Manuel después de partir de casa, con el sentimiento de tranquilidad que tenía después de aceptar el apoyo de su esposa para poder salir adelante, viajo a su trabajo y después de 35 minutos llego aun con un poco de tiempo para ir por un café al comedor de la empresa y llegar a su puesto de trabajo a tiempo; claro estaba que lo que menos quería en estos momentos era molestar a su jefe, como primer punto no quería arriesgar su puesto dentro de la empresa y segundo quería reacomodar su horario para que Cathia pudiera trabajar sin preocuparse de los niños, así como ella hacia muchos sacrificios por él y su familia.
Ya instalado en su oficina, empezó a revisar los papeles que tenía asignados de cada uno de los clientes, no había pasado más de una hora realizando su trabajo cuando uno de sus compañeros, y amigo desde la preparatoria, llego para ver que tal llevaba el asunto de que trabajara su esposa; se escucharon unos golpes en el cristal junto a la puerta; ya que esta se mantenía abierta por una supervisión que hacia la asistente de él CEO de la compañía y también estipulaba el reglamento de la empresa, que mientras no se estuvieran tratando asuntos directamente con el cliente la oficina se mantendría abierta para tener constantes supervisiones.
-Adelante.- dijo Manuel aun con la mirada en el monitor de su computadora y múltiples carpetas esparcidas por su escritorio.
-¿Qué tal estas Manu?- Pregunto Jack adentrándose en la pequeña oficina asignada a los empleados como ellos.
-¿Cómo quieres que este? Ya no puedo hacer nada, ya hable con ella y estaba emocionada como si en vez de buscar trabajo pareciera que le di noticias de vacaciones.- comento Manuel aturdido con la carga de trabajo más la carga emocional que tenía al pensar lo agradecido que debía de estar por el apoyo de su esposa, y no que realmente lo que sentía era recelo al saber que saldría de casa por largas horas.
-Pero… no se supone que eso sería bueno.- dijo su amigo dudando de él porqué de la reacción de Manuel, si según lo que contaba, Cathia estaba feliz.
-Si… pero… uf… no sé qué sentir al respecto, se supone que yo tendría que cuidar y proteger a mi familia como el hombre que soy y en realidad solo los mantengo con lo justo y tengo que aceptar ayuda de mi propia esposa para salir adelante; eso solo me hace pensar que no soy suficiente para ella y no quiero que piense que no tomo la decisión correcta al estar conmigo.
Manuel tenía en su mente una lucha de alegría y pesadumbre, por un lado estaba tranquilo al saber que no se mataría en el trabajo para saldar las deudas, pero por otro lado el orgullo lo mataba por el saber que había aceptado ayuda de la persona a la que tenía que cuidar, proteger y darle lo mejor a ella y no al revés; el verla feliz lo tranquilizo al momento pero mientras más pasaban los minutos volvía el remordimiento, la culpa y claro también los celos de saber a la mujer de su vida conviviendo con desconocidos.
-Tranquilo ya hermano, sabes que Cathia te ama, y es muy lógico que se alegrara porque podrán quitarse una carga de encima con su trabajo y tal vez con un poco de tiempo y esfuerzo si le puedas dar esas vacaciones que se merece.- Jack quería subirle el ánimo a su amigo para que pudiera disfrutar de los beneficios que tendrían por esta nueva etapa, pero también entendía ese sentimiento de culpa por el bienestar de sus seres queridos; ya que él había pasado por una separación por una situación similar, pero a diferencia de Cathia y Manuel su ahora ex esposa tenía problemas con las compras compulsivas, y la bancarrota de su antigua empresa de Jack, la hicieron decidir divorciarse porque a ella lo que más le atraía de Jack era su dinero.
-Yo sé que me ama, lo demostró con su insistencia de querer trabajar para ayudarme con los gastos de la casa y hoy al verla feliz por la noticia, me lleno el alma de saber que para ella es gusto hacer sacrificios por este pobre diablo.- dijo Manuel con un asomo de sonrisa pero melancolía en sus palabras al sentir de nuevo esos sentimientos que le causa su esposa con cada acción.
- ¡Ya ves¡ ese tipo de mujeres no las encuentras en cualquier lugar, y ella sabe todo lo que haces por ella y los niños y justo por eso le es un gusto ayudarte, es su forma de retribuirte todo lo que haces.
Manuel soltó una pequeña risa, sabía que su amigo tenía razón, Cathia era única y también sabía que lo amaba y que le demostraba su amor de muchas formas diferentes; ella era más expresiva y las lindas palabras nunca faltaban a la mañana y antes de dormir, mientras de su parte la forma de expresar sus sentimientos era con detalles, como chocolates un día a la semana o ese café listo en la cocina mientras ella preparaba los almuerzos y ni hablar de los minutos extras de sueño en las mañanas, que eso era lo que ella más disfrutaba, aunque todo lo valoraba como si fueran cartas de amor escritas a mano.
-Bien, esperemos que las cosas sigan avanzando para un mejor futuro; no sabes lo feliz que sería de poder darles esas vacaciones que se merecen y solo se quedan el sueños.- Manuel más tranquilo aceptaba el hecho que ahora la economía de la casa dependería de él y su esposa, pero ese sentimiento de impotencia por querer brindarle él lo que ellos deseaban no se iría si él no lo cumplía.
-Qué bien! Ahora es momento de organizarse para que la casa no se derrumbe sin Cathia, porque tu solo a cargo eres un caos!!.- Jack empezó a bromear para que Manuel pudiera seguir con un mejor ánimo su día o sabía que si no lo hacía sería capaz de llegar a casa y decirle a su esposa que se retractaba de su decisión.
#22686 en Novela romántica
#3873 en Chick lit
lucha por amor, futuro incierto, familia celos matrimonio sentimientos
Editado: 18.10.2021