Su historia con Guillermo no era para escribir páginas de novelas, pero para ella significaba “la historia”. De que tenía memoria él había estado en ella. Esos amores imposibles e idealizados de niña y las desilusiones de adolescente, pero era tan fuerte, tan imposible sacarlo de su cabeza y corazón y eso la convertía en alguien que ella no quería ser.
_Estás muy callada_ tiró la abuela Frida esperando pescar algo.
_No…solo pensaba.
_¿En alguien en particular?
_No ¿por qué lo preguntas? Abuela.
_Porque desde que regreso Guillermo te he notado muy diferente, preocupada, no quieres ir a esta cena que estamos yendo, eso tiene un solo motivo…Guillermo Mendoza.
Venecia no la miró, la abuela la conocía demasiado bien.
_Crees que no sé qué él estuvo en casa hace unos días y que esa misteriosa cajita te la dio él…
_Abuela…
_No Venecia, no, no me debes explicaciones, ya eres una mujercita de 17 años, pero solo debo decirte…ya sufriste mucho…no le creas nuevamente.
La abuela continúo con la vista en el camino, pero sintió la mirada intranquila de su nieta quien no dijo una palabra más hasta llegar a destino. Al llegar a lo de los Mendoza Sofía corrió a buscar a su amiga.
_Hey perdida anda ven tengo que contarte algo muy importante. _La tomó del brazo y la tironeo escaleras arriba. Pasó junto a Guillermo y solo percibió su perfume lo demás solo fue indiferencia.
Sofia no paró hasta cerrar la puerta y dar un grito tirándose en la cama.
_ Me lo dijo, me lo dijo-otro grito histérico que no era otra cosa que la respuesta a la propuesta amorosa que Luis le había hecho. Comenzó a saltar en su cama hasta caer rendida. Venecia se recostó junto a ella mirando el techo y las estrellas que ella le había regalado a su amiga con deseos.
_Me alegro por ti Sofí…
_Ufff se te nota un montón.-se colocó de costado apoyando su cabeza en su mano.-No es fácil que haya regresado ¿No?
_No…es terrible, no sé qué hacer.
_Ya sabes, lo quiero es mi hermano pero tiene una habilidad suprema en hacerte sufrir, evítalo dentro de poco estaremos en la nueva escuela y será maravilloso.
Intento sonreír, sí, esperaba que lo fuera. Pero esa sensación de inestabilidad que sentía era demasiado, como si estuviese caminando por un puente colgante con el tiempo contado.
_Sabes yo…no sé cómo enfrentarlo, no sé cómo mirarlo que decirle, el me desafía a cada momento, no entiendo por qué me hace esto
… ¿no fue suficiente ya?
Sofía la abrazó.
__Vos solamente podes decir hasta cuando es suficiente…-Abrazó a Sofía también…eso era muy cierto.
En la cena ignoró totalmente a Guillermo con la ayuda de Sofía, la cual sin esperar ninguna respuesta negativa anunció con una gran sonrisa.
_Hoy es noche de gran karaoke en el bar de Luigi, así que doña Frida usted estará muy feliz de permitirme llevar a su nieta y se la regresaré mañana por la tarde, no se preocupe tengo carnet de conductor soy muy responsable y nos estamos viendo…-Dijo tomando a Venecia del brazo y desapareciendo de allí ante el asombro de todos.
Doña Frida no alcanzo a poder reaccionar.
_No se preocupe…ya nos debemos ir acostumbrando, pronto se irán y deberemos confiar en ellas._ reflexiono el doctor Mendoza levantando su copa de vino.
_Si igual no me gusta mucho que no me consulte…
_Son jóvenes Sra. Frida, impulsivas…-dijo con una sonrisita la esposa del doctor.
_La juventud no es excusa para el desacato Sra. Y mucho menos para dejar llevarse por los impulsos al menos yo no educo a Venecia asi -dijo con un halo de ironía.
Guillermo se rio ante el comentario y la mirada de doña Frida lo fulminó.
_No se ofenda Sra Frida y no me malentienda me causa gracia que la esposa de mi padre sea tan liberal con sus pensamientos…
Marcela la esposa del doctor Mendoza miró con rabia a Guillermo desde niño siempre había sido cruel con ella.
_No entiendo a lo que te refieres.
_Simple a ti te conviene que mi hermanita sea liberal con el encantador Luis y sus millones…
_Guillermo te estás sobrepasando- se exasperó el doctor Mendoza. _Disculpe este espectáculo bochornoso doña Frida.
_Permiso-pidió permiso Guillermo visiblemente nervioso.
El doctor Mendoza meneo su cabeza cansado.
_No debe preocuparse doctor, como dijo su esposa, son jóvenes…
Marcela la miró altanera, esa mujer sabía bien dónde dar el golpe final.
El jeep que había sido regalo de cumpleaños de sus padres de color bordo entró al pueblo, con la música bien alta y con Sofía cantando a viva voz y una Venecia que prendida a su cinturón de seguridad. Frenó frente al bar de Luigi y miró a su amiga. _Exagerada_ le dijo riéndose.
El lugar estaba repleto la buena energía era increíble. La gente disfrutaba de la buena cerveza artesanal y de la variedad de pizzas del bar de Luigi. Una manó se sacudía reiteradamente entre el gentió.