Capítulo XIII: El Cambio Total

Habían pasado casi un mes desde la fiesta de la graduación de las dos carreras de Lucía Salvatierra y ésta tuvo que asumir nuevas responsabilidades tanto en la Corporación CampoViejo como en Tomás Miranda, S.A. Aparte tuvo que soportar el hecho de convertirse, de la noche a la mañana, en un personaje público, además empezó con los preparativos de su boda con Lourdes, habían acordado que cada una se haría cargo de una parte, pero casi todo fue de común acuerdo. Todo estaba preparado para el gran día, curiosamente el mismo día que Lucía se casaba con Lourdes, Noelia Miranda de la Cuesta iba a desaparecer, y en su lugar llegaría Paula Maldonado Rupérez.

Noelia hija: "...bueno mamá, me tengo que ir, sabes que volveré, aunque no tendré este nombre ni esta cara...", conteniendo a duras penas la emoción.

Noelia madre: "Adiós tesoro, cuídate mucho...", mientras peleaba por evitar llorar.

En aquel instante unos brazos la rodearon mientras comenzaba a llorar. Alicia fue un bálsamo para Noelia, sus palabras de consuelo le permitieron poder terminar su maleta.

Noelia: "Gracias amor, si no fuera por ti no sé dónde estaría ahora"

Alicia no contestó, solamente la abrazó y besó con pasión mientras se dirigían hacia el aeropuerto. Horas más tarde en una cárcel de alta seguridad.

Megafonía: "Tomás Miranda le llaman por teléfono"

El aludido se dirigió hacia la sala dónde tendría que hablar por el teléfono.

Tomás: "¿Dígame?"

Teléfono: "¿Qué tal estás Tomás?"

Tomás: "¿Quién eres?"

Teléfono: "Se ve que no conoces a tu hija, claro cómo no paso por tu cama...", dijo con ironía.

Tomás: "¡Noelia! ¿Qué es eso de que te vas a casar con una cualquiera?"

Noelia: "No es una cualquiera sino una persona como yo. Pero me estoy alejando de lo que tengo que contarte. Ahora me marcho para Estados Unidos, dónde trabajaré en la empresa de mi futura esposa, sí has oído bien me voy a casar con una mujer, porque ha sido de las pocas personas que se han preocupado por mí y no por tu puto dinero..."

Tomás: "Te prohíbo que te cases con esa puta, y te vas ahora con Virtudes..."

Noelia: "¡Me mandas con la tuya! No creo que sea conveniente, la última vez intentó abusar de mi y si no le saco mi arma de defensa me hubiera violado. Además no estás en condición de ordenarme nada, porque te informo de que yo tengo mucho que ver con tus últimos fracasos, ya que fui clave en todo el proceso de hundirte en la más absoluta de las miserias, te dejo que sale mi vuelo. Buena suerte con el abuelo..."

Tomás sintió cómo le colgaban el teléfono, ahí comprobó lo sólo que se encontraba en la cárcel. Entretanto Noelia colgó de forma brusca a su padre, le cogió la mano de Alicia y se dirigieron hacia su puerta de embarque. Entretanto Lucía y Lourdes se preparaban para su boda. Lucía pasó la noche en la casa de sus padres allí tenía su vestido de novia. En la mañana de la boda.

Maricarmen: "¡Arriba! Hoy es tu gran día. Lourdes va a esperarte pero no mucho..."

Lucía: "Entendido mamá, me voy para la ducha"

Lucía echó de menos, en ese día, el ducharse con Lourdes y hacer el amor, pero también sabía que a partir de este día su vida ya no iba a ser igual. Ahora era alguien con un poder y una capacidad de influir en los demás, algo a lo que tendrá que habituarse, esa era la parte que menos le gustaba. Lourdes, por su parte, extrañó no dormir abrazada a Lucía y, al igual que ella, su rutina matinal de ducha, caricias y hacer el amor juntas. Cuando se tomó su café se dirigió hacia su vestidor y cogió su chaqué blanco y esperó a que viniera su padre. Al cabo de unos minutos Lourdes junto a su padre, D. Carlos de la Fuente, subidos en su Audi A4 camino del Centro Cultural La Tercia. Allí, en la puerta, junto a su padre esperaba a que llegase la mujer que había logrado enamorarla sólo con mirarla una vez, no tuvieron que esperar mucho. Cuando la vio Lourdes no pudo evitar lanzarle el silbido típico.