Capítulo 2
Estoy en un bosque enorme, denso y encuentro un gran árbol, escalo sobre él, llego hasta casi la copa; puedo ver todo el bosque, es hermoso, pacifico, el sol es radiante, el cielo está despejado, solo una triste nube blanca intenta asomarse al sol. Las aves cantan y revolotean, una brisa fresca hace que las copas de los árboles se muevan, en pos de una melodía llena de vida.
De pronto la brisa se convierte en un viento helado, la nube se hace más grande tapando el sol. Gris todo lo que veo es gris. La nube se combina con la tierra que mueve el viento y crean una gran ola, tan grande que cubre a todo los demás árboles, todos menos este.
No me siento a salvo, la ola se acerca devorándolo todo y haciéndose más grande, escucho voces de lamento, estruendosas y melancolicas:
“¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda!”
Miro hacia abajo, “miles de personas, de rostros pálidos y asustados”. Todos intentan subir al árbol se empujan, se golpean, pisotean. Intento ayudarlos, le tomo la mano a alguien, una niña la subo con todas mis fuerzas; también ayudo a su madre y a otras personas, pero caigo y la multitud me aplasta, nuevamente no puedo respirar, me sofocan, intento salir, no puedo; la desesperación y el pánico me dominan no puedo moverme. Luego despierto.
He soñado esto varias veces, a veces estoy sola, otras estoy con alguien, a veces intento ayudar a dos mujeres, una muy anciana, la otra apenas mayor que yo; aun así, siempre caigo, siempre me sofoco, quedo sin aire, sin poder controlar ningún musculo de mi cuerpo, para luego, despertar.
Y como si de un truco de magia, se tratara, apareció el tercer capítulo del libro. El profesor tenía miedo de leerlo, vi en sus ojos una mirada de incertidumbre, de pánico y ni siquiera me anime a mirar al niño.
Una gran ola de destrucción podía azotar el lugar en cualquier momento, esto era algo demasiado difícil de asimilar. Yo lo mire con seriedad, casi sin parpadear, intentando ocultar mi inmenso temor, dije.
–sé que esto es algo muy escabroso, pero debemos continuar con la lectura, debemos saber si hay una forma de escapar a esa gran ola de destrucción. Tienes que seguir leyendo John.