La chica que estaba viendo en estos momentos frente al espejo no era "Verónica", la que limpiaba el palacio de Sora con su pequeño hermano en la espalda, alguien que apenas podía permitirse un par de zapatos decentes... Era una reina, empoderada y bella, con el vestido de novia más hermoso que había visto en mi vida.
Sonreía al ver la mujer que me miraba, era el reflejo que me recordaba no perderme en esta vida de lujos, a no olvidar la hipocresía conque se respiraba en ese ambiente. Sonreí , con el alma vacía al recordar que solo me quedaba Jhon en este día tan importante.
Mamá estaría orgullosa de mí. Siempre me decía que soñaba verme casada con un príncipe, irónicamente esa no era mi aspiración.
<<mírame madre>>
Debería de estar feliz porque al menos llegué a sentir algo por Jhonatan, no podía explicar bien lo que era... pero el sentimiento por él estaba bien claro en mi pecho desde el día en que lo conocí.
Las damas terminaron de acomodar el velo sobre mi corona. Rose estaba aquí, sonriente y emocionada... Quisiera que Nora también estuviera.
—Mi lady, si llora se le estropeará el maquillaje —dijo Rose mientras secaba delicadamente mis lágrimas. Ella no tenía idea de todo lo que pasó, en realidad nadie más que los Di Laurent, Jhon, el Sr. Todd y Yo.
Jhon se aseguró de que lo sucedido no llegara a los oídos de su padre.
—¡Está hermosa! —Otra dama me alcanzó el collar de perlas que Jhon me obsequió, cada una de ellas brillaba con luz propia.
—¡Eso debe de ser costoso!
<<Esa voz>>
Harry estaba en la puerta de mi habitación, sonriendo y con un traje azul oscuro que resalta su cabello negro.
Le sonreí, supuse que también lo tenía a él. Se frotó la barbilla fingiendo estar pensando.
—¿No sé si mi regalo te guste tanto?
Ladeé la cabeza, hasta ahora sus ideas solo me daban problemas. Aunque apreciaba su picardía en un día como el que estaba viviendo.
—¡Espero que sea realmente bueno! —dije, no podía ver ningún indicio de lo que se trataba.
Harry se me acercó, me miraba con cariño... Como solía hacerlo Julio. Tenía sus manos atrás, luego las extendió y me mostró una cajita azul.
<<una llave>>
—¿Para qué es? —Sostuve la diminuta llave entre mis manos.
—Es la llave de nuestro escondite secreto... ya sabes, mi cuarto de juegos —dijo con emoción.
No entendí...
Harry sonrió pícaramente y aplaudió dando alguna especie de señal. La puerta de la habitación se abrió nuevamente... esta vez me quedé inmóvil, sin saber qué hacer o cómo reaccionar al ver a mi hermanito parado en la puerta.
—¡Julio! —No podía creerlo. Salí corriendo y lo abracé , con todas mis fuerzas y mi ser. No pude contener las lágrimas, extrañaba tanto su diminuto abrazo, su carita redonda y pequeña en mi hombro.
Entendí todo... Harry me acababa de regalar prácticamente toda su infancia, para que fuera la de mi hermanito.
—Vero, me mentiste —Julio me empujó, estaba serio, pero veía emoción en sus ojitos azules. Las damas y Harry estaban igual de emocionados por mi reacción, estaba tan felices que vi una que otra lágrima por empatía.
Mi julio estaba conmigo.
—¡¿Dónde está mi caballero?! —preguntó mi hermanito mientras observaba por la habitación.
Lo abracé más fuerte entre mis brazos.
—Te extrañé pulga —dije entre lágrimas.
—Yo también Veva —Harry soltó una carcajada al escuchar mi apodo.
—¡Creo que gané! Bueno... Ganamos —dijo el príncipe con arrogancia.
—¿Cómo?
—En realidad mi regalo es la habitación de juegos, el que trajo a la pequeña pulga fue Jhon.
—¡¿Quién te dijo que puedes llamarme pulga?!—pellizqué el cachete de Julio como advertencia.
—Modales Julio, modales —mi hermano resopló y Harry se agachó hasta estar a su altura.
—¡Nos llevaremos bien pulga!
...
Casi no podía ver con el velo tupido sobre mi rostro. La sala real estaba adornada completamente con rosas blancas y rojas, aguardando para la fiesta. No estaba preparada para tantas personas, ya que los monarcas de Sora no asistieron. Esta boda precipitada me convenía después de todo, al menos no tenía que soportar al hipócrita de Theodor.
El rey esperaba por mí en la puerta, justo cuando llegué las campanas comenzaron a tocar.
—¿Me concede el honor Duquesa? —preguntó, tomé el brazo que estaba ofreciendo. Mi corazón latía más de la cuenta, estaba emocionada y aterrada a par.
Entramos oficialmente al local de la boda, podía ver a Jhon de espalda junto al altar... Tan apuesto con su traje blanco y dorado. Volteó a verme y mi corazón se paró... su rostro me dedicaba una sonrisa de las que derribaban en un minuto. Era hermoso, fuerte, inteligente y mío... Solo mío, a partir de hoy y para siempre. Caminé hasta él, con el ramo de rosas apoyado frente a mi pecho. No podía ver la sonrisa en mi rostro, la alegría, las ganas de ser suya.
Julio sostenía un cojín con los anillos, estaba muy serio mirando a Jhon.
Pensé que no estaría feliz... Al menos no tanto como lo estoy en este momento. El Rey le entregó mi mano a Jhon. Me perdí en su mirada fija, en como recorría mi cuerpo y sonreía.
Miré rápidamente a los alrededores, el grupo de desconocidos que nos miraban reparando. No me importaban, en ese momento sólo estábamos el y yo.
El padre comenzó a leer los votos y Jhon sujetó fuertemente mi mano. Todo estaba pasando demasiado rápido, quería que este momento quedara inmortalizado por siempre en mi memoria.
—¡Acepto!— dijo Jhon, quien me miraba mientras el padre leía mis votos.
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Editado: 27.10.2021