Cuando Lucien dejó de sentirse ingrávido, lo primero que experimentó fue que se le erizaba el vello de la nuca; aquella era una sensación que, aparte de desagradable, siempre le advertía de algún peligro inmediato. Sin embargo, como lo primero que vio era fácilmente identificable para él, pues se trataba de un paisaje que le traía pésimos recuerdos debido a que era el lugar de origen y de donde había partido la desgracia para su familia, asumió que se trataba de eso.
Por un momento pensó en la posibilidad de que su aparición repentina hubiese sido vista por alguien, porque el lugar en el que sin duda se hallaba, era en los acantilados de Étretat, y aquel era un lugar muy visitado por los turistas por sus magníficas vistas. No obstante, luego notó algo en lo que no había reparado en primera instancia, y era que, aparte de que no estaban en verano o primavera, que era cuando más afluencia turística había, caía una pertinaz lluvia, y que seguramente era la razón para que aquello estuviese desierto.
Todo lo anterior había pasado por su cabeza a la velocidad acostumbrada, pero cuando la siguiente pregunta de cómo o por qué había llegado allí, comenzaba a formarse, la sensación de peligro se agudizó, y al minuto siguiente se vio atacado y reaccionó como le era habitual, es decir, con una violencia brutal.
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Cuando Lucía, Iván y Radek vieron hacia dónde estaban siendo conducidos, Lucía soltó una groserísima maldición.
Mientras que Iván pensó exactamente igual a como lo estaban haciendo los Saint-Claire, pero, además, concluyó que posiblemente allí Viorica o bien contaba con más adeptos, o era donde se hallaba la fuente de su poder.
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Los primigenios que iban en el grupo de seguimiento, también identificaron con rapidez y precisión el lugar al que se dirigían apenas comenzaron a subir, y como algunos pensaron igual que Radek, decidieron que había que detenerlos.
Yves no sabía exactamente qué pensar, él había estudiado a Viorica como si se tratase de una materia que debía aprobar, así que registraba frenéticamente en su mente para encontrar algo que le diese un indicio de cómo proceder.
Una vez que Iván, Lucía y Radek habían regresado, y luego de que el último expusiese sus teorías ante el consejo, Yves le había contado en detalle todo lo que había averiguado en su ausencia, y era lo que había llevado a Radek a estar seguro de que aquella mujer era una sherjä. Lo que preocupaba a Yves de aquella conclusión, era que, si bien Radek era un vidkaj, y las chicas Saint-Claire, es decir, Aureliè y Sofía eran vidmagys, su poder procedía de la energía positiva, mientras que el de un sherjä, era procedente de la más pura negatividad. No obstante, cuando le había manifestado su preocupación a Radek, éste le aseguró que, aunque no utilizaban los mismos métodos, pues los suyos no se basaban en el daño a nadie como era el de sus contra partes, al menos él, sabía cómo protegerse.
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Editado: 11.02.2023