La chica de la capa negra

Día de chicas.. y un chico.

Capítulo 5. 

La chica de la capa negra. 

 El día de Eli inicio con aquella tonta alarma que había acostumbrado a poner hace pocos días por recomendación de Lys, su fuerte nunca había sido levantarse, no obstante, aquel aparato ha facilitado un poco más su vida, aunque aquel día estaba de más esa alarma, pues, ya había iniciado su fabuloso fin de semana, nótese el sarcasmo, a diferencia de otros jóvenes que saldrían de fiestas o con sus amigos, Eli, no era joven y tampoco contaba con esos amigos para salir.

La vampira apagó la alarma con pereza y tallo sus ojos, esta vez se aseguró de estirarse sin sobrepasar los límites de su cama, el golpe del día anterior seguía doliendo, se levantó con pereza mientras rascaba su trasero, se puso de puntas intentando alcanzar el cereal que hace poco había comprado, cuando lo alcanzo, después de tanto esfuerzo sonrió con autosuficiencia.

Posteriormente llegó hasta su nevera leche, escogió su plato favorito que casualmente era el único con el que contaba, le coloco un poco de leche mientras bostezaba y después el cereal, tomo una cuchara con pereza y comenzó a comer, Eli necesitaba sangre, sin embargo, se negaba a tomar de otra persona que fuese su humano, y aquello le asustaba.

Después de alimentarse corrió a su baño, vomitando lo poco que había comido, ese es uno de sus más dolorosos defectos, cuando pasa mucho tiempo su cuerpo le empieza a exigir sangre, dándole repentinos mareos, dolores de cabeza, vómitos, y muchos síntomas totalmente asquerosos, su plan era sencillo y no constaba de mucha elaboración, todo su fin de semana basaría en leer libros, algo muy aburrido para otro, pero amada por ella. 

 

La chica se recostó en su cama mientras tomaba el libro a su lado, sin embargo, un sonido bastante irritante. «El timbre»

Eli se sobresaltó, no tenía ninguna visita, mucho menos quien la visitara, a nadie le había dado su dirección, tartamudeo con miedo de que fuesen los vampiros que la estaban buscando.

—Soy Lys y Alan— Eli suspiro con tranquilidad, tomo un poco de agua para pasar aquel susto y abrió la puerta que soltó un chirrido al ser abierta, tendría que hablar con algún técnico, ese sonido dañaba sus sensibles oídos, pero, ¿Cómo aquellos habían tenido su dirección?

—¿Cómo saben que vivo aquí?— preguntó Eli con curiosidad.

Alan vestía unos jeans negros con unos converse y una camisa blanca muy linda, también tiene un tierno gorro y por frío tiene su nariz roja, Lys tiene una falda muy linda de color rosado y una camisa de este color, pero un poco más pastel, tiene muchas manillas, sin embargo, hubo una que a Eli le llamó mucho la atención, pues la misma que días anteriores le había visto a Rebeca.

—Puedes que haya utilizado los postres de la abuela— Eli rió, sin embargo, si aquel chico había manipulado a alguien con un postre, ¿Qué seria de ella si los vampiros superiores encontraban el lugar?.

Tembló de miedo por unos segundos, mientras los recuerdos se abalanzaba a su mente, las diferentes imágenes de su padre asesinado, de su tía, se sintió abrumada, sus piernas perdieron fuerza y sintió un gran vacío al caer, cerro los ojos esperando el golpe, sin embargo, este nunca llego, pues los brazos de Alan la sostuvieron evitando la esperada caída.

 

—¿Estás bien?-Eli se incorporó con rapidez, quito las gotas de lágrimas que cayeron por sus ojos, se tensó cuando sintió la mano de su humano en su mejilla, quitando los rastros de lágrimas que había en su cara, quiso abrazarlo y romperse mientras lloraba, sin embargo, su reacción fue completamente diferente a la que quería, alejo su mano y se quitó de su lado, Alan la miro con una cara de decepción y tristeza. «Odio que me hagas sentir así» reprocho el subconsciente de Eli hacia la cara de Alan, la vampira quiso guardarlo en una caja de cristal y protegerlo del mundo.

—Sí, perdona— Lys quiso comentar algo más, pero recibió un pequeño golpe por parte de Alan para que no hablara más del tema.

—¿Quieres pasar? ¿Qué hacen aquí?— cuestionó Eli, Lys dio una pequeña sonrisa.

—Estaba en la casa de Alan y quise conocer la tuya, además recuerda que quedamos de salir el fin de semana— Eli asintió no muy convencida, tal vez era una buena despejarse y dejarse llevar como una adolescente normal, con la simple diferencia de que ella no lo era.

—Claro, ¿Qué tienes pensado, Lys?— Preguntó a la chica que mira sonriente el interior de la casa de Eli, hace pocos segundos la chica había ingresado a inspeccionar mientras Eli y Alan se perdían en un juego de miradas.

—Es muy linda tu casa— Habló Lys, sin contestar la pregunta que la chica le había dicho, seguramente ni la había oído, Eli rió con ternura, aquella chica la estaba humanizando más de lo debido, le causa ternura, era como su hermana menor.

—Lys, te pregunte que íbamos a hacer— La chica se sobresaltó para después comenzar a parlotear como si no hubiese un final, de las tantas palabras sin sentido que la chica formulo Eli solo pudo entender que iban a un bar.

—Claro— Eli afirmó como si realmente hubiera entendido mientras Alan le daba una sonrisa bastante cómplice que puso sus cabellos de punta.

—Linda, ¿Vas a ir así?— Preguntó Alan al ver mi ropa, ¿Salir? ¿A dónde?

«Mierda, si debí prestar atención» murmuró para sí misma.

—¿Ves? No estaba prestando atención—Dijo en un tierno puchero Lys arrugando su frente, mientras veía la expresión confundida de Eli.

—Al cine, iremos al cine, luego a comer, iremos a mi casa y por último al bar, un día de chicas y yo— resumió toda la charla de Lys, mientras que la anterior nombrada asistía con euforia.

— Está bien, dame un momento— Eli corrió a su habitación y en un pequeño bolso guardó sus implementos más importantes, pues se imaginaba que iba a tener que bañarse, alguna ropa y accesorios para cuando salieran.




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