La desesperación del Alfa.

CAPITULO 24

 

Miro al balcon y camino recto a él, probablemente Nic piensa que voy a tomar aire y si, me quedo un momento sintiendo el viento revolver mi cabello. Siento mi piel erizarse por el frio y un escalofrio me recorre. Suspiro y bajo la mirada a la piscina, a unos veinte pisos. Al entrar casi la noche, se encontraba vacia, solo estaba la luz que otorgaba una imagen romántica y etérea.

Buen momento, decidí. Y así, sin más, me arroje al vacío.

Cerre los ojos y creo escuchar un grito justo antes de tocar el suelo, sabia que estaba apartada del agua, por lo que me sorprendi cuando la toque, el golpe en mi espalda me sorprendio tanto que abri los ojos y la boca, tragando. Y para mi costernacion, no toque el fondo, una fuerza me envolvió permitiéndome respirar y luego ésta misma, me empujo a la superficie, mientras Nic se arrojaba junto a mi.

Mire a mi alrededor con un poco de miedo, eramos los únicos en el lugar.

“¿Estas bien?” Nic frotaba mis brazos para que entrara en calor mientras me refregaba contra su pecho.

“Alguien… algo me saco del agua” Balbuceaba mientras castañeaba los dientes.

“Si, fui yo”

“No, no entiendes… Yo estaba lejos del agua, no debi de caer… No estoy loca” Nic no me miraba y molesta tome su rostro entre mis manos. “Escuchame, algo me saco del agua, me envolvió y luego me empujo”

Nic me miro alarmado y senti que no me creía, asi que me aleje de sus brazos molesta.

“Olvidalo” Queria irme a casa, pero ya no tenia a nadie. Estaba sola.

El control que apenas sostenia estaba apunto de soltarse, sentía como mi pecho se enfriaba y mi mente se nublaba.

Alfar me había quitado la sonrisa de mi madre, no podría besarla nunca mas. Todos mis recuerdos estarían pintados de tragedia, porque ya no había nada para mi. Un fuerte sentimiento se anido en mi corazón.

Él me había quitado todo, y sin poderme contener, me quebré.

Un grito salió tan fuerte de mi pecho que quede aturdida.

Cai de rodillas, sintiendo la bata pesada abrazándome.

 

RESPIRA, TRANQUILIZATE.

Su voz atraviesa la espesa niebla que es mi mente, buscándome. El aroma a madreselva me empuja a través de un par de cortinas y me encuentro en el jardín donde vi llorar a Nicolas. Esta su madre junto a la fuente, siendo hermosa y etérea, la veo exactamente como la primera vez, pero ahora me percato de algo. Hay algo a su alrededor que se siente falso, como si fuera demasiado perfecto para ser verdad. Ella me esta hablando, pero no le presto atención, solo me fijo en el halo dorado que la ilumina, es como un fantasma de algún anime. Levanto mi mano y toco la luz, sintiéndola espesa entre mis dedos.

La tomo con fuerza y se la retiro con fuerza, me miran unos ojos abiertos por la sorpresa. Es otra mujer, una mujer joven y castaña. Ahora caigo en cuenta, fui engañada, se metio en mi cabeza, he estado escuchando a una bruja.

 

Sé que esta tratando de irse, pero me causa gran satisfacción cuando no lo logra. Esta en mi cabeza, y tan rota como me siento, no se me va a escapar.

-¿Qué haces aquí?- La miro ponerse completamente palida y luego parece asfixiarse.

-Dejame ir, no te dire nada.- Me rio, esa pequeña parte salvaje de mi sale, se regocija y toma el control. La tomo por el cabello y la arrojo a un pozo oscuro. La miro desde arriba, ambas estamos completamente perplejas por mi control, pero mi sonrisa salvaje no desaparece.

 

“Cariño” Abro los ojos y miro a Nic con manchas de sangre en su camisa. Estoy desnuda y también estoy cubierta de rojo, ambos arrodillados en el piso de un bosque.

“¿Dónde estamos?” Me siento mareada, y no recuerdo nada.




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