Una semilla lista para florecer

Las semanas se fueron pasando con rapidez y cuando menos me di cuenta ya habían pasado 3 meses de haber despertado, mi vida cambió mucho y la de Maxwell también. Juntos hemos hecho grandes cosas en Fretelia, logramos alzar algunas casas aunque es un trabajo demasiado cansado no me arrepiento de hacerlo, hemos restaurado un par de lugares inhabitables en el castillo que estaban cubiertos por plantas. Ambos por fin dormimos en una habitación cada uno, yo volví a la mía en la torre y él prefirió quedarse en los pisos inferiores, le enseñe a usar los pasadizos por si en algún punto llega a ser necesario avisar que nos invaden o atacan.

Aun con dudas he continuado espiando a Ezra y Theo, he conocido un par de cosas de Elraklion y de sus costumbres como que, es un reino lleno de artistas y que a Theo le gusta tocar el piano. También se que Ezra tenía una hermana pequeña que se llamaba Scarlett Unterwood, tenía 10 años cuando la mataron junto a sus padres. Gracias esas cosas no se si seguir con el plan, Ezra no parece ser un asesino y no se si yo podré hacerlo, la otra vez cuando maté a esos hombres por salvar Max lo hice sin pensar y sin dudar pero asesinar a Ezra no se si será tan fácil.

Ya estoy en la segunda fase del plan, hemos trazado una ruta que busca que el carruaje de Ezra me encuentre y así poder matarlo; al inicio parecía que mi relación con Max se convertiría en algo incómodo pero resultó ser algo interesante y se convirtió en una amistad. Max y yo hemos compartido juntos momentos divertidos y algunos que han alegrado mi vida en estos meses, aun no he visto a nadie más que no sean Max, Ezra, Theo y Erick, nadie pasa por donde siempre escucho a Ezra y Theo parece que ese lugar está más abandonado que mi reino, algunas ocasiones pasa algún carruaje sin bandera pero nunca se detiene, solo sigue su camino. Y muy pero muy de vez en cuando puedo ver algunas personas caminando por el bosque aunque nunca se han acercado demasiado a donde estoy, no sé si buscan algo o si solo van de camino hacia otro lugar.

Miro el techo de mi habitación, estoy tirada en el suelo sin querer moverme, mis manos se mueven libremente frente a mi haciendo ligeros movimientos sin darme cuenta rió levemente al mover mis manos como si fuera una bebe. Mis risas aumentan al pensar eso, no puedo creer que haya pensado esa tontería, me dejo de reír un poco después y me levanto sonriendo para acercarme a la ventana. El día parecía tranquilo y lleno de vida, el sol irradiaba su luz que entraba por mi ventana dándome directo en la cara, la luz es cálida sobre mi piel. 

Suspire antes de salir en busca de Max, camino por el pasillo que ya está limpio y bajó las escaleras directo a la habitación de Max; al llegar toco la puerta un par de veces solo para comprobar que él esté adentro pero después de unos minutos en los que la habitación permanece en silencio me doy cuenta de que no está en el interior. Escuché un golpe metálico y de inmediato se de donde proviene, corro a la sala de armas y entró para encontrarme a Max sin camisa y practicando su puntería con un arco. Parece frustrado y al ver el blanco me doy cuenta del porque, no ha podido atinar al blanco y hay 6 flechas en distintas y alejadas partes del centro. 

—¿Necesitas ayuda? —pregunte acercándome lentamente.

Puedo ver como se tensa, los músculos de su espalda me lo demuestran, parece que no quería que yo lo viera fracasar.

—¿Sabes tirar?

Asiento aunque no puede verme, camino y tomé un arco para después caminar hasta él y colocarme a su lado. Tomó una flecha de las de él y tensó el arco unos momentos después de colocar la flecha en su lugar; enfocó el centro y respiro una, dos y tres veces antes de soltar la cuerda viendo como mi flecha se clava en el centro del blanco. Sonrió orgullosa por mi resultado y a mi lado escucho como suelta un suspiro de burla.

—Eso puede ser solo suerte.

Su comentario me molesta y sin dudar voy por un carcaj lleno de flechas, una tras otra las voy disparando y ahora todas adornan el centro. Cuando lanzó la última le dedicó una mirada mordaz, retando a que me diga cualquier comentario como el anterior, su mirada está llena de sorpresa y también de molestia, no le agrado que yo pudiera tirar todas al centro y él no.

—¿Tu crees que se tirar? —mi pregunta es de burla, aunque se que no debo burlarme de él no puedo evitarlo.

—Sí, definitivamente sabes tirar—dice lentamente como si le doliera decir aquello en voz alta.

Mi madre diría que tiene herido el orgullo por haber perdido y por haber sido contra una mujer, teniendo en cuenta como se comportaba Erick con sus reglas absurdas me imagino como sería la educación de Max respecto a perder y a perder contra una chica pero no es mi culpa saber tirar y no es mi culpa que se sienta mal por eso. Veo como va y deja el arco en su lugar para luego ir al blanco y quitar todas las flechas colocando las de nuevo en su carcaj, tiene un semblante serio pero más calmado que hace unos segundos; al terminar se gira para mirarme y por primera vez lo veo sonreír. Le sonrió de vuelta tranquilamente para que vea que todo sigue como siempre, seguimos siendo amigos y todo seguirá igual.

—¿Cómo lo llevas? —me pregunta y yo sonrió, esa pregunta se ha convertido en una especie de broma personal ya que en sus primeros días aquí, justo después de despertar, le pregunté mil veces lo mismo: ¿Cómo lo llevas? Ahora cada vez que queremos mostrar apoyo o solidaridad decimos eso o incluso mientras hacemos algo divertido lo decimos.

—Bien... mejor que otros días ¿Y tú?

Me mira al mismo tiempo que toma su camisa y una toalla, parece que llevaba bastante tiempo entrenando y practicando, cada día me sorprende lo diferente que es de Erick y también me sorprendo yo al estar comparando a ambos, no debería hacerlo pero me resulta imposible dejar de hacerlo, yo conocía a Erick mejor que nadie en el mundo, mejor que sus propios padres y es raro no comparar a su nieto con él.