Era de noche, me encontraba en el bosque buscando ayuda, aun sabiendo que en medio de la nada no encontraría ayuda.
Estaba perdida, no sabía como había llegado en esté lugar.
Empecé a gritar. Aunque era en vano ya que nadie podía oírme.
Comencé a correr con desesperación, buscando una salida que al parecer es imposible de encontrar.
Me detuve para regular mi respiración, estaba muy agitada y cansada de haber corrido.
Las lágrimas no tardaron en salir.
Sentía mucho miedo por el hecho que nunca volvería a mi casa o que nunca me volvieran a encontrar.
Comencé a tener alucinaciones, viendo sombras, escuchando ruidos extraños, risas burlonas y sombras que me estaban acorralando.
Respiré profundo, intentando calmarme.
El bosque estaba en completo silencio, estaba totalmente a oscura solo era iluminado por la penumbra de la luna.
No dejaba de pensar que esta misma noche iba a morir.
Cuando estuve más calmada caminé por el sitio.
Después de aver caminado por un largo tiempo sentí que alguien me estaba siguiendo, cuando ya estaba tras mío no me atreví a mirar hacía atrás, lo único que se me ocurrió hacer fue correr, corrí tanto que me tropecé con una piedra y me caí, me quede tendida en el suelo, estaba completamente debilitada para levantarme y seguir corriendo, — Mata me, mata me, mata me, solo haz lo y ya, — exclamé llorando, pero no había recibido ninguna respuesta por la cual voltee para ver si alguien estaba ahí pero me di cuenta que no estaba nadie, sentí paz en ese instante y lo único quería en ese momento era desaparecer de aquel sitio.
Seguía tendida en el suelo aún sin ganas de levantarme.
Y así pasaron por un largo rato hasta que me armé de valor para ponerme de pié, pero antes que me haya levantado algo me agarró y me arrastró violentamente.
Intenté atajarme con el primer rama que pude alcanzar pero me fue imposible, lo que sea que me estaba arrastrando tenía más fuerza que yo, – Basta, Basta, Basta por favor!!!, — dije entre gritos y llantos pero no me hacía caso y seguía arrastrando me con más intensidad.
De tanto que había gritado ya no pude seguir haciéndolo.
Después de tantos gritos y llantos, di un suspiró tratando de calmarme.
Me di cuenta que seguía en el mismo lugar, por lo tanto no tenía ninguna herida, porque en la forma que me arrastraba era brutal y era casi imposible no ser herido, al parecer todo fue producto de mi imaginación.