Cap. 23

Dejé que el Sargento me guiara hasta el hospital, caminamos por pasillos interminables hasta que llegamos a la habitación donde estaba Él.

Entré, cerré la puerta suavemente.

 Cuando lo miré mi corazón se estremeció al máximo, Él estaba conectado a muchos aparatos que sonaban con cada latido de su corazón, su piel se encontraba pálida,  tenía vendas que cubría su pecho.

 Me habían dicho que ya habían extraído la bala y todos los residuos de metralla pero que no se explicaban el porqué no había despertado, era como si no quisiera vivir.

Me acerqué a Él, era la primera vez que lo veía con su torso desnudo, se veía tan frágil. Acaricié sus brazos, su cuello y su rostro. 

No podía dejarlo de mirar, no podía creer que se encontraba herido de esa forma.

-Eres un tonto, querías evitarme un sufrimiento no sabiendo que tu ausencia me mataba poco a poco, me prometiste que no te harías el héroe, me prometiste que estarías bien y me fallaste Teniente, me fallaste - lo abracé con cuidado y lloré allí a su lado, me dolía verlo allí muriendo y sin poder hacer nada al respecto.

 Cuando de pronto el cardiografo empezó a sonar un poco más rápido, me levanté rápidamente y vi como movía una de sus manos, quería reaccionar pero algo se lo impedía, hasta que de sus labios susurró:

-Soliange.

-Si mi amor,  aquí estoy. Te esperaré el tiempo que sea necesario, sólo esfuérzate para recuperarte, lucha por vivir - le dije al oído y lo besé suavemente en los labios.

Cuando salí de la habitación le recomendé al Sargento que cuando despertara no le dijera que había estado allí.

Mi corazón estaba destrozado, quería quedarme todo el tiempo a su lado, ver que no le faltara nada, ver como su cuerpo se restablecia. Pero tenía que darle tiempo, si era nuestro destino el estar juntos entonces encontraríamos  la manera para solucionar y vencer las sombras que nos perseguían.