La constante búsqueda de un hogar

Capitulo 2: La perdida de un hogar

Después del accidente en el puente no se pudieron recuperar los cuerpos de Anton y Rowena Birdwhistle, por ende se hizo un funeral simbólico. Después de que este se celebrara Margaret se mudó a casa de los Birdwhistle, ya que tenia que cuidar de el ahora huérfano Sam.  

Era de noche, el funeral y el entierro de dos ataúdes vacíos ya había pasado, Sam estaba sentado en la alfombra de la sala de estar, aún en shock, no podía creer que sus padres a los que tanto amaba ya no regresarían jamás, no quería creerlo, pero esa era la realidad. Lo único que pasaba por su cabeza era 《¿por qué se fueron?... ¿por qué se fueron?... ¿Por qué se fueron?》 Era la misma pregunta, cruzando constantemente por su mente en busca de una respuesta.  

—¿En qué tanto piensas Samuel?— Dijo Margareth sacándolo de sus pensamientos.  

—No es nada tía Margareth, solo pensaba en... papá y mamá...— 

—Oh, eso… ya es hora de que lo vayas superando Samuel, eso solo te pondrá obstáculos y jamás progresarás, ¿Acaso quieres terminar de sirviente en alguna casa de gente de clase media?— en la voz de Margareth se notaba su ya característico tono arrogante y airado de superioridad. —Creo que ya se que puedo hacer para que superes toda esta situación— 

Margareth se dio la vuelta y caminó en dirección a la habitación de Sam, el niño al notar a dónde se dirigía fue tras ella, al llegar a la puerta Margareth iba saliendo del cuarto cargando varias cosas, entre ellas el chaleco de lana azul, los carritos de madera, los zapatos y el cuaderno de bosquejos que sus padres le habían regalado hace apenas unos días.  

—¿Qué hará tía Margareth?— se notaba preocupación en la suave voz de Sam 

—me voy a deshacer de toda esta basura sentimental, si tienes esto nunca progresarás querido Samuel— dicho esto Margareth se dirigió a la sala de estar y Sam corrió tras de ella. —es por tu propio bien— Margareth tomó primero el chaleco y lo tiró en el fuego de la chimenea.  

—¡Espere, eso es mío!— gritó Sam, y desesperado trató de recuperar algo de lo que Margareth cargaba en sus brazos.  

—debes olvidarte de tus padres, ellos ya no están, y jamás regresarán, si te aferras al pasado no podrás pensar en el futuro— Margareth empezó a tirar más de las cosas a la chimenea, mientras Sam solo veía como el fuego consumía los recuerdos de sus padres. 

A partir de ahí todo cambio en casa de Sam, Margareth no lo dejaba salir nunca de su cuarto y se la pasaba usando del dinero de la herencia de Sam para comprarse vestidos, sombreros, zapatos y demás cosas, dejando a Sam olvidado en su cuarto, pidiéndole a los sirvientes que le llevarán su comida a horas exactas.  

Sam vivió así durante dos años y medio. Una mañana, esperaba su desayuno, y cuando Emma (una de las sirvientas de la casa) llego a dejarle su desayuno Sam la detuvo antes de que saliera. 

—Emma, ¿Puedo confiar en ti?— 

—oh, claro joven Samuel— 

—¿Puedes ayudarme a salir?— dijo Sam, casi en susurro 

—¿Salir?, Pero no lo tiene permitido, son órdenes de la señora Margareth— 

—Emma, por favor, llevo dos años encerrado aquí, si estuvieras en mi lugar ¿no quisieras salir también?— Sam estaba casi llorando, en realidad estaba cansado de solo estar dentro de las cuatro paredes de su habitación.  

Por su parte Emma en realidad estaba indecisa, quería mucho a Sam, pero si lo ayudaba a salir seguramente perdería su trabajo, pero al fin accedió a ayudar a Sam.  

