Capitulo Uno: Antes de las 12.
June Monroe.
31 de diciembre, 2018.
El 12 es por mucho el mejor numero que existe, es mi favorito, pues creo que es mágico. Es también la mejor hora del día, porque marca siempre el comienzo o el final algo. Y no hay fallo. Siempre es la hora que lo cambia todo. El 12 es también el número que me representa y del que me he apropiado, en conjunto con los que amo. Y es, por supuesto, el mejor mes de todo el año.
Para mí, June Monroe, la navidad es la mejor época del año, lo es ahora y lo era también hace 20 años. Siempre he creído que tiene ese poder de llevarte a casa, aun cuando no sabes dónde se encuentra y aún menos donde te encuentras tú. Desde que era una niña pequeña y me escondía tras algún mueble y con la esperanza de no ser encontrada, esa era la sensación que me llenaba. Navidad = Magia, y entonces ya no hacia tanta falta que llegara el hada madrina pronto. Incluso cuando yo no tenía un hogar, el ambiente acogedor y de cuento de hadas que solo pueden otorgar a la vida las luces, el fuego, los ponche, música y toda la gama de colores y aromas, me hacía sentir caliente, acogida y protegida, me llevaba a creer que toda esa magia y capacidad de crear un lugar donde poder quedarme estaba dentro de mí. La navidad me prometía una vida buena y me hacía sentir en paz conmigo misma.
Ahora que puedo considerarme un adulto, tengo que decir que esa vieja sensación no se va, y es tan antigua como puedo recordar. Amo las jodidas luces por todo mi departamento, me embelesan. Amo mi jodido arbolito, que me ensancha el corazón y creo que funciona tan bien como el chocolate en medio de la resaca sentimental. Amo que mis amigos estén aquí, porque son mi familia y personas que quiero en mi vida. Si, esto es vida, y se siente como una buena... pero no es todo lo que podría ser.
Hoy me siento como aquellos días, cuando creía que el poder de hacer las cosas estaba en mí, que estoy en algún tipo de cuento, que formo parte de una gran historia e incluso de algo mayor. Algo dentro me dice que no va a acabar mal —no importa lo estúpida que haya sido antes— la parte más irracional y menos objetiva. El corazón sigue estando firme, como siempre, joder, como lo admiro, tan determinado y estúpido y noble, eso podría definirme bien, si, seguro Scar dice eso también. De modo que la intención es clara y el norte es el mismo de siempre. Mi cerebro, por otro lado es una mezcla de todo el trabajo de empoderamiento que he conseguido y trabajado en mi vida y todo el miedo por las altas probabilidades de que nada funcione y que ya sea tarde. Y eso creo, que ya voy dos años tarde.
Veo como divertida como Tate enrolla la manguera de luces blancas y coloridas alrededor de su cuerpo grandulón —Tate siempre parece balancearse en el limbo, a medio camino entre ser un chico musculoso y estar casi gordo— rió un poco cuando comienza a dar vueltas y me pregunto si esas luces no queman aunque sea un poco. Es como un niño pequeño mi amigo, y me temo que esas luces no sobrevivirán y que Liv se enojara de nuevo por eso, esa chica ha conseguido un gran chico revoltoso como novio. Zeke hace uso de su teléfono y comienza a grabarlo todo, ellos solo están haciendo el tonto.
El repertorio de música ya cambio hace rato, pero me alegra darme cuenta de que a pesar de que ya no tenemos villancicos de fondo, no hace el ambiente ni un poco menos festivo. Mi amiga Scar está a cargo de la cocina, junto con Liv. Los otros dos monos han de estar ayudándolas, aunque lo que creo es que solo se limitan a probar de los bocadillos y estorbar. Conozco a alguien que sabemos a ciencia cierta que es un excelente ayudante de cocina. Y Aunque el ya no está en nuestras filas, Scar lo requeriría.
Me pregunto en cuanto tiempo saldrá Scar a anunciar el fracaso del pavo, y tendremos que pedir o ir por una pizza de Speis. Scar cocina bien, no es ni de cerca el desastre que soy yo. Y aunque con los años ha mejorado, el pavo... bueno, digamos que no sé porque lo sigue intentando, pues no ha mejorado ni un ápice en años.
Sé que quizás estoy algo aislada de mis amigos, y eso seguro que no es algo común en estos días. Sé que debería estar ahí, con los chicos estorbando en la cocina y ayudando a quemar el pavo. Pero no, en cambio de eso estoy tirada en un puff de cuero falso, con una guitarra antigua en el regazo que ni de chiste se tocar pero desearía, medio camino a sumergirme en una nube de pensamientos, que quizás me conduzcan a actos que no creo que terminen y se desenmarañen pronto. Soy una chica desgarbada en una mala posición, aunque vestida elegante y con excelente gusto. Empino el fondo de cerveza que queda en la botella a mi boca, se derrama solo una gota en mi vestido ajustado lila con brillos—es imperceptible— Dejo la botella vacía a un lado y cojo mi teléfono de funda de pelos blanco y negro. Hay algo que necesito hacer esta noche. He mantenido la cabeza en su sitio durante todo el día y debo decir que estoy orgullosa por eso. No estoy delirando, aun con la cadena de nudos que siento van de la boca de mi estómago a mi garganta.
Sé que tiene que ser hoy, y sé que tiene que ser ahora. Son las 10:47 pm del 31 de diciembre, y si quiero llevar a cabo mi "plan" –que admito es lamentable ya que se ha ido formado a base de pensamientos evasivos vagos y momentos impulsivos- he de marcharme pronto, el lugar al que voy no me queda tan cerca, y me parece que el tiempo no me sobra.