7:00 A.M. El reloj suena, pero no me despierta, porque no dormí en toda la noche practicando que le diría o cómo me acercaría a ella, qué estrategia utilizaría, etcétera, etcétera.
Apago el despertador y me siento en la cama durante unos segundos. Me pasé toda la noche frente al espejo ensayando. Joder. Realmente estoy nervioso por lo que pasara hoy, pero ya lo he decidido. Luego de dos años he reunido la fuerza de voluntad suficiente para hablarle a la chica que me gusta.
Me levanto al cabo de unos minutos y me dirijo al baño, me ducho con rapidez mientras repaso en voz alta cómo la saludaría. El cómo llamarla era lo que más me preocupaba, ya que no sabía su nombre, para ser más específico nadie lo sabe, pero bueno, hoy pienso averiguarlo. Me alisto con mi uniforme que había llevado a la tintorería ayer para que lo plancharan y lo dejaran reluciente, peino mi cabello y me aseguro que esté mejor que nunca.
Por cierto, para aclarar hoy no es el primer día de clases, es más las clases comenzaron hace dos meses, pero hoy es el "gran día" así que mi apariencia es lo más importante no quiero que piense que soy un pordiosero y se aleje aunque sé que lo más probable es que me ignore, pero voy a insistirle.
Tomo mi mochila y teléfono, me doy una última mirada en el espejo y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras y voy a la cocina donde se encuentra mi hermana dos años menor, Selena de dieciséis años y mi hermano cuatro años mayor, Samuel de veintidós.
— ¡Vaya!, hermano pareces gente hoy —exclama mi hermana al verme.
—Te bañaste brother, era justo —comenta Samuel.
—Sí, búrlense —gruño sentándome en la mesa para luego empezar a servirme el desayuno.
— ¿Ese milagro muchacho? Tú, despierto tan temprano —indaga extrañada nuestra nana Bertha al verme.
La verdad he de confesarle que soy de esos que siempre llega tarde o lo dejan afuera. Generalmente apago el reloj y me recuesto por cinco minutos más, pero terminó despertándome hora y media o casi dos después, por lo que termino a fuera o volándome por alguna parte de la escuela para entrar. Mis amigos se burlan diciendo que «Ni Superman ha volado tanto como yo».
—Hoy es el gran día, nana —informa mi hermana burlona.
— ¡Ah!, eso explica todo.
Todos, absolutamente todos los que me conocen saben lo mucho que me gusta ella, sin embargo no piensen que yo me la paso divulgando mi vida, no es así, pero tengo unos amigos que se encargan de ello, en especial Erick que solo hago decirle algo para que lo sepa el país entero. El día que finalmente decidí que iba a hablarle se lo dije solo a él, pero a la hora lo sabían todos. Él es buen amigo, siempre está ahí cuando lo necesitas, si embargo es muy lengua suelta por lo que cada vez que cometo el error de decirle algo terminó siendo la comidilla de todo el instituto.
—Y... ¿Cómo piensas conquistarla brother? —Curiosea Samuel mirándome.
—No lo sé —digo encogiéndome de hombros—. Solo he practicado como hablarle —confieso y al momento de hacerlo ambos sueltan una carcajada.
—No lo puedo creer, ¿Es en serio? —pregunta Selena tratando de contener la risa. Solo asiento—. Eso se escucha patético hermano. Eres considerado un chico cool y medio popular en la escuela, muchas chicas quieren estar contigo, pero a ti te gusta la chica más rara y extraña de todo el instituto —dice mientras niega—. No lo entiendo.
—Ella no es extraña, solo es diferente —la defiendo.
—Da miedito brother admítelo —murmura Samuel mirándome con una expresión que solo puede hacer que me enoje.
—No da miedo. Es preciosa —establezco molesto. Realmente odio escuchar todos los días a los demás quejarse y hablar incoherencias sobre ella. Solo porque no la conocen se creen en derecho de inventar toda clase de rumores tontos o hablar mal sobre ella.
Termino de desayunar para luego ponerme de pie y avanzar hacia la salida.
— ¡Oye! No te vayas, yo te llevo —Dice Samuel pero niego.
—No gracias, no es necesario tomaré el bus.
—¡Oh vamos Sebastián! No puedes hacer un berrinche cada vez que demos nuestra opinión sobre ella —manifiesta Selena.
— ¿Para ustedes criticar es dar su opinión? —indago con mi ceja izquierda arqueada.
—No la estoy criticando solo digo la verdad. Ella es muy rara y da mucho miedo —insiste mi hermana. Y observo a mi hermano hacer una señal de que él también piensa lo mismo.
Ni siquiera le contesto, no pienso discutir con idiotas, así que salgo de la cocina y posteriormente de la casa, no pienso arruinar mi día con ellos.
Avanzo dos cuadras hasta la parada del bus y me siento a esperarlo, pero al cabo de unos minutos el auto de mi amigo Paul se estaciona frente a mí.
— ¡Hey!, sube —dice y sin siquiera dudarlo me pongo de pie y entro al auto dando un salto, ya que es de esos descapotables, un Porsche 718 Boxster S para ser más específicos, y sí sé lo que están pensando, pero él es un niño rico de papi y mami sus padres le compran todo lo que él pide y este auto es su más reciente adquisición, ya que fue su regalo de cumpleaños hace dos meses—. Vaya Superman te ves bien, de seguro la conquistarás —establece mirándome.
Él es uno de los que me llaman Superman por lo ya explicado. Paul conduce mientras me explica que no sabe qué hacer en este aniversario para su novia, en un par de semanas cumplirán dos años de noviazgo por lo que está nervioso nunca había durado tanto como una chica.
—Vamos Sebastián ayúdame —insiste.
—Por Dios Paul, ¿por qué siempre me preguntas a mí?, sabes que yo tengo dos años enamorado de una chica y ni siquiera he podido hablarle.
—Pero, hoy lo harás —dice interrumpiéndome.
—Bueno sí, pero...
—El importante aquí soy yo y lo que siento por mi novia no tus sentimientos por esa chica, en este momento estamos hablando de mí no de ti, así que ayúdame —establece interrumpiéndome y lo observo sorprendido.
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Editado: 03.03.2024