A partir de ese día cuando Emma iba a dejarle sus comidas del día dejaba una nota debajo de los platos, de las cuales recibía respuesta de parte de Sam al momento de recoger los platos ya vacíos, duraron 6 meses planeando todo y tenían hasta planes de emergencia, decidieron que el dia del escape sería el 3 de diciembre a la 1:00 AM, Sam ya estaba preparado, en una maleta vieja y desgastada guardó: 3 delgadas y ligeras sabanas, unas 3 mudas de su ropa más simple, y un reloj de bolsillo muy parecido al que usaba su padre, ahora solo estaba esperando que la hora llegará, el plan era que Emma llegará al cuarto, tomara la maleta y le dejara la llave del cuarto de Margareth a Sam, Sam iría al cuarto de Margareth y de una forma discreta tomaría dinero de la cartera Margareth, para después ir rápidamente a la puerta principal de la casa donde Emma lo estaría esperando con la maleta y un poco de comida y agua en una mochila, de ahí saldrían ya solo sería correr hacia el gran portón que daba a la calle y escalarlo para saltarlo.  

Se hizo la hora del escape y Sam estaba completamente nervioso, Emma llegó a la habitación, como estaba planeado, lo abrazó, le dio la llave de la habitación de Margareth y tomó la maleta de Sam 

—ten cuidado, es nuestra única oportunidad— dijo Emma susurrando y después salió. 

Sam salió unos minutos más tarde y se dirigió a la habitación de Margareth, al llegar ahí metió la llave en el picaporte y la giró, lo cual hizo que sonara un fuerte "Lock" al momento de quitar el seguro, el cual retumbó en las paredes de los pasillos, Sam estaba completamente nervioso, estaba a punto de correr, pero decidió esperar y estar atento por si escuchaba algún otro ruido, esperó unos segundos los cuales parecieron horas para el, estaba tan nervioso que a pesar de estar haciendo mucho frío estaba sudando, pasaron los segundos y no se escuchó ningún ruido, entonces Sam decidió abrir la puerta de una vez, al momento de abrir vio la enorme cama de Margareth, esta dormía plácidamente, y en la mesita de noche de Margareth estaba su cartera, Sam se acercó poco a poco de una manera en la cual no provocara ruido alguno, al estar lo suficientemente cerca tomó la cartera y la abrió de forma cuidadosa, y luego empezó a rebuscar para encontrar el dinero, después de unos momentos de búsqueda al fin encontró el dinero, y tomó 30 libras y al tratar de sacar unos cuantos peniques estos cayeron al suelo y generaron un ruido capaz de despertar Margareth, la cual lo primero que vio fue a Sam.  

—¡¿Cómo lograste salir de tu habitación?! ¡Y me estás robando, a mi, que tanto amor y cuidados te eh dado!— el tono de voz de Margareth era uno ofendido y enojado. Intentó tomar a Sam del brazo, pero este logro apartarse a tiempo y salió corriendo de la habitación aún con la cartera en las manos, Margareth se levantó de la cama y corrió tras de él, Sam solo tomo el dinero y lo metió en la bolsa del saco que llevaba puesto, tras esto tiró la cartera al suelo y Margareth tropezó con esta,  esto le dio un poco de tiempo y ventaja a Sam, el cual ya estaba en el pasillo principal y podía ver a Emma esperándolo con la maleta y la mochila, Sam apresuró el paso, tomó la maleta y la mochila rápidamente y corrió afuera de la casa, dirigiéndose al gran portón, una vez ahí lanzó sus cosas sobre el portón para empezar a escalarlo, pero mientras escalaba Margareth lo alcanzó y lo tomo del pie. 

—¡Ven aquí maldito muchacho, te daré tu merecido!— Dijo Margareth mientras jaloneaba a Sam del pie.  

Sam sólo pataleó tratando de liberarse, pasaron unos segundos y el zapato de Sam se separó de su pie, Sam aprovechó el momento en que estuvo libre y escaló más alto en el portón, al llegar a la cima se dio la vuelta y empezó a descender, al estar un poco más cerca del suelo dio un salto y cayó al suelo, al caer Sam, Margareth trató de tomarlo por el saco, pero no lo logro, Sam se apresuró a tomar sus cosas y correr, lejos de su casa, dónde los últimos 2 años había Sido prisionero. Sam no sabía que pasaría después, pero por lo menos ahora era libre. 
 



#1688 en Otros
#1688 en Aventura
#1085 en Novela histórica

En el texto hay: drama, tragedia, aventura

Editado: 06.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.