Lucía: (Joder, vaya responsabilidad, pero ¡alto! Me puede venir bien para lo que tengo en mente) “…Muchas gracias D. Ramón pero creo que ese honor lo merece llevar la persona que será mi Vicepresidenta I, por varios motivos, el más importante es que será la fiscalizadora de toda nuestra actividad y si detecta cualquier actitud o gestión que dañe a la empresa, podrá anularla o si lo estima conveniente realizarla. Como acabo de decir la Vicepresidencia I va a estar en igualdad de condiciones conmigo, ya que su trabajo va a consistir en fiscalizar todo lo que se mueva dentro de la empresa, desde la gestión económica y su reflejo en la contabilidad hasta las contrataciones, tanto de personal como de servicios que realicemos. Todo debe pasar por la Vicepresidencia, intentaremos dotarla de medios técnicos, porque de humanos ya disponemos de ellos. Querría que se sentase como Vicepresidenta I y por tanto, si D. Ramón me lo permite, disponer de la acción de oro, a la Srta. Elisa Miranda de León…”
Después de un buen rato tras ir nombrando a sus colaboradores más cercanos. Terminó la Junta de Accionistas. Lucía estaba en una nube cuando llegaron sus familiares. Noelia, para disimular entró por la espalda de Lucía y se encontró con Virtudes y su padre.
Noelia: “¿Qué pasa?, ¿Estamos en un funeral?”
Tomás: “Tu abuelo acaba de entregar el patrimonio de su familia a una cualquiera…”
Ramón: “Si en vez de sacar dinero, a través de empresas fantasmas. ¿O creías que yo no estaba al tanto de tus manejos? Reza porque el Ministerio de Hacienda sea generoso contigo. Además esa chica, que tú denominas una cualquiera, ha tenido con tu hermana un detalle que tú no lo has hecho en tu vida. Ha rechazado la Acción de Oro y se lo ha cedido a ella, al cargo que ocupa…”
Tomás: “Tanta mentira me agobia…”
Ramón: “Eres igual que tu tío, si el abuelo hubiese hecho lo que acabo de hacer yo. Tú no te habrías acercado a él…”
Noelia: (¡Jodeos cabrones!) “¡Abuelo!”
Ramón: “¡Mi nieta favorita!”
Noelia: “Tranquilo, si de todas formas le iba a entregar la empresa a la puta virtuosa…”, le dijo en un susurro.
Ramón: “¿Y eso?”
Noelia: “Otro día te lo podré contar con detenimiento…”
Antes de que se diera cuenta, Virtudes y su padre se habían ido, y Carmen, Carolina y Alejandra también.
Noelia: “Ves abuelo, para Tomás sólo soy un objeto que se puede prescindir de él…”
Ramón: “No digas eso es tu padre…”
Noelia: “Conmigo nunca ha sido un padre. Nos vemos abuelo…”
Noelia se fue con lágrimas en los ojos, Lucía que había presenciado todo lo acontecido quiso abrazarla para consolarla, pero su madre se le impidió.
Maricarmen: “No seas tonta, te estuvo acosando y enviando sus matones para que le hicieran el trabajo sucio…”
Lucía hizo caso a su madre, pero le tenía lástima a Noelia. Tuvo la certeza de que algo no cuadraba, la chica sensible y hundida que estaba viendo, no casaba con la prepotente que algunos días se encontraba en la Facultad.
Julián: “D. Ramón me alegro de verle…”
Ramón: “Yo también me alegro, y lamento la torpeza que mi hijo ha cometido contigo, si pudiese hacer algo por ti, no dudes que lo haría.”
Julián: “No se preocupe, todos nos equivocamos, espero que hoy sea día de acierto…”
Ramón: “Aquí no hay error, tengo en mi poder desde el proyecto que hizo para la Universidad, como la propuesta que le ha hecho a la Corporación CampoViejo, y los resultados del primer trimestre, después de aplicar sus sugerencias. Y todo me indica que es la persona idónea para manejar y llevar por el buen camino a la empresa…”
Entretanto los hermanos de Lucía se acercaron hasta su hermana y su cuñada.