Caminamos por el rio durante una hora mas, mis piernas lloraban al igual que mis pies pero seguí caminando. Cuando la corriente aminoro y era solo un riachuelo salimos, caminamos un poco mas y entramos a la carretera, una camioneta nos esperaba, bajaron cuatro hombres sonrientes y saludaron a Damian.
— Ella es Isabel, Isabel ellos son miembros de la manada.
— Ya le contaste todo?-- Un chico rubio me miro de arriba abajo con claro desinteres, por supuesto no era una belleza y tampoco un cuerpo de revista, tenia una cara promedio que si maquillaba podía verme preciosa pero estaba sudorosa, cansada y con frio. Por lo que mi cara no fue amigable, hice una mueca y sali del rio, las piedras se clavaban en mis pies descalzos pero trate de ignorarlo. Sin responder, Damian me indico la camioneta y subimos, mantuve mi mirada en el piso, escuchaba voces pero no les prestaba atención, estaba demasiado agotada.
— Callate. Erick y llevanos a casa— Damian le habia gritado al chico rubio del asiento delantero, se dio la vuelta en silencio y no hablo más. Fue entonces cuando Damian me miró y pareció darse cuenta que temblaba como loca— Ven, acércate
Me jalo un poco y sentí su calor, me sentía un poco incomoda pero poco a poco me relaje entre sus brazos.
— No te alejes, vuelve a mi. Necesito que vuelvas, por favor. Te he esperado milenios, por favor…— No sentía mi cuerpo, solo podía ver el hermoso jardín frente a mi. Un hombre estaba arrodillado frente a una virgen de piedra, me daba la espalda por lo que podía ver el movimiento de sus hombros, lo escuche sollozar con tanta desesperación que senti una punzada en mi pecho— Te espere mucho, no me importa nada. Solo… vuelve a mi…
— Despierta, bonita— Abrí los ojos en medio de una hermosa biblioteca, arrodillado frente a mi estaba Tim, mirándome con una mueca de preocupación— ¿Estás bien, porque lloras?
Y en efecto, no podia contener mis sollozos. Ese momento en mis sueños habia sido demasiado vivido, sentia una presion estrujar mi corazon. Queria volver, acercarme a ese hombre con el corazon roto y abrazarlo, consolarlo. De alguna manera sabia que podría llevarle calidez. Unos suaves brazos me rodearon y su calor me inundó, la inquietud se desvanecia poco a poco, hasta que al final me logre detener, un poco avergonzada levante la mirada y habia 5 personas a mi alrededor incluyendo al chico de ojos azules.
— Lo siento mucho, es solo que…— Estaba a punto de compartir mi sueño, estaba aun un poco aturdida pero decidi que habia cosas que era mejor guardar para mí, me separe del abrazo y me levante— Puedo usar tu baño, por favor?
Sin decir nada mas espere hasta que Tim se levanto, tomo mi mano y me condujo fuera de ahi, las personas nisiquiera habian hecho el intento de presentarse pero yo me sentía cansada, mi cuerpo dolia y solo queria un baño, me eche agua fria en la cara y saque todos los mocos de mi interior. Un poco mas tranquila solte un suspiro, no tenia mas opción que regresar. Las horas pasadas habian sido una locura pero totalmente ciertas, aun habia uno que otro detalle que no creia totalmente pero tendria que averiguar mas cosas, nunca habia estado tan a la deriva como en ese momento, estaba perdida.
El dulce aroma del pan recien horneado envolvia la cocina donde me encontraba, llevaba una semana en la hermosa casona a la que me habia traido Damian, el cual venia a verme todos los dias a la misma hora. Hoy esperaba su visita con el pan en el horno, le encantaba cuando aun estaba caliente y ponia un poco de jamon encima, habiamos adoptado una rutina agradable, el venia a verme y nos sentebamos a conversar por un par de horas, coqueteabamos un poco y después se iba.
Estaba un poco enamorada de el y sus dulces sonrisas, me miraba con ternura y afecto, siempre me traia flores, yo las ponia en medio de la mesa para poder verlas a toda hora.
Siempre que pensaba en el una sonrisa tonta rompia mis labios y me encontraba suspirando.
— Hola, belleza— Su voz grave acelero mi corazon y cuando lo mire me quede sin aliento, llevaba una playera de algodon y unos pantalones negros, era hermoso. Todo el, no solo su fisico, su caracter agradable me mantenia cautivada, podiamos hablar durante horas y yo siempre queria mas, jamas era suficiente de el. Entro a la cocina a pasos lentos mientras me miraba de arriba a abajo— Hoy estas espectacular-
Solte una carcajada, yo sabia que no era cierto, estaba con harina en las manos y la ropa, mi cabello estaba en un moño y mis mejillas completamente rojas por el calor del horno y... por el.
— Eres un mentiroso muy malo, sientate.
Saque el pan del horno y lo rebane, vi como colocaba las rosas en la mesa. Nunca me gustaron las rosas pero no tenia el corazon para decirselo. Nos sentamos a comer hasta que rompi el silencio
— Oye… me encanta estar aqui pero… tengo que regresar a mi vida, a mi familia.
Pude ver un chispazo de panico en sus ojos y me tomo de las manos
— Entonces no quieres quedarte aqui? Se que te aburres pero puedo venir mas o salir a conocer a la manada, se que aun no te presento a nadie porque pense que era muy pronto. Obviamente fui un estupido, tu…
Su discurso fue rapido y tormentoso, se le veia claramente alterado, lo que no hizo sino retorcer mi corazon de ternura, levante una mano para tocar su mejilla y lo mire a los ojos.
— Me gusta este lugar, es muy pacifico. Realmente esta muy cerca de ser el lugar perfecto pero… tengo una vida a la que regresar y tu lo sabes
Tomo mi mano de su mejilla y sin despegar sus ojos de los mios la acerco a sus labios, deposito un beso en mis nudillos y una sonrisa dulce curvo sus labios
— Quedate, por favor. Quedate conmigo.
Cada dia que pasaba el entraba un poco mas en mi corazon, no era solo agradecimiento por salvarme, definitivamente me estaba enamorando.
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Editado: 09.11.2022