La Dama & otros relatos 2

Capitulo 8: Agonía...

Mire a mis amigas están en un estado tan lamentable, Elena no dejaba de mecerse en sí misma y  con sus manos aun sobre sus oídos y aclamando a los cielos la ayuda de los santos, mientras Leonor temblaba y no cesaba de llorar, tanto así que sus bellos ojos  están tan enrojecidos, yo trataba de ocultar mi nerviosismo, aún estaba escuchando a Leonor que me dijo- No ¡Iris!, ¡ESO NO FUE EL VIENTO!, y va contestar cuando de pronto la ventana de la habitación  se abrió de par en par, dejando que el aire fresco de la noche se colará a la habitación; las chicas al escuchar el ruido pegaron un grito.

- ¡Es solo el viento!, se los aseguro - dije corriendo hacia la ventana para cerrarla de nuevo, tomé ambas pestañas y entonces…a lo lejos pude ver la presencia fantasmal que vagaba por la calle y se aleja en la profundidad del bosque que estaba cerca de mi casa, la dueña de ese lamento había dejado a mis amigas una crisis nerviosa.

- ¡Iris! - dijo Elena, que había recuperado un poco de serenidad - Acaso fue la Dama a la que escuchamos...

- ¡No, no fue ella!, este espectro que hemos escuchado puede ser la LLORONA, pero ya les dije: ¡Fue el silbido del viento!, la llorona es una leyenda...

-Ustedes tienen muchas leyendas que yo desconozco- dijo Leonor...

- Ya más tranquilas, ¿verdad? - les pregunté, al notar que poco a poco se había repuesto.

- Yo había leído de la llorona, pero nunca pensé que me tocará escucharla...- comentó Elena- juro chicas que ahora tendrán más respeto por estos cuentos de los abuelos.

- Pues si ya no tienen temor, les contaré su historia...- ambas chicas me miraron algo angustiadas, pero ahora estaban con el deseo de saber de quién había sido ese grito desgarrador que las tres habíamos escuchados unos minutos atrás...

-   Esta bien, pero....

-  Les aseguro que la historia no es tan terrorífica como piensan, es más puedo decir que es una triste historia de agonía.

- Okey, está bien cuéntanos...

- Cuenta los abuelos, que en la época de la Nueva España, cuando México apenas comenzaba a forjarse como una patria, existió una hermosa mujer mestiza (es decir hija de un español con una indígena), quienes habitaba en la ciudad de Guanajuato, la mujer se llamaba María Luisa, su belleza hechizaba a todos los pobladores de la ciudad, pero ella no aceptaba a nadie en matrimonio, hasta que conoció a Don Gonzalo, un acaudalado terrateniente de origen Español, que al mirarla quedo enamorado inmediatamente de ella por la cual la convirtió en su esposa. La pareja vivía felizmente en la hacienda de Don Gonzalo, pasaron una década ya tenía tres hijos, pero entonces los negocios de Don Gonzalo, comenzaron sufrir pérdidas, por lo que tenía que viajar continuamente a la capital, por lo que dejaba a su esposa e hijos solos por largas temporadas, Doña María Luisa, al principio entendía la situación y apoyaba a su esposo, pero los viajes eran cada vez más continuos. un día le llegó correspondencia a Don Gonzalo desde España, doña María Luisa pensando que era algo importante, abrió la correspondencia de su esposo...pero entonces...las noticias que en ella leyó fueron una desafortunada verdad que ella desconocía.

- ¿y que verdad?, era esa- me interrumpió Leonor

- Tristemente...Don Gonzalo, había engañado a doña María Luisa, ya que él estaba casado con otra mujer en España, en la carta le notificaban que su esposa llegaría al puerto de Veracruz muy pronto...Ella lloró toda la noche estaba en una agonía de amor, la persona a quien le había dado toda su confianza, se aprovechó de su estatus social, ella en una arrebato de desesperación y locura, pensó en vengarse de su marido...a la mañana siguiente tomó a sus hijos y se dirigió rumbo al río... subió a una barca que está ahí a las orillas, y se adentró a las aguas profundas, cuando estaba en medio del río, ordeno a su hijo mayor sumergirse en el agua, el niño obedeció a su mamá,  luego al segundo y por ultimo al más pequeño, cuando vio que sus hijos ya estaban sin vida, ella también se arrojó a las profundidades del río, pero la corriente la arrastro nuevamente a las orillas. entonces don Gonzalo volvió de su viaje y al no encontrar a doña María Luisa y a sus hijos, la busco por todos los rincones de la hacienda, hasta que un pescador le informo que sus hijos yacían muertos en la orilla del río, Don Gonzalo se llenó de tristeza. cuando doña María Luisa despertó se dio cuenta de su terrible hecho, y enloqueció de dolor, entonces comenzó a vagar por la orilla del río buscando a sus hijos, así pasaron los días y los años, murió de tristeza y de remordimiento por haber asesinado a sus hijos, por eso su alma en pena vaga en este mundo gritando su angustia y dolor con ese lamento conocido "¡Ay, mis hijos!"

- ¡Que triste! - dijo Elena, aun secándose las lágrimas de sus ojos.

- ¡y lamentable!, mira que matar a sus hijos por venganza- comentó Leonor

- así es...- dije levantado me lentamente de la cama- me dirigí nuevamente a la ventana, la dueña del lamento que habíamos escuchados mis amigas y yo se disfrazaba con el silbido del viento y las primeras gotas de lluvias que caían intensamente por el tejado.

- Ahora, que haremos chicas, van a contar lo que nos pasó hoy- pregunto Elena

- No, creo que debemos guardar silencio, de hecho, nadie nos va a creer- dijo Leonor



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En el texto hay: encuentros con seres misteriosos

Editado: 01.11.2020

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