Julie.
Todo es gris.
El cielo está nublado, mi corazón está estrujado y no puedo respirar.
Veo tras la ventana del hospital a la gente patinando y diviertiendose a pesar del día.
Veo mi pierna vendada y la pongo en una almohada alta. Me cruzo de brazos y me hecho hacia atrás.
Han pasado dos meses desde que llevo encerrada en estas cuatro paredes, mi madre me hace compañía por el día y mi hermana por las noches.
Mi padre murió cuando yo tenía a penas un año. En estos momentos daría lo que fuera porque estuviera a mi lado, y sentir una figura paternal.
Mi madre ni siquiera ha querido darse la oportunidad de ser feliz, y cada vez que lo intentaba fracasaba en el intento. Se que ella aparenta que su vida es feliz y que todo va bien, pero, en el fondo se que por las noches se pone muy triste y mira las fotografías antiguas de los álbumes.
Lo sé porque la veo, ella casi nunca me ve o si me ve se hace la tonta.
En este momento me siento rota. Y literalmente me he roto el tobillo, bueno dicen que es una pequeña lesión pero que debo permanecer en reposo. Porque si no podría volverse más grave.
Me lesioné bailando en una competición, solo bastó dos segundos para que mis huesos se quebraran y con ellos mi corazon con un sueño roto.
Pero, bueno. ¿A quién le importa? Tal vez era el destino, y alguna de sus señales burlándose de mí.
Tal vez todo había ocurrido para que me rindiera y no siguiera adelante.
¿Por qué si no iba a ocurrir? Estaba a punto de cumplir uno de mis mayores sueños, iba a ir a Chicago a competir en uno de los lugares más importantes, en el mundo del baile.
Me sentía muy bien y con muchas ganas.
Y ahora, no hay nada. Solamente una chica que soñaba con alcanzar las estrellas.
Una chica que deseaba conquistar el mundo, y se lesionó su tobillo.
¿Acaso así se sentía salir lastimada?
Y no solo me refería a lo lesión, sino, a que gracias a esto ni siquiera podría hacer aquello que me gustaba hacer. Aquello que amaba y me daba la vida.
Crei mi mundo acabado, cuándo de pronto algo llamó mi atención en frente de mi habitación.
Era un chico. Estaba hablando con los médicos, aparentaba tener mi edad más o menos. Si acaso, un año más que yo.
Era muy atractivo. Tenia curiosidad así que me acerqué como pude, desde mi cama intenté caminar hasta la puerta a la pata coja.
Me acerqué y nuestros ojos se encontraron. Era una competición de miradas, no podía dejar de mirarlo. Sus ojos eran azules, cabellos rubios como la miel, su piel era ni muy blanca, ni muy oscura. Me ofreció una sonrisa cálida y luego alzó una ceja. Esta apoyado en una muleta.
La enfermera hace que vuelva a la realidad.
-Julie, deberías permanecer en la cama. ¿Qué haces caminando?-dice conmocionada, yo frunzo el ceño y vuelvo a la cama.
-Lo siento yo, hum... buscaba a mi madre-mentí.
-De acuerdo, ahora la llamo. Pero, no vuelvas a levantarte. Podría empeorar tus circunstancias.
Asiento con la cabeza y me estiro en la cama. Miro la hora y escucho el sonido del tic, tac. Una y otra vez.
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Editado: 17.04.2021