La desaparición de Takill Killaq

Capítulo 3: Manipulación

Temerosa por lo que pueda pasar con Freddy, decido esperarlo en su casa, convenciendo a sus padres de que solo vengo a devolver la bicicleta que me prestó hace mucho tiempo.

—Hola, señora Smith, ¿podría hablar un momento con Freddy? Solo quiero devolverle la bicicleta que me prestó la semana pasada —le digo con una sonrisa nerviosa.

—Claro, Jona, pasa adelante. Freddy está en su habitación, puedes esperarlo ahí —responde amablemente su madre.

Mientras aguardo en la sala, el cansancio y la preocupación me vencen, y termino quedándome dormida en el sofá. Una vez más, las aterradoras premoniciones se manifiestan en mis sueños. La luz en el cielo, mientras Takill Killaq era devorado por el mar.

—¡Jona, despierta! —escucho la voz de Freddy, que me saca abruptamente del sueño.

Al abrir los ojos, me alivia ver que está bien. Rápidamente lo convenzo de ir a conversar a otro lugar, lejos de oídos indiscretos.

—Freddy, necesito hablar contigo. ¿Podemos salir un momento? —le pregunto, tratando de mantener la calma.

—Claro, Jona, vamos al jardín, allí estaremos más tranquilos —responde él, con una expresión confundida en su rostro.

Una vez en el jardín, aprovecho para abordar el tema que me atormenta.

—Freddy, ¿Qué pasó con la mujer misteriosa que llegó al pueblo hace poco? ¿Averiguaste algo?—le pregunto, observando su reacción con atención.

—¿Te refieres a la señora Johnson? —responde él, frunciendo el ceño—. Solo sé que ella lleva meses aquí supervisando la construcción de la escuela. ¿A eso te refieres?

—Pero, ¿qué estás diciendo? —contesto alzando la voz— Ella apenas lleva unas semanas aquí Freddy. Lo conversamos ayer. ¿Acaso lo olvidaste?

Mientras más le interrogaba, mis temores se confirmaban al oir sus respuestas. Freddy parece haber olvidado por completo los eventos recientes, como si hubiera sufrido un lavado de cerebro.

—No importa, olvídalo —digo, tratando de contener mi ansiedad mientras me levanto para irme.

—Espera, Jona, hay algo más que necesitas saber —dice Freddy, tratando de detenerme.

Pero el miedo me embarga y decido huir a mi casa casi llorando, ignorando sus intentos por decirme algo más.

Buscando apoyo, converso con mi madre.

—Mamá, estoy realmente preocupada. La señora Johnson y la nueva escuela... algo no está bien —le confieso, buscando consuelo en sus palabras—. Todos me dicen que ella lleva tiempo aquí, pero no es cierto —mis ojos empiezan a lagrimear—. Es mentira mamá, ella oculta algo.

—Te entiendo cariño. También me preocupa —su respuesta me dejó impactada—. Te confieso que mi recuerdo más antiguo de ella es cuando se presentó hace unas semanas, pero todo el pueblo insiste en que lleva meses aquí. Es extraño, muy extraño —dice mi madre, con una mirada preocupada en sus ojos—. Asumí que tenía problemas de memoria, pero ahora que te escucho sé que no soy yo el problema.

Cuando le cuento mis experiencias, esta vez no las toma a broma.

—Jona, voy a obtener más información sobre esta situación. Tengo una citación para un nuevo puesto de trabajo en la escuela mañana.

—¿La escuela ya está terminada? —pregunté totalmente asustada.

—Así parece. Escúchame,iré con tu padre y te prometo que averiguaré todo lo que pueda —me asegura, con determinación en su voz.

—Gracias, mamá. Necesitamos descubrir la verdad —respondo, sintiendo un destello de esperanza en medio de la confusión.

Consciente de que los tiempos de la construcción de la escuela no encajan, decido ir a investigar por mí misma. Así que cuando mis padres van a la citación, aprovecho la oportunidad para ir a averiguar.

Al llegar a la nueva escuela, me encuentro con una escena impactante. La edificación está terminada, a pesar de que hace poco tiempo no estaba allí. Al ver a un vendedor cercano, me acerco para obtener respuestas.

—Disculpe, señor, ¿podría decirme cuándo se construyó esta escuela? —le pregunto, tratando de controlar mi nerviosismo.

—Esta escuela fue construida hace más de un año, señorita —me responde el vendedor, sin darse cuenta del torbellino de pensamientos que me asalta—. Ya lleva funcionando un buen tiempo.




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