Ya eran más de las ocho y Lucía llegaba a su casa, nunca decía lo que ocurría siempre tenía una buena excusa para llegar tan tarde a su casa. Porque sus padres nunca podrían ayudarla, porque quien la atacaba era la hija del jefe de su padre y no quería ponerle peor de lo que estaba, pero ese día se pasó le propinó una buena paliza y le hizo muchas heridas. Lo mejor fue que una desconocida le curó, pero fue la mujer más bella que había visto en su vida, le dijo que era un verdadero ángel. La mujer se rió con su ocurrencia y esa risa era música para sus oídos, nunca le había ocurrido algo igual tuvo que aguantarse sus ganas de besarla apasionadamente.
Madre: “¡Hija mía!, ¿qué te ha ocurrido?”
Lucía: “Nada tuve una caída tonta por el parque y fui a parar a los rosales, por suerte una persona pasaba por allí y se paró a curarme…”
Al recordar a la mujer que, hasta en tres ocasiones consecutivas, se había parado a curarle las heridas que las malnacidas de Noelia y sus amigas le habían hecho, se le formó una sonrisa tonta.
Madre: “Bueno cariño, has recibido las notas de tus últimos exámenes del curso por correspondencia que estás haciendo…”
Lucía cogió el sobre y lo abrió nerviosamente y vio que la nota era de matrícula de honor, se abrazó con su madre.
Lucía: “Solo falta que mañana me escojan para las prácticas en las empresas para terminar mi grado superior en Informática de sistemas y sería la mujer más feliz del mundo…”
Madre: “Si eso ocurriese sería maravilloso…pero, esa perra de Noelia no te dejará ¿verdad?”
Lucía se quedó fría al oír a su madre al mentar a su torturadora diaria.
Madre: “¿Creías que no sabemos lo que estás pasando con esa zorra y sus putas amigas?, espero que mañana no te haga nada para que puedas optar a esa beca de prácticas. Rezo todos los días pero parece que Dios tiene otras preocupaciones…”, terminó de decir con una lágrima asomando.
Lucía: “¡Mamá!, ¿cómo lo habéis sabido?”, preguntó de forma inocente.
Madre: “Muy fácil, el cabrón del padre de Noelia, se ha dedicado, desde que empezó a acosarte, a comentarlo delante de tu padre, porque está buscando la forma de despedirlo sin pagarle la indemnización…, pero ese chico tiene que ser lindo para que se te forme esa sonrisa.”
Lucía: “Mamá no empecemos con los novios, ahora me preocupa más lo que pueda ser de nosotros con todo lo que está cayendo…”
Lucía recordó esos ojos que la miraban con tanta ternura mientras con una mano, de forma delicada, le limpiaba las heridas. Tres días seguidos se la había encontrado, y tres días que la había curado, no sabía ni siquiera el nombre, pero por las noches soñaba con esos ojos y esa boca haciendo diabluras por su cuerpo. Simultáneamente en la zona noble de la ciudad.
Lourdes: “No puedo creer, que esa perra sea tan desconsiderada con los demás…”
Felipe: “Eso es demasiado bueno para ella Lourdes, sabes que esa puta, junto con sus amigotas, solo se fijan en lo gorda que tienen la…”
Lourdes: “… billetera, lo otro ni lo miran, o quizás no saben que existe algo más en los hombres que su billetera…
Los dos reían abiertamente, pero en la mujer de ojos negros un aire de tristeza la envolvía.
Felipe: “En tu despacho tienes el expediente de Lucía Salvatierra, te recomiendo dos cosas, primita…”
Lourdes: “¿Qué quieres que te consiga? Porque tú no me llamas primita si no quieres conseguir algo…”
Felipe: “No quiero nada, lo único que te pido es que si esta niña no es para ti, ojalá me equivoque y te puedas casar, la tienes que contratar, porque el proyecto de nueva empresa es increíble para la edad y conocimientos que tiene en ese curso…”.
Lourdes se fue hacia su despacho mientras Felipe se iba de la casa.
Lourdes: “Felipe mañana te quiero a las ocho aquí…primito…”