…YO VENGO A OFRECER MI CORAZON
Llegue a casa, el viaje había sido eterno, no pensé que sería tan largo e interminable… tire mi valija en el living. Desmayándome en mi sillón frente al ventanal, ese mismo sillón que me contuvo al recibir la bendita invitación hacía ya casi una semana quien lo hubiera dicho que había pasado tanto tiempo y tan rápido. Estiré mi brazo y encendí el contestador.
_primer mensaje… _hola hermosa! ¿Estas? Bueno, solo llamaba para saber cómo estabas. Sé que prometí no hacerlo por un tiempo, pero, quería decirte que aquí me tienes para lo que necesites. Llámame ¡sí!. La voz de Daniel hizo que quebrara en llanto. Seque mis lágrimas luego de un largo desahogo, me encogi en el sillon casi convirtiendome en un bollo.
Escuché los otros mensajes todos eran sobre mi trabajo debía retomar todos los preparativos para la fiesta, si no salía perfecta me despedirían sin dudas, mi jefe se enteró de todo lo que había sucedido por lo que recibí un poco de compasión de su parte. _no te preocupes Liz no perderás tu empleo, no aún. Me dijo con el sarcasmo tan característico en el _Ven a trabajar. me dijo, por suerte mi empleo no sería otra cosa más que perdería por todo esto
Tomé el celular que estaba en mi bolsillo y fui hasta la cocina para comer algo, el viaje me había dado apetito, la verdad que no sabía de donde sacaba el hambre. Pero debía comer para subsistir.
Marque el teléfono de Anabella, necesitaba hablar con mi amiga aquí no se encontraba Selena para escucharme ni mucho menos para alcanzarme un pañuelo para secar las lágrimas.
_hola, Aní! ¿Todo bien? Si, acabo de llegar.
_como te fue...me pregunto Anabella del otro lado del telefono
_No, mejor no me preguntes como me fue. No son buenas noticias. ¡Te espero!
Desde que colgué el teléfono hasta que llego Anabella a mi departamento el tiempo resulto ser eterno, las agujas del reloj parecían tener pesas. El tiempo no pasaba, me quede observando la ciudad desde mi ventanal, la imagen era tan distinta la de mi pueblo, extrañaba la paz y el sonido de las olas golpenado con las rocas, extrañaba el faro, a mis amigos, a mi hermano...extrañaba a mi amor y una punzada en mi pecho me recordo que lo extrañaria por siempre.
Sentí el timbre que me devolvio a la realidad y fui a atender
_hola amiga! Me dijo Anabella entrando por la puerta. _ espero que comiences desde el minuto cero, quiero saber todo con lujos y detalles… su alegria y euforia eran envidiables pero yo no me encontraba ni con animo ni con las fuerzas suficientes como para contarle todo como ella deseaba
_obvio. Dije ya con lágrimas en los ojos.
_eh! tan mal resultaron salir las cosas.
_ no, no fue todo mal. Pero el final, por lo que vez no es lo que esperaba. Por lo menos yo fui la que salió perdiendo.
Estuvimos casi toda la noche hablando de lo que había sucedido entre Caleb y yo. Ella me escuchaba atentamente cada detalle. Y cuando vio que me había desahogado por completo comenzó a contarme todo lo que había sucedido aquí en mi ausencia.
Ya en la mañana me fui a trabajar, necesitaba finiquitar los últimos detalles de la fiesta, las cosas fueron muy positivas demasiado diría yo, debía ocupar con urgencia mi mente en algo, no importaba en que mientras que no tuviera el tiempo para pensar en lo sucedido.
Estuve todo el día en el salón, dirigiendo a los mozos, los músicos viendo que el catering estuviera completo, que la decoracion sea armoniosa y que nada estuviera fuera de lugar, el ir y venir me hizo despejar por un momento de todo lo que había llorado desde que salí de La Rivera hasta llegar a Inglaterra. Ya cuando solo faltaban unas horas para el festejo me fui a mi departamento para poder alistarme.
Sali de la ducha, me mire en el espejo y no me encontraba, donde estaba la Eliabeth que habia conocido, la fuerte, la que no tenia miedo a nada, la que se habia animado a cruzar todo el oceano para averiguar si aun existia el amor verdadero. Exitia, claro que exitia el amor verdadero, tan real fue que lo llevaria conmigo toda la vida, quizas hasta que mi corazon dejara de latir.
Busque mi vestido de noche, era amarillo de seda, con un escote que mostraba de forma sexy el nacimiento de mis pechos, no era muy ajustado pero marcaba mis curvas, tenia la espalda descubierta llegando hasta unos centimetros por arriba del inicio de mis gluteos. Me recogi el cabello y me maquille de forma sencilla, solo resaltando el verde de mis ojos. por ultimo coloque un poco de perfume importado en mi cuello y en mis muñecas. Volvi a mirarme al espejo pero esta vez el de mi alcoba _hola extraña. me dije y me sonrei falsamente _vamos, tu puedes volver a empezar.
En la fiesta, Tomas se acercó para felicitarme por la columna que había dejado antes de partir, me sorprendió ya que creí que había sido ya hace mucho tiempo y para sincerarme había sido demasiado deprimente.
_todo bien? Me pregunto Tomas dándome una copa de champan
_si, eso creo. le di un sorbo y miraba a mi alrededor observando que todo estuviera perfecto
La música sonaba, todos los invitados ya habían llegado al salón por lo que los mozos comenzaban a servir los menús. Todo resultaba estar tal como lo habíamos planeado Anabella y yo.
_parece que todo está saliendo perfecto. Me dijo acercándose hasta donde yo me encontraba.
_si. Lo único que espero es que este circo termine pronto.
_pronto! Querida esto recién empieza.
queria irme a mi departamento y sumergirme entre las sabanas de mi cama, dejando todo a un lado.
Las luces se apagaron y un reflector se concentró en el escenario la silueta de un hombre subía para tomar el micrófono y comenzar a hablar. Mi corazón se detuvo por completo al escuchar su vos en el altavoz. Vestía un esmoquin fino, había retocado su corte de pelo, sus ojos celestes resaltaban, se veía tan guapo, que hizo que mordiera mi labio. Pero la sorpresa de verlo ahí, hizo que un escalofrió me recorriera entera.
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Editado: 11.06.2020