La desesperación del Alfa.

CAPITULO 13

 

Caminamos un poco y subimos a un auto con apariencia costosa, Nicholas abrio la puerta con un porte caballeroso y subio a mi lado.

Me mantuve en silencio hasta que recorde mis cosas y gire a ver a mi acompañante pero, antes de que pudiera decir algo Nicholas se giro hacia mi.

— Tu mochila esta en el maletero del auto y recuperamos algunas cosas del rio.

Sin decir mas se giro y comenzo a hablar por el telefono. Escuche atenta esperando oir algo sobre mi pero solo hablo sobre documentos por firmar y acciones, al parecer mi nuevo amigo era un hombre de negocios, lo que explicaba el traje.

Nos sentamos sin hablar hasta que el sueño me vencio, era sorprendente puesto que yo no dormia en cualquier parte, ni siquiera en los autobuses pero junto a él tenia una hilarante sensacion de seguridad. 

Definitivamente yo era el sueño humedo de un psicologo.

Dormi sin sueños, al menos ninguno que recuerde.

 

Nicholas

Verla a mi lado hizo que por primera vez en toda mi existencia sintiera paz, hacia poco que habia caido dormida por lo que me permiti estudiarla, estaba despeinada y los rizos alborotados rodeaban su hermoso rostro, era tan diferente a mi. Yo era duro, delgado y agil, ella por otro lado era toda suavidad, curvas y algunos michelines. Y me maraville encontrándola no por primera vez, encantadora. 

No era la mujer que yo hubiera volteado a ver entre la multitud porque no tenia el aire que solia atraerme, me habia paseado con algunas modelos y definitivamente la mujer a mi lado estaba tan lejos de serlo que una sonrisa curvo mis labios, sin evitarlo recorde las palabras de mi padre:-- No sabras jamas lo que te golpeo, tu madre era justo lo que queria y deseaba fisicamente, pero a ti tal vez no te pase lo mismo. Tu nunca conseguiras lo que quieres, la mujer que sea tu compañera sera tu calvario. Sera todo lo contrario a lo que buscas y cuando la tengas, tu vida sera aun mas miserable que si no la hubieras conocido y sabes porque? Porque no te mereces otra cosa… Tu y tu madre fueron mi perdicion.

 

Los recuerdos ya no me lastimaban, eran solo eso, recuerdos, vestigios de una vida pasada pero servian para recordarme una cosa, las compañeras no estaban programadas para amar, sentian una fuerte conexion pero como les sucedio a mis padres, si ellas decidieran cerrar su corazon nada podría cambiarlo. Solo esperaba no haber llegado demasiado tarde a la mia.

Porque ya había  cumplido mi cuota de dolor.

 

Al llegar al aeropuerto, el sol ya había descendido así que me acerque suavemente para despertarla. 

— Ya llegamos, debemos bajar.

Sus ojos se abrieron y por un breve momento solo nos miramos, detenidos en el tiempo hasta que parpadeo, rompiendo el hechizo.

— Donde estamos?-- Su voz ronca me agito, una oleada de deseo se acumulo en mi pecho y tuve que moverme en el asiento para liberar un poco de presión en ciertas partes de mi anatomía.

— Baja, tenemos que tomar un vuelo— Sin decir mas descendí del auto y ella se movio rapido, me miro por encima del techo y me encanto que fuera alta.

— Disculpa?-- Estaba sorprendida pero me di cuenta que se preparaba para gritarme, Santa Luna, esta mujer era increíble. Contuve una sonrisa y camine rápidamente al avión, si quería gritarme lo podría hacer pero seria en nuestra alcoba, donde yo gustoso recibiría toda esa pasión. Escuche un suspiro y poco después estaba caminando unos pasos tras de mi, aminore mi velocidad y le ofrecí el brazo, después de todo era mi compañera y ella caminaba a mi lado.

— Encontraras muy confortable mi avión, se ha preparado una suite para que descanses.

Sentí su sorpresa pero no dijo nada, a veces su silencio era aterrador.

Le di el paso y subi tras ella las escaleras, no pude evitar mirar su lindo trasero como un maldito pervertido y me odiaba por eso pero al mismo tiempo me hizo aun mas consiente de su cuerpo. Ella no era una de las modelos con las que había salido, sin duda pero, ella era perfecta.

 

Entramos y el lujoso interior nos recibio, pocas veces paraba a admirar las cosas a mi alrededor pero me detuve por un momento, sin duda alguna para ella seria un tanto impresionante ver esta fastuosidad pero después de que lo comprara mi padre nuca habia sentido la necesidad de cambiar la decoracion, hasta ahora. Los colores dorados y rojos como el escudo de la familia cubrian cada rincon, junto con una abalancha de encajes y ribetes.

--Acompañame, por favor— La tome de la mano y camine con ella a la habitacion, sin duda esta era diferente. Era el unico lugar, a parte de mi habitacion y la oficina en el castillo que habia cambiado a mi gusto. Aun conservaba los tonos rojos pero estos eran mas oscuros, y completamente alejado al tono chillón de los asientos.

Suspirando, la solte. Me dirigi al pequeño armario y guarde la chaqueta. Armandome de valor la mire.

Absolutamente adorable, no habia otra forma de decirlo. Era claro que estaba aterrada pero eso era solo por su aroma, no habia rastro de miedo en su porte ni en su regia mirada, la cual por cierto me sostenia impasible como una reina.

— Sé que tienes muchas preguntas, realmente lo se. Y probablemente la mitad de ellas quieras gritarmelas pero preferiria, si no te molesta esperar a mañana. Por ahora lo unico que quiero que hagamos es meternos a la cama.

Alcance a detectar una pequeña semilla de sospecha en sus ojos y definitivamente no estaba equivocada, habia elegido cuidadosamente mis palabras. Levante las cejas inquisitivamente indicandole que esperaba un respuesta y la vi pasar saliva y lamerse los labios. 

— Me parece bien— Frunci el ceño un poco, esta no era mi chica.

Estaba demasiado tranquila y fui ahi cuando una sonrisa se me escapo— Sabes que estamos muy lejos del suelo como para saltar, verdad?




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