir lo antes posible algo no me estaba dando buen pie.

Estaba terminando de colocarme el vestido cuando escuche abrir la puerta, sabía que no me verían el hechizo aun le quedaba un poco de poder, pero no mucho, debía ser rápida, termine de colocarme el vestido y entró Hubrichte junto con una damita muy linda, más atrás estaban Agatha y Hjelldro.

— Hjelldro — repetí en mi mente, él si se daría cuenta que yo estaba allí, necesitaba desaparecer, pero justo cuando iba a pronunciar las palabras para irme, paso lo más raro, Sullivan estaba entrando llevando en brazos a Annie quien estaba aferrada a su cuerpo como un sabañón, ¿Qué hacían todos acá? Y de paso juntos; Hjelldro volteo la vista y me vio, lo pude asegurar al ver dibujada su sonrisa, pero no dijo nada

— Pasa Adelante Lignus y dile a Alexandria que entre, todos debemos hablar claro, aunque falta Penelope y Alberich, pero ellos llegaran después — ya estaban adentro todos y Alex no me podía ver ni escuchar por más que intentara hablar, — Richard coloca a Annie en el sillón — ¿Por qué Agatha estaba acá?, en realidad el porqué todos estaban acá no lo entendía, no me gustaba que a Sullivan lo llamaran Richard eso lo hacía sonar tosco

— Ya que todos estamos juntos — Agatha hizo un gesto de cortesía ante la entrada de Penelope y Alberich — debemos hablar acerca de cómo encontraremos a Paula, no es secreto que todos la necesitamos, quizás no todos por las mismas  razones pero todos queremos que nos ayude en algo ¿o no?

— Tienes toda la razón pero como hacemos para encontrarla, Annie la desapareció y ahora ella está en una especie de sueño, la única persona capaz de decirnos, donde esta Paula es ella y no puede hacerlo ¿qué debemos hacer? — Sullivan hablaba duramente y su piel empezaba a tener muchos colores

— Cálmate Sullivan, ahora veremos cómo logramos encontrarla, tu sabes que ella también estará buscándote — Alex le hablaba a Sullivan mientras sostenía su hombro, hasta ahora me daba cuenta que siempre había llamado a Alex por un diminutivo de su nombre, pero en realidad se llamaba Alexandria, bonito nombre para una lechuza

— Sí, de eso no tengo duda, me está buscando, pero como me encontrara si quizás ella ni siquiera sabe donde esta — Sullivan golpeo la pared de una forma que hizo que vibrara la cabaña

— Lo sé, pero debes calmarte — Alex era su pañito de lagrimas, y yo parecía un rio desbordado, pero no podía hablar, si aparecía allí, se pelearían por mi decisión.

Escuché una especie de pasos afuera, ¿Quién más podría llegar?, cuando tocaron la puerta mi corazón se aceleró algo detrás de esa puerta tenía un gran poder, un poder que solo con el hecho de estar parado tras la puerta me debilitaba, Hubrichte fue a abrir y en el instante en el que pasó esa persona, todos quedaron estupefactos, tenían cara de pánico como si hubiesen visto un fantasma, y era de esperarse de un suceso como este, a pesar de estar acá en un mundo sobrenatural era algo sorprendente, todos se preguntaban, como era que estaba allí parado, como había logrado pasar el escudo, pero aun mas importante ¿por qué estaba allí?, sentí los pasos de Hjelldro acercarse a mí.

— Srta. Paula, no se le ocurra aparecerse en este momento, quédese allí y observe nada más — lo dijo en un susurro y muy rápido, fueron como palabras llevadas por el viento




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