Elizabeth
El pelinegro se encontraba en la parte superior de mi cabeza impidiéndome moverla siquiera un poco, así que no podía ver ni asegurar quien fue el que hablo, pero algo me decía que fue el tipo guapo que me quería para la cena, él chico que se encontraba arriba mío, se aleja rápidamente a una de las paredes de la cueva.
- No me digas, la conejita viene con guardaespaldas - dice el hijo de puta que se encuentra en la parte superior de mi cabeza.
- ¡¡No necesito guardaespaldas, yo… puedo… cuidarme… sola!! - grito lo más alto que puedo, tirando patadas al aire.
El chico que estaba en la parte superior de mi cabeza saca la daga de su brazo de un solo tirón, y la entierra en mi brazo cerca de mi hombro, aguanto el grito de dolor cuando siento que entierra la daga.
- ¡Oh! mira que fuerte es nuestra pequeña conejita…- las esquinas de su boca se curvan hacia arriba formando una sonrisa un poco torcida, hasta podría decir que tenebrosa. – Espero que seas así de fuerte cuando meta mi pene dentro tu pequeña cavidad. –
- Creo que aun no lo has entendido – hace una pausa – Seré más claro…Quítale las manos de…-escucho el sonido de un arma al ser cargada.
- Creo que el que no ha entendido eres tú – habla el pelinegro aun con esa sonrisa plasmada en su cara.
- Que chico tan lindo – escucho la voz de la chica, no la había vuelto a ver desde que los dos tipos empezaron a tocarme – es una lástima, pudimos habernos divertido juntos – De lejos se notaba que era una perra.
El sonido de un arma disparando me aturdió por un breve momento, así que volteo mi cara hacia un lado y logro ver al chico pegado a la pared temblando alistándose para poder salir corriendo, mi mirada seguía aun en el chico cerca de la pared hasta que escucho de nueva cuenta otro disparo y al pelinegro cayendo encima mío, mi mirada se dirigió automáticamente hacia arriba, aún así por el rabillo de mi ojo derecho logre ver como salía corriendo el chico.
Javaid
Estaba preocupado por Elizabeth tal vez le haya pasado algo realmente grave, o tal vez los cazadores la tomaron de sus orejas de conejo las amarraron en una rama y la cocinaron... porque bueno, Dicen que comer conejo es la cosa más deliciosa que existe… eso dicen yo no lo sé, lo prometo.
Si no fuera por este chico bonito tal vez estaría corriendo directo para salvar a Eliza, o a una muerte segura, aunque dicen que lo que importa es la intención…pero ella no sabrá que yo tuve la intención de ir por ella y salvarla de esos monstruos come conejos, porque abre muerto… ¡oh por dios pude morir ¡
- No me digas, te quedaste plasmado por mi belleza y ahora no salgo de tu cabeza ¿cierto? – me sorprendo al escuchar hablar al chico bonito –
- Lamento decepcionarte chico bonito, pero no eres tú quien invade mis pensamientos – abro mis ojos de par en par al darme cuenta que lo llame chico bonito.
- Te lo dejare pasar esta vez solo porque me dijiste bonito – me mira con una sonrisa plasmada en su rostro y un par de hoyuelos resaltando en sus mejillas.
El chico bonito me carga en sus brazos, hacia el interior de la casa de nuevo, me lleva hacia lo que parece ser una sala de visitas o algo por el estilo, era un lugar diferente al que me encontraba antes en esa habitación se encontraba el lobo que me salvo y él chico que me recibió amablemente. Acabábamos de entrar, pero el chico aun no me dejaba en el piso así que aun me encontraba en sus fuertes y musculosos brazos.
Estaba concentrado en el chico bonito y en sus brazos tatuados hasta que escucho a un chandoso gruñir, volteo mi cara hacia el lobo qué desde que lo vi no para de gruñirme, frunzo el ceño en señal de disgusto por su gruñir y le saco la lengua. Es que acaso no ve que estoy como aquí en los brazos del chico bonito y que él y sus gruñidos solo interrumpen mi comodidad y placer. Cuando veo que el lobo para de gruñir vuelvo mi cabeza al hombro del chico bonito sonriendo de nuevo.
Escucho al chico de cabello claro (el chico amable) soltar una leve risa para luego hacer como si se hubiera atorado con algo, lo que hace que el lobo gruña, pero más fuerte, fue un gruñido que realmente me causo miedo, eh hizo que el chico bonito y el chico de cabello claro agacharan su cabeza.
El chico bonito me empieza a bajar lentamente dejándome desorientado y con miedo del lobo, volteo para ver al chico bonito y lo veo arrodillarse ante el lobo.
- I'm sorry alpha didn't know it was his crescent - escucho decirle él chico bonito al lobo - I have disrespected my moon and I have challenged it without knowing... I will give my life as an apology, it will not happen again –
El lobo voltea su cabeza hacia el lado derecho y gruñe suavemente, para después voltear a ver al chico de cabello negro y gruñirle también solo que más amenazante. Addal se acerca a mi me toma del brazo y me lleva a otro lugar, era como el patio o algo parecido lo que si sabía es que este lugar relajaba, era como un balcón solo que en el primer piso había algo como una baranda rodeando este pequeño espacio de madera al que el chico me había traído.
Addal me sienta a la fuerza en una de las sillas que se encontraban rodeando una pequeña mesita.
- ¿Qué haces, Dejaras al chico allá solo? – le grito cuando me no me deja levantarme para ir hacia el chico bonito
- Créeme, ni tu ni yo podemos hacer nada – dice el chico haciendo que vuelva a mi puesto.
Tomo una gran bocanada de aire antes de levantarme de mi asiento y empujar al chico para poder ir a salvar al pelinegro guapo que me salvo de probablemente morir.
Al llegar a la sala donde antes me encontraba, lo que veo es un tipo alto un poco acuerpado de ojos azules, tan azules como el mar, cabello castaño, cara perfilada abdomen marcado, delicioso trasero y gran... aprisionar al chico de pelo negro, él ojiazul levanta su cabeza para mirarme levemente y la vuelve al pelinegro