La Dama De Rojo

CAPITULO DOS


Elena siempre se destacó por su gran responsabilidad y dedicación al trabajo, cada reportaje suyo tenía cierto encanto que lo hacía único. Por eso cuando presentó su proyecto sobre "La Dama De Rojo" su editor jefe aceptó aquello sin dudarlo. 
Conocia a Elena y bien podía esperar una gran historia concluida la investigación. Bien que valdría la pena dicha inversión. 
Por su lado, Elena estaba muy entusiasmada con su nuevo proyecto, por eso al llegar a la ciudad en cuestión empezó su trabajo sin tardar un instante. 
Los lugareños relataban lo que los adultos y ancianos decían, la gente la recibió bastante bien en general y se mostraron muy amables a la hora de las entrevistas.
Los más jóvenes eran los incrédulos y reconocían que no traspasaban la barrera para ir a investigar en las calles de la misteriosa ciudad antigua debido a la estricta vigilancia y a las elevadas multas que se cobraban.
Los adultos y ancianos mostraban sus recelos hacía ese lugar y varias mujeres mayores que eran madres o hermanas de los jóvenes desaparecidos se mostraron muy afectadas al relatar aquella historia una vez más. 
Ya en la habitación del hotel donde se hospedaba, Elena se sentía vibrar con el material que ya poseía. Y eso que era recién el primer día.
A la mañana siguiente fue a la biblioteca central para leer algunos artículos publicados en diarios de esa época. Elena anotaba todo lo que consideraba importante, luego buscó información en cuentos y leyendas sobre La Dama De Rojo.
Cuando salió de la biblioteca eran más de las cinco de la tarde y sus tripas rugían de hambre. Aquello era algo habitual en ella, solía olvidarse de comer cuando el trabajo estaba en su etapa más interesante. 
Sentada en una confitería devoraba lo que le sirvieron mientras repasaba el material seleccionado. En aquellos momentos para ella nadie tenía importancia, solo esa magnífica historia y su misterio que lograría desentrañar. 
Cuando hubo acabado colocó todo en su bolso y salió del lugar, fuera el atardecer llegaba a su fin y la noche empezaba a nacer. El viento era suave y las estrellas brillaban en el firmamento. El cantar de los grillos se oía por doquier. 
Pero Elena tenía su cabeza invadida por lo que había ido descubriendo esos dos días. Sus pensamientos estaban sumergidos en lo que había estado leyendo. Aquella historia comenzaba a resultarle interesante en serio; la famosa Dama De Rojo había sido una muchacha bella y muy querida por los habitantes de la antigua ciudad de esa época. Tenía muchos pretendientes pero su corazón pertenecía a uno solo, aquel que se adueñó de su juvenil amor resultó ser el causante de la tragedia que desencadenó aquella increíble leyenda.




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