La Dama & otros Relatos 3

Capitulo 12: Esto es lo que soy...

(5 Años más tarde)

La alarma del despertador sonó, todo lo que me había pasado en la casa de abuela había quedado como un recuerdo de un sueño. Hoy despediremos a la abuela a sus 88 años, mi hermana me había hablado de madrugada para informarme que ya la abuela había pasado como ella siempre decía a segundo plano, 1 año después de haber vivido y descubierto que soy una de las elegidas para continuar el legado familiar, ella simplemente dejo ser la abuela, para convertirse en la niña de mi tía, los doctores afirmaron demencia senil, fue el diagnóstico final, pero todos en la familia sabíamos que ya la abuela estaba jubilada y lo que le sucedía era por los años de servicio como “Healer” o Sanadora, ese ultimo año de que su mente se perdiera totalmente aun conserva su viveza, ella llego a la casa, ya que yo me encontraba recuperándome de la terrible tragedia que habíamos sufrido en el viaje escolar, debido que el autobús se había salido del camino. Aun no puedo explicarme como le hice para salir de ahí casi tan solo con golpes y raspaduras, pero nada de consecuencia fatal, como otros compañeros, solo recuerdo que:

-¡Chicos y chicas!, regresamos a las 5 p.m., así que recojan sus cosas y no olviden nada- dijo el maestro a cargo de nuestro grupo.

-¡Iris! Tienes que venir conmigo- Exigió Elena

-¡No!, ahora le toca compartir asiento conmigo- remedo Leonor.

-Okey, ok, no se pelee, nos vamos hacia atrás ahí hay espacio suficiente.

-¡Ajá!, solo que estará Diego y su pandilla también

-Bueno, es que tampoco me puedo dividir

-Creo que es la solución, solo que tenemos subir primero para poder ganarles a los chicos.

-¡Ok!, entendido capitana- y ambas se burlaron con muecas como si fuera una orden de un militar.

 

El autobús llegó, tratamos de entrar lo más pronto posible para ganar el asiento trasero del autobús, realmente había sido un viaje agradable e inolvidable, en recorrido habíamos visitamos 2 museos, y balneario y una cueva subterránea y por su puesto visitamos el mar, a lo que me recuerda que las gemelas Romelia y Rosmery, era muy llenitas (por no decir mega obesas), así que todos la tomábamos como anclas para que las olas del mar no nos arrastra, así que las pobres terminaron agotadas.

Cuando visitamos la cueva subterránea, los chicos nos jugaban bromas pesadas, pero como dicen por ahí el Karma existe, y lo comprobamos cuando Arturo les jalo las trenzas a María de los Ángeles, al salir huyendo, nadie le aviso que en una parte de la cueva existía como una especie de zona resbaladiza, así que cayó tan aparatosamente de espalda, dejándole dolorida la zona de las posaderas, por lo que no se pudo sentar.

Logramos entrar antes que los chicos y nos apoderamos del codiciado asiento trasero del autobús. Todos jugamos en el autobús, otros leían alguna revista otros simplemente aprovechaban para dormir, otros simplemente cantamos canciones famosas, tratando de adivinar quién la canta, mientras que los maestros iban al frente. Pasando una curva por el Kilometro 33, un neumático estallo ¡Bam!, fue lo que se escuchó, el conductor trato de controlar el pesado vehículo, pero la carretera estaba resbaladiza debido a que unas horas atrás había caído un chaparrón, saliendo de la curva, un camión de carga pesada venia de frente, así que el conductor trato de frenar, pero el vehículo estaba fuera de control por lo que comenzó a dar vuelta, algunos nos sujetábamos a las barandas de las sillas, otros gritaban y lloraban ¡VAMOS A MORIR!, Elena y Leonor se aferraron a mí. El pesado vehículo seguía dando vuelta hasta que un árbol detuvo nuestra caída al precipicio.

 

-¡Todos esta bien!- menciono uno de los profesores que lograrse ponerse de pie, ya que el vehículo había quedado de lado, algunos cristales estallaron provocando que la mayoría de nosotros cortes.

 

-¡Traten de salir!- dijo otro profesor, porque esto puede estallar.

 

Me quise mover, pero imposible elena estaba sobre mí desmayada y Leonor se encontraba llorando ya que unos de sus brazos esta atrapado y al parecer estaba roto. El chofer del vehículo estaba atrapado entre los metales del mismo, agonizando, uno de lo maestro lo quiso ayudar, pero entonces yo grité

 

-¡No profesor, él ya está muerto! – lo dije porque yo podía ver el espíritu de aquel hombre salir de su cuerpo, el maestro no me creyó por lo que acerco su mano para tomar el pulso, que ya se encontraba ausente.

 

Otros compañeros lograron salir, a parte del chofer dos chicos más estaban atrapados entre ellos Miguel, que igual de la misma manera que había visto salir el alma del chofer, yo veía dos migueles, uno estaba en forma suspendida. Trate de levantar a Elena para ir a socorrer a Leonor.

 

-¡ELENA, ELENA, ELENA!- hasta mi tercer grito despertó

-¡Que pasó!- dijo aún aturdida por lo sucedido

-¡Ayúdame!, necesitamos ayudar a Leonor

-¡Como!

-Mira sujeta a Leonor- dije tratando de no mover mucho su brazo roto, me moví y jalé una de las mochilas, traté de buscar algo que me ayudará inmovilizarle el brazo, esto servirá tomando una pasta de libretas, las doble tratando de hacerla lo más duro que pudiera como si fueran maderas, luego rasgué una manga de mi camiseta, esto me servirá como venda. – Toma, muerde esto- dije- Leonor, dándole una manzana que llevaba conmigo – esto te dolerá, pero es necesario, pero confías en mí, estarás bien – Ella afirmo con la cabeza.




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